Image: Patricia Gadea, adiós visto desde fuera

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Exposiciones

Patricia Gadea, adiós visto desde fuera

Patricia's war

Mariano Navarro
Publicada

El adiós visto desde fuera, 2006

García Galería. Dr. Fourquet, 8. Madrid. Hasta el 26 de enero. De 2.000 a 30.000 euros.


Reencontrarse con la obra de Patricia Gadea (1960-2006) trae a colación lo lúcido y subversivo de un proyecto del que fue figura principal, gestado a principios de los 80, que certifica en estos tiempos de desmoronamiento total de los espejismos del sistema, el cruel e implacable retrato de nosotros mismos que vaticinaba.

Más en contra que frente a la pintura neoexpresionista que empezó a ser moneda común comercial en aquella década, Patricia Gadea, su compañero Juan Ugalde, el también pintor Manolo Dimas, Manolo Lozano y otros, optaron por una vertiente popular, tabernaria y descreída de los engranajes de un sistema social, y por tanto de un sistema del arte que iniciaba su construcción, con la intención de establecer otro, que formalmente podríamos caracterizar de Neo Pop nacional atravesado de propuestas conceptuales y performáticas, cuya crítica se dirigía al arte establecido y sus modos, a la sociedad democrático-mercantil en proceso de consolidación. Mediada la década, ya instalados Juan y Patricia en Nueva York, junto al poeta Dionisio Cañas, constituirían Estrujenbank, uno de los colectivos más potentes de la realidad española, a cuya actividad dedicaron recientemente una monografía.

Vista de la exposición

La exposición en García Galería, en cuya organización han participado activamente quienes fueron sus amigos, reúne seis lienzos y una decena de dibujos, fechados fundamentalmente en dos tiempos, a su llegada a Nueva York y en su último tramo creativo. Y resulta tan conmovedora como contundente.

Al espectacular Sobre la pista (Homenaje a Raymond Chandler), de cuya densidad material y cromática emergen pequeñas figurillas del TBO y se agitan fantasmas y objetos domésticos, de 1985, le siguen Patricia's War, que da título a la exposición, y La vikinga, ambos de 1987, que componen un enérgico guiño tanto a la potencia de su persona como a sus capacidades pictórica, iconográfica y humorística.

Vista de la exposición

A la fragata "Gadea" que surca un oscuro mar en el primero, la acompaña esa navegante unípoda del segundo, imagen obtenida de los clásicos y transformada por el maquillaje de las estrellas de cine. Los tres de última época, dos de ellos Sin título y el tercero titulado como esta nota, muestran una mayor transparencia y delicadeza, así como un grado menos coyuntural y más sutil de presentación de la realidad. Me quedo, sin duda, con El adiós visto desde fuera y el precioso juego establecido entre la fragmentación horizontal del lienzo y el enrevesado y sonoro barullo que surge de la estilizada figura femenina. Para no perdérsela.