Image: Oliver Laric: contra el canon

Image: Oliver Laric: contra el canon

Arte internacional

Oliver Laric: contra el canon

20 mayo, 2016 02:00

Vista de las esculturas de la exposición

Este es un momento dulce para Oliver Laric, uno de los artistas más relevantes del momento. A esta muestra en la Secession de Viena se unen su importante participación en L'Image Volée en la Fundación Prada de Milán y su inclusión en la inminente Bienal de Liverpool.

Después de terminar sus estudios en la Universidad de Viena, Oliver Laric (Innsbruck, 1981) se trasladó a Berlín, que entonces gozaba del heyday que había convertido la capital alemana en el escenario medular del arte contemporáneo en los primeros años del nuevo siglo. En 2006, su trabajo llamaba ya la atención más allá del ámbito berlinés pero fue un proyecto paralelo, VVORK, realizado en colaboración con otros tres colegas de la universidad, el que le dio una visibilidad tal vez inesperada. Se trataba de un archivo online de imágenes de obras de arte contemporáneo que progresaba en periodicidad e intensidad variables a partir de las entradas que los cuatro jóvenes introducían desde sus respectivas ciudades de residencia y siguiendo un criterio basado únicamente en sus propias afinidades (formales, emocionales o de cualquier otra naturaleza) con las imágenes previas.

Nada nuevo había realmente en VVORK -el "museo sin paredes" de Malraux o el legado de Warburg son precedentes de mucho peso- pero el proyecto caló entre artistas de su generación por la constatación de las posibilidades que ofrecía internet para la libre diseminación de las imágenes y para canalizar la simultaneidad y transversalidad discursiva de nuestro tiempo. Al mismo tiempo, alimentaba el controvertido debate en torno a la jerarquía de las imágenes y la propiedad intelectual que la red ha contribuido a perpetuar. Este es un asunto que, diez años después, se encuentra en el centro de la actividad artística de Oliver Laric.

Si VVORK ya deja entrever las cuestiones que analiza en la muestra individual que vemos ahora, su trabajo Versions, realizado entre 2009 y 2012, configura un precedente más preciso. Laric planteaba un elogio de la traducción, amparado en la certeza de que una misma narración puede manifestarse en un extenso abanico de manifestaciones (una voz en off, un pdf, una escultura... ) Más adelante, a partir de la invitación de The Collection Museum, Lincoln, RU, materializaría su interés por la Antigüedad, origen de la eterna tensión entre originales y copias. Invitado para realizar un trabajo que formaría parte de la colección permanente, Laric redefinió el aura de los programas escultóricos de este periodo y escaneó copias de piezas clásicas de diferentes épocas en 3D, un trabajo que, efectivamente, pertenece desde entonces a la colección de la institución... y a la de todo el que quiera descargarlas.

Toda su obra se apoya en procesos de democratización en los que la escultura clásica se sitúa al nivel de una partitura que todos podríamos interpretar. Esto es, en esencia, lo que propone en la fascinante gliptoteca que presenta en la sala central de la Secession en un proyecto, Photoplastic, concebido de forma específica para el centro vienés. Photoplastic es un conjunto de impresiones en 3D de muy variados motivos escultóricos que Laric ha encontrado en diferentes instituciones de la ciudad, como el Kunsthistorisches Museum, la Fundación Albertina o el Instituto de Arqueología Clásica de Viena. Alzadas sobre livianas peanas de aluminio, las formas dibujan un ecléctico paisaje de modelos de distintas épocas y de motivos de estudio en el campo de las ciencias naturales como cangrejos y otros crustáceos.

Las esculturas ponen en tensión el eterno tema del original y la copia

En la zona izquierda de la sala pueden verse cuatro esculturitas idénticas de tamaño decreciente de un hombre que resulta ser Françoise Willéme, escultor y fotógrafo francés que en 1860 patentó un método de producción de retratos tridimensionales utilizando 24 cámaras fotográficas sincronizadas para realizar el "escaneado". El resultado era precario, como es lógico, y había de ser completado manualmente, pero se considera el invento del francés como el origen de la impresión 3D. Laric encontró la figura de Willéme en la colección de Albertina. Las cuatro figuritas decrecientes en tamaño sirven para constatar el enorme avance que supuso entonces su investigación, pues podía no sólo reproducir mecánicamente sino modificar a su antojo la escala de la reproducción.

A la derecha de la sala se encuentran dos piezas clásicas de cierto parecido. Se trata de un Hermés atándose la sandalia, una copia romana de un original griego, y de una estatua del XIX dedicada a Lucius Quinctius Cincinnatus, un noble romano. Las figuras tienen diferentes motivos ornamentales, pero la postura es la misma, lo que le permite a Laric hablar de la estatuaria como modelo, como partitura para futuras inflexiones.

La sala está gobernada por una gran escultura de Beethoven, cuyo autor es Max Kingler y cuyo original, que fue mostrado en Secession en 1902, se encuentra hoy en el Museo de Leipzig. La pieza resume buena parte de la complejidad técnica a la que se enfrenta Laric. Su enorme tamaño, y las dificultades que puso el museo para escanear el original, obligaron a Laric a realizar la copia por medio de una maqueta en 3D producida manualmente a partir de fotografías del original.

Merece la pena echar un ojo al libro de artista, publicado por Secession. No sólo permite acceder a los links de descarga de estas y otras muchas esculturas, sino que da fe del rigor en la investigación de Laric además de justificar las posibles trabas legislativas a las que bien podría abocarse su trabajo, en un momento en que las leyes encuentran enormes dificultades para subirse al tren del tiempo. Se lee muy bien como el archivo que es, y nos dirige de nuevo a ese experimento inicial que fue VVORK.

@Javier_Hontoria