Fotografía secuencial de luces azules. Imagen: Pexels/Pixabay

Fotografía secuencial de luces azules. Imagen: Pexels/Pixabay

CIENCIA Y CANON

La incompletitud del mundo, en dos capítulos

El escritor y físico, autor de La forma de la multitud (Galaxia Gutenberg), explica la naturaleza de la ciencia, "nunca sujeta ni a fes y ni a costumbres".

8 abril, 2024 01:11

1. El problema de intentar establecer un canon en ciencia es que la ciencia es, en sí, un canon, se cuestiona y jerarquiza continuamente a sí misma por el método de la falsabilidad. Por Karl Popper sabemos que en ciencia nunca se puede estar seguro de que una teoría es totalmente cierta, pero sí de que es falsa.

De ahí su importancia respecto a religiones y saberes populares: no está sujeta a fes ni a costumbres; la ciencia es crítica consigo misma, revolucionaria, nunca se conforma con lo dado. Ocurre desde que los presocráticos comenzaron a fraguar el pensamiento crítico-físico-filosófico.

Podríamos pensar, entonces, que en ciencia existe un canon absoluto; bastaría con rastrear cuáles han sido las teorías más influyentes, los autores y teorías más citadas en artículos especializados. Esto es cierto, pero cuidado, hay matices.

La ciencia es crítica consigo misma, revolucionaria, nunca se conforma con lo dado

Para empezar, el canon en otras disciplinas, pongamos literatura, viene compuesto por libros concretos. En la ciencia, al menos desde hace no pocos años, más que de libros habría que hablar de grandes sistemas teóricos. No hay hoy un libro que reúna una teoría científica al completo, del mismo modo que no hay científicos que en soledad cambien la visión del mundo; se trata de equipos, multitudes trabajando en una dirección.

Por otra parte, en literatura y en arte el canon se formula con obras que hayan influido directamente en la sociedad, no sólo en especialistas. En ciencia, el canon no necesita de esto último. Hay teorías que nada o poco influyen en la sociedad y sin embargo indiscutiblemente formarían parte de un canon, por ejemplo la teoría de cuerdas.

[100 libros imprescindibles para entender al ser humano y el universo]

2.  La ciencia está hecha por humanos, no por alienígenas, y como tal, pertenece al humanismo (la distinción entre humanidades y ciencia, típica de los planes de estudio, es falsa), por lo tanto se halla sujeta a las filias y fobias del sujeto que la enuncia, así como de la sociedad en la que la investigación se halle inmersa.

Hay dos modos de verlo: por un lado, la ciencia es, sobre todo y antes que nada, la lucha contra lo considerado como “sentido común” de su época, investigación acerca de qué hay más allá de las apariencias. La ciencia va en sentido opuesto a lo socialmente aceptado, es crítica y autocrítica.

[José Manuel Sánchez Ron: “Hay libros científicos que son patrimonio de la humanidad”]

Pero por otra parte la ciencia es también deudora de las tendencias dominantes de cada época (religiones, hábitos, prejuicios) y, en definitiva, de quien orienta su observación del mundo hacia unas preguntas determinadas.

A esto Foucault lo llamó la epistemé de una época, y Thomas Kuhn lo dijo en La estructura de las revoluciones científicas. La ideología, la religión o la estética han condicionado y condicionan no sólo la formulación de las hipótesis sino también la aceptación de los resultados.

[Darwin vuelve a Cambridge]

Por ejemplo, el sistemático olvido de la presencia de mujeres en la ciencia (parece imposible establecer hoy un canon sin tener en cuenta la perspectiva de género), o el caso de la fantasiosa existencia de una “ciencia judía” y de una “ciencia aria”, espejo de aquella otra clasificación de “artes degeneradas” y “artes arias”. O la disputa entre darwinistas y creacionistas, obviamente religiosa.

Por no hablar del actual empeño en crear una inteligencia artificial solamente algorítmica, que en última instancia responde a una fe, una religión, ya que no puede existir creación de inteligencia real y compleja si no se tiene en cuenta la parte orgánica de la misma.

Finalmente: sobre la historia del pensamiento planea la disputa determinismo versus procesos abiertosreversibilidad versus irreversibilidad–, que atañe al concepto mismo de tiempo, y que separa al mundo en dos verdaderas –puede que irreconciliables– cosmovisiones. Los cánones en ciencia habitualmente priman la historia de la primera; se echa de menos más presencia de la segunda.

José Manuel Sánchez Ron ante un busto de Charles Darwin en el Museo de Ciencias Naturales. Foto: Sara Fernández

José Manuel Sánchez Ron: “Hay libros científicos que son patrimonio de la humanidad”

Anterior
Candela Peña y Tristán Ulloa en 'El caso Asunta'

Las tres series que no te puedes perder en abril: Asunta vuelve a la pantalla

Siguiente