'Ghost of Yotei'

'Ghost of Yotei'

Homo Ludens

'Ghost of Yotei', un wéstern con katanas en la naturaleza indómita de Hokkaido

Sucker Punch relata una historia de trauma y venganza en el territorio más septentrional de Japón en 1603, con una atención especial puesta en la estética de sus paisajes,

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Cuando en 2020 salió al mercado Ghost of Tsushima, una parte muy ruidosa de los sectores más reaccionarios de las guerras culturales se apropió del juego para enfrentarlo contra el controvertido The Last of Us Part II, que había sido lanzado tan solo un mes antes, ambas obras descuadradas por el caos logístico fruto de la vorágine pandémica.

El juego de Sucker Punch nos ponía en la piel de Jin Sakai, un samurái de la remota isla de Tsushima que en 1274 veía cómo todo su contingente era arrasado por la brutalidad de los mongoles y renunciaba a su código de honor para convertirse en un proto shinobi.

Por eso, cuando el estudio de Seattle anunció que la secuela iba a dar un salto de 300 años, abandonando la historia de Jin para darle el protagonismo a una mujer, la reacción de esos mismos sectores ultramontanos fue virulenta. Todo terminó de enquistarse cuando se conoció que la actriz elegida para el papel de Atsu, Erika Ishii, estaba muy comprometida con causas progresistas.

Más allá de todo este ruido, ¿consigue Ghost of Yotei trascender su manido punto de partida?

Atsu vive a finales del siglo XVI en las llanuras de Ezo (el antiguo nombre de Hokkaido) junto a su familia, en un ambiente de plácida armonía. Una noche, los Seis de Yotei, comandados por Lord Saito, acuden a su hogar para castigar a sus padres por haber abandonado su ejército. Toda su familia es brutalmente asesinada y a ella, todavía una niña, es empalada contra un árbol en llamas.

Consigue sobrevivir a duras penas y durante los siguientes dieciséis años se emplea como mercenaria en las guerras del sur hasta la batalla final de Sekigahara. Con su temple y sus habilidades marciales a punto, vuelve al hogar de antaño para reclamar justicia.

Investida con el poder desolador del onryo, da caza a los Seis de Yotei de manera implacable, deshaciendo el control de Lord Saito sobre la isla y facilitando las operaciones del clan Matsumae, leales al shogun, que buscan pacificar una tierra dominada por impulsos salvajes.

'Ghost of Yotei'

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Si Ghost of Tsushima se encuadraba en la más firme tradición épica, donde un héroe resistía la pujanza de un invasor militarmente superior, Ghost of Yotei lo hace en la del wéstern sin ningún tipo de ambages. La predilección por Akira Kurosawa sigue estando muy presente, pero el abanico se abre a otro tipo de influencias cinematográficas, de John Ford a Quentin Tarantino.

La concepción de Ezo como enclave fronterizo es ineludible en todo momento. Aquí estamos muy lejos de las urbes acaudaladas de Kioto y Osaka que concentraban la acción de Assassin’s Creed Shadows (2025) o incluso el más modesto Rise of the Ronin (2024).

Ezo tiene algunos castillos y unas minúsculas aldeas, pero casi todo es un paraje agreste donde bandadas de pájaros motean el cielo y manadas de lobos recorren sus bosques y llanuras. Es el hogar ancestral de los Ainu, donde la presencia de los samurái, sus mosquetes y sus cañones, es tan impropia como un vertido tóxico en un parque natural.

A tenor de esto último, resulta muy encomiable el trabajo de documentación y la exquisita sensibilidad cultural con la que el estudio americano se ha acercado a las poblaciones indígenas del norte del archipiélago.

'Ghost of Yotei'

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Durante siglos, los Ainu han sido sometidos a brutales campañas de asimilación por parte de Yamato, el corpus chovinista que compone la composición moderna del país. Su lengua, sometida; sus tradiciones, reprimidas; su forma de vida, vilipendiada; su cultura, condenada al olvido. Quedan menos de 300 hablantes y prácticamente nadie se identifica ya como miembro de esta tribu.

En Ghost of Yotei, varios personajes secundarios pertenecen a ella, sus costumbres y su religión son ampliamente exploradas, así como su lenguaje. El homenaje se extiende a la artesanía de sus ropajes, el ritualismo de sus tatuajes faciales y los sonidos de su música.

