Image: Juego a seis manos

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Exposiciones

Juego a seis manos

Warhol, Basquiat y Clemente

13 febrero, 2002 01:00

A la izqda., Warhol, Basquiat y Clemente: Horizontal Painting, 1984. A la dcha., Warhol y Basquiat: Motorbike, 1985

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Santa Isabel, 52. Madrid. Hasta el 29 de abril

Los nombres de los artistas no hacen el arte. O, dicho de otro modo: no por presentar a personalidades consagradas en el mundo del arte se asegura uno una buena exposición. Eso es lo que he sentido, una vez más: como en tantas otras ocasiones, ante la muestra de Warhol, Basquiat y Clemente en el Reina Sofía. Pienso que Andy Warhol, que comprendió quizás mejor que nadie la relación entre arte y comunicación de masas, es uno de los artistas referenciales del siglo XX. Basquiat me parece un rebelde, capaz de integrar los detritus urbanos de la expresión en una síntesis admirable de imágenes y texto. Tengo más dudas sobre Francesco Clemente, que después de unos inicios que prometían lo mejor ha ido experimentando un indudable declive en su obra.

Pero, ¿por qué "esta" exposición? Y, sobre todo, ¿por qué esta exposición en nuestro Museo estatal, en el Reina Sofía? En un primer acercamiento, podríamos pensar que con ella se intenta plantear una visión post-idealista o post-romántica del trabajo artístico, al presentar obras que surgen de la colaboración de tres personalidades diferentes, con lo que ello supone de cuestionamiento del "mito" del genio individual. Sin embargo, aparte de sugerirlo, la muestra apenas profundiza en esa dirección. Las piezas seleccionadas, bonitas y elegantes, bastante tópicas de lo que fue un cierto standard de pintura gestual y urbana en los pasados ochenta, apenas agregan nada a lo que ya conocemos de las obras individuales de cada uno de los tres artistas. Que Warhol volviera a pintar con sus manos después de mucho tiempo y Basquiat hiciera serigrafías, no pasa de lo anecdótico. Más que de una "colaboración", creo que habría que hablar de una superposición bastante mecánica de las pautas de estilo de los tres artistas, quizás para que coleccionistas y críticos pudieran dedicarse al juego "sutil" del reconocimiento: qué es de uno y qué es de otro, etc. No he encontrado ningún concepto que sustente la muestra. El catálogo ni siquiera cuenta con un texto del comisario. Con lo que su justificación remite a un relato de acontecimientos elaborado por el galerista suizo Bruno Bischofberger, a quien hay que considerar el auténtico instigador de la idea de estas obras "en colaboración", y quizás, en último término, como promotor de esta muestra. Según ese relato, la idea de trabajar juntos aunque separados se la planteó él a Basquiat en 1984, que entonces no tenía la que alcanzaría después. Pensaron en Warhol e, inicialmente, también en Julian Schnabel, pero parece que considerando a este último demasiado "individualista" (?), terminaron por introducir a Francesco Clemente como tercer componente. Obviamente, los cuatro eran artistas de la galería Bischofberger.

En conclusión: me resulta muy difícil sustraerme a la idea de que la iniciativa de Bischofberger es ante todo una iniciativa comercial, destinada a elevar la cotización, estética y económica, de las obras de Basquiat y Clemente al unir sus figuras a la del consagrado Warhol. Y me inquieta, además, que esta exposición se presente en coincidencia con ARCO y que algunas de las obras expuestas se encuentren en estos momentos a la venta en la galería Bischofberger. Entiéndase bien: no tengo nada en contra de las galerías de arte y de los galeristas, que por lo general desempeñan una actividad dignísima en favor del arte. Lo que me preocupa es la confusión de planos entre las plataformas comerciales y los espacios institucionales, en cuyo eje se sitúa el museo. Otra cosa sería abordar, por ejemplo, los nexos fecundos entre marchantes o galeristas y creación artística, de Ambroise Vollard a Leo Castelli, incluyendo al propio Bischofberger, pero eso sí: con la adecuada elaboración conceptual y delimitación de planos que hay que exigir siempre en un museo de arte. Resulta revelador que, al ser preguntado por los periodistas en la rueda de prensa de presentación de la muestra, Bischofberger manifestara que los artistas habían quedado muy satisfechos con los resultados, si bien Andy Warhol se extrañó de recibir tan poco (?) dinero por la venta de las obras, al tener que repartir los beneficios entre tres y ser bastante más baja la cotización de Basquiat y de Clemente que la suya. Pues eso.


Andy Warhol comenzó a adquirir notoriedad pública en los años 70. Además de ser una de las figuras centrales del arte pop, su estudio neoyorquino, la Factory, pronto se convertiría en el principal escenario de la vanguardia artística. Allí le conoció Francesco Clemente en 1981. Al año siguiente, y también en la Factory, se produciría el encuentro con Basquiat, que daría paso a una intensa relación entre ambos.