Image: Pompeya, intuición y materia arqueológica

Image: Pompeya, intuición y materia arqueológica

Arte internacional

Pompeya, intuición y materia arqueológica

Las excavaciones de la famosa ciudad romana sepultada por el Vesubio, caso de estudio del arte y la arqueología en el museo MADRE de Nápoles

16 enero, 2018 01:00

Untitled (2005), de Jannis Kounellis, junto a un mosaico pompeyano

En el ala izquierda de la primera planta del napolitano Museo d'Arte Contemporanea de Donnaregina, más conocido como MADRE, una lluvia de barro desluce la blancura inmaculada de una pequeña sala rectangular. O tal vez hayan sido salpicadas las paredes por un objeto caído sobre un charco en algún lugar del campo, poniéndolas perdidas. El barro es material primigenio, urdidor de historias milenarias, religiosas y profanas, en torno a la creación. Es elemento fundacional de innumerables civilizaciones, y muchas yacen también por él sepultadas. El barro que cubre los muros de esta pequeña salita es una obra de Richard Long, A line of Chance, un trabajo realizado en 2005 para este espacio del museo, como otras obras de artistas italianos e internacionales que contribuyeron entonces a la colección de la institución con piezas específicas para los espacios diseñados por Álvaro Siza, así las intervenciones, muchas de ellas soberbias, de Mimmo Paladino, Jannis Kounellis, Giulio Paolini, Richard Serra, Rebecca Horn, Gilberto Zorio, Sol LeWitt o Francesco Clemente. A Line of Chance es imagen y metáfora del carácter esencial de la viscosa mezcla de tierra y agua. Es tan primordial, sostiene Long, como lo que comemos o lo que construimos para cobijarnos. En el centro de la sala, una vitrina contiene instrumentos de uso doméstico de barro y también de otros materiales realizados en el siglo I d.C. en Pompeya, ciudad arrasada por el Vesubio en el año 79 y redescubierta a mediados del siglo XVIII. Contenedores para el almacenamiento y el transporte de vino o aceite, parrillas, morteros, cazuelas... Menaje de ayer y menaje de hoy, así de finas son las capas de la historia, pues la vigencia de todo lo encontrado es verdaderamente extraordinaria. Es bien conocida la reacción de Goethe al ver las ruinas en su viaje a Italia: "Ha habido muchos desastres en el mundo, pero ninguno ha dado tanto placer a la posteridad".

Esta es una muestra excepcional, una de las más importantes del año en Italia. En una colaboración entre el Museo MADRE y el Museo del Parque Arqueológico de Pompeya, Pompeii@Madre. Materia archeologica, que puede visitarse hasta finales de abril, es un proyecto que pretende acercar las disciplinas de la arqueología y el arte contemporáneo enfrentando sus respectivas metodologías. La muestra está dividida en dos partes. Una de ellas, más ilustrativa, situada en la primera planta, sienta en una misma mesa las obras de los citados artistas con objetos encontrados en las excavaciones. Toda la planta se configura como una domus, una casa romana. Aquí están la cocina, sistemas de cañerías, mosaicos, vistas al mar… En cada una de las salas dedicadas a los artistas citados antes se han deslizado, como el menaje en la de Richard Long, elementos cotidianos procedentes del Museo de Pompeya que explican la actualidad de esos instrumentos, del modo de construir, de las formas de mirar.

Sala con obras de Sol LeWitt, compás de mosaiquista y mosaico pompeyano

La sala de Sol LeWitt es imponente. Junto a uno de sus tondos dibujados sobre el muro se exhiben el deslumbrante mosaico de la casa de un tal Marco Fabio Rufo y, junto a él, el sorprendente compás de un mosaiquista. En el centro de la sala dedicada a Rebecca Horn, lápidas mortuorias procedentes de diferentes necrópolis de Pompeya están rodeadas de los Spirits de la artista alemana, un conjunto de cráneos cuyos moldes extrajo la artista del cementerio napolitano de Fontanelle. Dispuestos en friso recorriendo todo el perímetro de la sala, cada cráneo se enfrenta a su propio reflejo, como dando continuidad a la vida, relegando a la muerte a un mero trámite en el camino a la eternidad. En su texto del catálogo, Andrea Viliani, director de MADRE, recoge un tramo de la novela La Piel, que Curzio Malaparte publicó en 1959, en el que el escritor sostiene que "[…] Nápoles es la Pompeya que nunca fue sepultada. No es una ciudad, es un mundo entero. El mundo antiguo que permanece en la superficie".

