Image: Jörgen Klauke, secuencias del cambio

Image: Jörgen Klauke, secuencias del cambio

Exposiciones

Jörgen Klauke, secuencias del cambio

13 noviembre, 2003 01:00

Phantomempfindung, 2003

Helga de Alvear. Doctor Fourquet, 12. Madrid. Hasta el 10 de enero. De 10.000 a 65.000 euros

Cuando Jörgen Klauke (Kliding, Alemania, 1943) expuso en esta galería en 1999 se anunció una futura muestra en el Reina Sofía de la que nunca más se supo. Afortunadamente, podemos seguir el crecimiento de este interesantísimo artista en esta exposición, que salta de algunas obras importantes de los 70 a las series más recientes. Pionero en la fotografía como medio plenamente artístico, en el cuestionamiento de los roles sexuales y en el "arte del cuerpo", Klauke ha sido referente para varias generaciones de artistas, pero ha desarrollado posteriormente otro tipo de discurso más maduro, intelectual y de unas calidades visuales extraordinarias.

De la primera etapa, podemos contemplar ahora algunas obras bien conocidas, como "Transformer" (en la que insolentemente juega a la ambigöedad), pero también otras menos vistas, como Boddys, una de sus primeras secuencias fotográficas, cruce siniestro entre Louise Bourgeois y el Goya de los "Desastres". Hoy, Klauke sigue utilizando el procedimiento de la secuencia. Sus fotografías no se conciben aisladamente, sino en una lectura lineal. En su caso, la secuencialidad no es tanto un recurso narrativo como una forma de introducir un concepto que parece interesarle sobremanera: el cambio. La mutación se expresa en sus obras como permutación de elementos o como movimiento. Incluso como principio de metamorfosis (objetos que se interpenetran convirtiéndose en otra cosa, interacción transformativa entre figuras humanas y objetos, como cubos, sombreros, bastones, mesas, sillas...). En los últimos años, Klauke escenifica en estudios fotográficos sin ninguna referencia espacial un raro drama. Las "actuaciones" de las últimas series, aunque contaminadas por sus creaciones en los ámbitos de la performance (recogidas en vídeo), adquieren unas implicaciones muy diferentes en virtud del antinatural estatismo de la fotografía. La inmovilidad más absoluta es contrapuesta, en algunas secuencias, a la huella visible del movimiento. Así ocurre en el gran tríptico rojo Acrobacia de la percepción, un juego permutativo de mesa-mujer-silla-hombres en el que la última imagen recoge una inesperada y violenta sacudida. O en varias de las fotografías de la serie Yo desastroso, en las que la oscilación en el espacio vacío de las enigmáticas y pesantes bolsas (¿de caucho?) llenas de líquido es borrosamente registrada por la cámara.

Frente al gran tríptico rojo, el gran díptico gris azulado Animalische Tische. Una gran mesa (pieza de mobiliario recurrente en su obra, como lugar de encuentro y con connotaciones mortuorias) cuelga de unos cables, lastrada por las bolsas oscuras antes mencionadas. Quien haya visto un descuartizamiento sabe que cuando se abre el vientre del animal el gran saco de vísceras queda colgando, fuera. ésta es posiblemente una de las ideas que el artista pretendía sugerir. Hay algo de "vanitas" en estas obras recientes de Klauke, en la ordenada y silenciosa disposición de esos barreños con bolsas oscuras, que hacen pensar en los bodegones de Zurbarán o de Sánchez Cotán. La oscilación de las bolsas colgantes evoca una demoledora medición del tiempo, y la parquedad cromática de rojos y grises subraya la atmósfera de simbolismo. Una de las bolsas dibuja en el aire un "8" tumbado, ¿lo infinito?