Image: Azucena Vieites con zapatos nuevos

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Exposiciones

Azucena Vieites con zapatos nuevos

Tableau Vivant

5 abril, 2013 02:00

De la serie Tableua Vivant, 2013

Museo Reina Sofía. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 22 de julio.

Llegan al programa Fisuras del Museo Reina Sofía los últimos trabajos de Azucena Vieites, un conjunto de doce serigrafías realizadas a partir de collages, y una serie de dibujos de la artista que han sido coloreados por los participantes en el taller infantil Coloring Book, realizado con anterioridad a la inauguración de la exposición.

Azucena Vieites (Hernani, 1967) ha aprovechado esta invitación del programa Fisuras del Museo Reina Sofía para llevar más lejos su trabajo. Con tres sutiles movimientos, simples sólo en apariencia, (a ratos se asemejan a los serenos zarpazos de un felino que se sabe más fuerte que su contrincante u observador), da velocidad a su tránsito plástico y visual para desencajarlo, al menos formalmente, de cierta rutina ya satisfactoria.

El primero viene de la mano de una suite de serigrafías en cuatricromía, técnica con la que la artista vasca no había ensayado aún, al menos públicamente. Hablamos de estampas sobre papel que juegan con la variación por combinaciones de intensidad de las cuatro tintas, y parten de repeticiones de un pequeño conjunto de collages intervenidos con dibujo. Son el mismo puñado de ideas, en ese límite tan trabajado por ella hasta ahora entre la figura (concreta, mundana, pop, de los media, etc.) y su abstracción mediante estrategias de indefinición, infra-copia y zoom aberrante sobre el motivo a representar. Cabezas de niños donde apenas sólo se ve su pelo largo. Una figura femenina cualquiera. Una playa y una fronda de verdes ramas meciéndose al viento del estío. Alguna composición que claramente juega con la geometría y el color. Las mismas ideas repetidas y variadas en un dejarse ir. Debajo, como un grandioso ruido de fondo muy bajo de volumen, la reflexión crítica, dialéctica, acerca de la forma, su unicidad, su origen y el indudable valor de copiarla una y otra vez.

El segundo consiste en abandonar una serie de antiguos dibujos (mejor dicho, su copia) en manos de los niños de un taller educativo para que éstos lo intervengan con colores. Vieites convierte así su obra en el tipo de material con el que ella misma suele trabajar. Lo pasa para que sea utilizado de la misma manera que ella misma suele hacer, como si se tratara de esa clase de dibujos de siluetas que hay en los libros para colorear producidos industrialmente. El resultado es una mezcla de inocencia, caos y lucha de formas que funciona como discurso paralelo a los originales.

El último es el uso de la imagen proyectada, en movimiento y con sonido (y hasta música) en el caso del vídeo, o más estática en el carrusel de imágenes del diaporama. Es un terreno indagatorio, desde el punto de vista técnico y formal, donde la artista se sumerge en la naturaleza cercana a nosotros y en su extracto de sensualidad, un poco como una salvaje. Aquí la niña es Vieites exclamando: ¡mucho por hacer!

Vieites convierte en praxis enriquecedora su enunciado de siempre sobre la posibilidad universal del arte para todos, muy conectado a las estéticas Do It Yourself (háztelo tú mismo) y de la resignificación y desvío de los iconos estéticos infiltrados por el medio socioeconómico. Desencaje de bolillos, nuevas metas, zapatos nuevos de ilusión. Vieites entra, exultante y a medio camino, en cierta estancia de madurez plástica.