La franquicia siempre ha priorizado su propia visión estética sobre el realismo histórico, pero en estas instancias se aprecia una sincera reverencia por la huella de unas gentes que, de manera análoga a los nativos norteamericanos, fueron arrasados por las corrientes de la historia, víctimas olvidadas de un genocidio imperialista.

Las premisas que parten de la venganza llevan impulsando los relatos narrativos desde tiempos de Homero, pero es cierto que en videojuegos tienen una preponderancia especial, quizá porque encajan muy bien con mecánicas de combate. A estas alturas, es un recurso tan manido que de partida ya juega en contra del propio título.

'Ghost of Yotei'

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Algo de lo que los guionistas de Ghost of Yotei parecen haber sido muy conscientes, porque casi desde el primer momento ponen a Atsu en una dinámica diferente, más concernida con la sanación del trauma que la satisfacción sanguinaria. Sin querer entrar en detalles concretos, la historia se reserva unos muy efectivos giros de guion donde se examinan en flashbacks los eventos de esa noche fatídica, aportando nuevos puntos de vista que alteran de manera considerable la percepción de Atsu, y por lo tanto, también su cometido último.

El estudio hace equilibrios entre dos líneas temporales, separadas por dieciséis años de sufrimiento, para avanzar a un desenlace que no por previsible deja de ser efectivo.

En cuanto al aspecto mecánico, no hay grandes sorpresas. Las posturas de Jin han sido sustituidas por diferentes armas, pero cumplen el mismo cometido. Atsu, en sus viajes, se topa con diferentes maestros que le enseñan a manejar la doble katana, el kusarigama, el yari o el odachi; cada arma con su propio árbol de habilidades y su función específica. A todo esto hay que sumarle pistolas, rifles, arcos, bombas de humo o kunai; un arsenal que convierte a Atsu en un operativo letal, tan efectiva en duelos a pecho descubierto como en infiltraciones sigilosas.

Como buen wéstern, hay una legión de botines que reclamar por rastrear y ejecutar a los criminales más buscados, aunque muchas de estas historias secundarias incluyen un giro que mantiene las cosas interesantes. Escalar cumbres para llegar a ermitas recónditas, despejar campamentos de enemigos, resolver puzles sencillos, etc.

'Ghost of Yotei'

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La mayoría de las actividades de este mundo abierto las hemos hecho mil veces antes, pero es en la manera de descubrirlas donde el juego innova, favoreciendo una exploración mucho más orgánica y natural, sin marcadores ni un GPS que nos saque de la ficción.

Lo que sí llama poderosamente la atención es cómo el estudio americano ha conseguido sacarle el máximo partido al mando DualSense, poniendo de manifiesto el valor inherente de los juegos exclusivos cuando se arremangan y sacan el máximo partido al hardware. Hay una pléyade de actividades que consiguen volverse mucho más tangibles gracias a las capacidades, tantas veces obviadas, del majestuoso dispositivo de control de PlayStation 5.

Pintar las evocativas acuarelas de los sumi-e, ejecutar los acordes en el shamisen, hacer fuego en el campamento para posteriormente asar el pescado, lanzar las monedas con precisión en el juego de habilidad Zeni Hajiki... Lejos de quedarse en meros fuegos de artificio, son sistemas que enraizan la experiencia y nos ayudan a trasladarnos cuatro siglos al pasado. Ojalá más juegos pudieran ingeniárselas para utilizar métodos de inmersión parecidos.

En definitiva, Ghost of Yotei es una secuela independiente de Ghost of Tsushima que, lejos de dejarse llevar por los cantos de sirena para hacer juegos cada vez más extensos, ha invertido todo el esfuerzo en hacer una experiencia mejor, más cuidada, más variada y mucho mejor narrada.

Atsu es un personaje más complejo y mejor perfilado que Jin. Aunque la versión en inglés es muy meritoria, con una dicción de los vocablos japoneses muy conseguida por parte de Ishii, el doblaje japonés es simplemente brillante.

Puede que Sucker Punch tenga que contentarse con estar un peldaño por debajo de los referentes que son Naughty Dog o Santa Monica, pero su artesanía es indiscutible, así como su fascinación por los atributos naturales de Japón.

Ghost of Tushima

Estudio: Sucker Punch.

Editora: Sony Interactive Entertainment.

Director creativo: Nate Fox.

País: Estados Unidos.

Plataformas: PlayStation 5