Si en esta primera planta las grandes instalaciones de la colección y los restos recuperados en las excavaciones de Pompeya perfilan los contornos de la domus romana, en ocasiones de manera algo forzada como en la obra de Jeff Koons o en la de Anish Kapoor, en la planta tercera asistimos a un gran logro curatorial, un verdadero caso de estudio en el que las metodologías de la arqueología y de la práctica artística contemporánea se acercan con naturalidad y rigor en un montaje, además, sensacional. En una primera sala introductoria algo teatralizada pero no exenta de un enorme interés encontramos documentos que constatan los trabajos realizados junto a instrumentos utilizados en las excavaciones. Se presenta la excavación de Pompeya como punto de partida de un cambio de paradigma que, tras los desmanes barrocos, encuentra en la Antigüedad nuevos sustratos teóricos e iconográficos, y acoge, significativamente, en su centro trabajos de la serie Rinascimento del argentino Adrián Villar Rojas, de la que hablamos en su día cuando la mostró en la Fondazione Sandretto de Turín y en la que hace converger innumerables líneas de tiempo.

Objetos y documentos de las excavaciones de Pompeya junto a Rinascimento, de Adrián Villar Rojas

Tras una segunda sala con material bibliográfico de ayer y de hoy nos adentramos en los casos de estudio con una instalación en la que se exploran las técnicas utilizadas en las excavaciones junto a experimentos en 3D de artistas contemporáneos y el modo en que estos se acercan a las metodologías de catalogación y archivo. A una fotografía de una estatua sin brazos de Luigi Ghirri acompaña un trabajo de la serie Heritage Studies (Estudios de patrimonio) de Iman Issa. Aquí se encuentra una de las claves, tal vez la más importante, de la exposición. La aproximación arqueológica, que explora el pasado desde el presente, debe asumir el fragmento como realidad insoslayable, y ha de resignarse a la producción de historias, basadas en precedentes históricos pero también en intuiciones, para completar lo que falta y conseguir así formas y teorías que se acerquen a una verdad definitiva. La estatua fragmentaria de la fotografía de Ghirri, cuya extensa y deslumbrante obra podremos ver este año en el Museo Reina Sofía, se une a la inspección que de muy diferentes objetos del pasado realiza Iman Issa, aquí una suerte de fragmento de columna con su capitel, una forma abstraída, vacía de rigor pero atestada de elementos ficticios, que deposita en su ya extenso archivo de maneras de percibir el pasado desde los ojos de hoy. HS13 es su número de referencia (está inscrito en la obra, no sólo en su cartela).

Más adelante, a la luz de la insólita riqueza de los frescos recuperados, vemos una sala dedicada al color, con morteros para mezclar pigmentos y ejemplos espléndidos de frescos, muros enteros que nos revelan su impecable estado de conservación. Junto a ellos, una fotografía de Nan Goldin de un interior pompeyano y un tableaux de Betty Woodman de su serie Certaldo, que toma su nombre del bellísimo pueblo toscano cercano a Antella, donde pasaba largas temporadas. Woodman, extraordinaria ceramista, murió el pasado 2 de enero a los 87 años.

Sala con obras de Jimmie Durham y Nairy Baghramian

Registro e interpretaciones de la erupción del Vesubio conviven en la sala central, con Trisha Donnelly, Wade Guyton y Andy Warhol enfrentados a escombros de la tragedia y pinturas de la época; activaciones y estetización de archivos, reflexiones en torno al impacto del desastre sobre los humanos, los animales, los objetos, el trabajo artístico… Es interesante comprobar la fascinación que ha suscitado la erupción del Vesubio y el descubrimiento de la ciudad de Pompeya en el imaginario artístico, tensado entre la romántica inclemencia de la naturaleza, las injerencias del pasado en el presente y la inclinación a sistematizar, archivar y catalogar todo lo que hacemos.

Pompeii@Madre es un proyecto magistralmente atado. No se le puede negar al museo de Viliani su esfuerzo por conectar con su contexto geográfico y los fortísimos vínculos que ha creado con todos los estamentos del arte de la región de Campania. Aquí ha habido mucho poder. En los setenta, un tipo llamado Lucio Amelio convirtió la ciudad en un centro de fogosa actividad. Galerista de una extraordinaria habilidad, Amelio fue objeto de una exposición hace unos años en MADRE, y la institución no ha sido menos diestra tomando su testigo. La riquísima selección de obra que vemos en el recorrido por la tercera planta responde a un conocimiento exhaustivo de las colecciones públicas y privadas italianas, pero sobre todo del entorno napolitano.

@Javier_Hontoria