El incomodador por Juan Sardá

Pujanza latinoamericana

26 marzo, 2013 01:00

Desde hace veinticinco años, la ciudad de Toulouse acoge los Rencontres Cine Latino, un festival dedicado al cine del continente americano que es sin lugar a dudas uno de los escaparates más importantes en Europa de esa ingente y apasionante producción. Los Rencontres han adquirido importancia a medida que lo ha hecho el propio cine sudamericano, que actualmente goza de una enorme presencia en todos los festivales importantes. Tolouse fue capital de la república española durante la guerra civil y es residencia de una numerosa colonia de españoles y la ciudad se vuelca llenando las salas. En su 25° aniversario, un ciclo de cine y política quiso honrar los orígenes reivindicativos del certamen, muy relacionado con la resistencia suramericana de izquierdas a las atroces dictaduras de la época como Pinochet, Videla y similares.

Fui este fin de semana y la casualidad quiso que, entre otras, viera la película ganadora, Polvo, del guatemalteco Julio Hernández Cordón. Es una película atípica, a ratos irregular y muy talentosa en la que Hernández nos propone una perturbadora metáfora sobre la pervivencia de esas luchas políticas que devastaron el continente en los 70 y 80. A partir de un joven con intenciones suicidas, obsesionado con la figura de un padre supuestamente fusilado en una purga ideológica, indagamos en las rendijas de una historia reciente que perfectamente puede ser manipulada por ciudadanos corrientes en su propio beneficio como ha pasado siempre a lo largo de los siglos. Es un filme polémico y desestabilizador, con ecos estéticos de Tsai Ming Liang o Apichatpong Weerasethakul, y algunos hallazgos apasionantes.



Veo también, con gran curiosidad, Los mejores temas, de Nicolás Pereda, director mexicano que a sus treinta años permanece inédito (que yo sepa) en España mientras su nutrida filmografía, que ya alcanza los siete títulos, ha adquirido celebridad mundial en los circuitos más exquisitos. Los mejores temas es genial. A medio camino entre la ficción y el documental, Pereda propone una película insólita en la que el juego intelectual y la ironía posmoderna se conjugan de manera casi exacta con el mundo de la emoción y el sentimiento. El regreso de un padre ausente con la mujer y el hijo que abandonó se convierte en manos de Pereda en un delicioso juego verbal metalingüístico de afilados dobles y terceros sentidos al mismo tiempo que en una emocionada carta de amor a los perdedores y una apasionada defensa de las segundas oportunidades. Entre el post humor de los chanantes, el rigor de Pedro Costa y la capacidad para lo abstracto y conceptual de Godard, Los mejores temas es un poderoso artefacto cinematográfico realizado con mucho talento.



La sección Cine en construcción, que se celebra en septiembre en San Sebastián y en marzo en Toulouse se ha convertido en una de las piezas clave del engranaje de producción del continente latinoamericano. En la reciente Berlinale, la ganadora en el último Donostia, Gloria, del chileno Sebastián Lélio, fue meses después una de las grandes triunfadoras de la reciente Berlinale. Me cuelo en la proyección de El verano de los peces voladores, de Marcela Said, y resulta que también gana. Se supone que no puedo escribir sobre ella porque la vi sin terminar pero como lo que tengo que decir es bueno no creo que se enfaden, hay destellos en el filme de una poderosa metáfora sobre el conflicto entre blancos e indios en Sudamérica, un poco a la manera de la Bollaín de También la lluvia pero con mayor sutilidad y al final, incluso mala leche. Muy prometedora.



Veo tres películas más de calidad inferior. La cubana Melaza, de Carlos Lechuga, tiene puntos de interés. Con un tono similar al de Elia Suleiman,. Lechuga nos cuenta la dura realidad cubana a partir del contraste entre la triunfante propaganda y la paupérrima realidad. Muy bien fotografiada, con ecos nuevamente del cine asiático, hay detalles de un humor irónico y triste, a la manera del cineasta palestino, graciosos como ese grupo de jóvenes alumnos del sufrido protagonista, el problema es que la trama es demasiado previsible y no queda muy claro qué aporta la película. Peor es la brasileña Era uma vez eu, Veronica, de Marcelo Gomes, en la que se retratan las vicisitudes de una psicóloga que trabaja en el sistema público y vive en la paradoja de tener que ayudar a los demás y sentirse perdida. La película está bien interpretada por Hermila Guedes pero es verbosa y demasiado evidente en lo que quiere contar. Finalmente, la mexicana El sueño de Lu, de Hari Sama, es un dramón de mucho cuidado sobre una madre que se enfrenta al duelo de su hijo de cinco años. Es plana y superficial.

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