Tesoro de Guarrazar en el Museo Arqueológico. Foto: Museo Arqueológico Nacional

Tesoro de Guarrazar en el Museo Arqueológico. Foto: Museo Arqueológico Nacional

Arte

El fantasma de un 'Louvre español'. Anatomía del riesgo de robo en España, ¿puede suceder aquí?

El robo exprés de las joyas napoleónicas en el Louvre, el museo más visitado del mundo, desata las alarmas.

Más información: De la diadema de Eugenia de Montijo a un collar de zafiros de la realeza francesa: las 8 joyas robadas en el Louvre

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A las 9:45 a. m. del domingo, pocos minutos después de la apertura del museo, un grupo de identidad desconocida accedió a la Galería Apolo del Louvre por una zona en obras junto al Sena. Entró por una plataforma elevadora montada en un camión en la zona en obras y cortó una ventana con herramientas eléctricas. En apenas 5 minutos perpetró un robo histórico.

Aún sin el inventario oficial, se estima que son nueve joyas de la colección napoleónica las que han desaparecido: entre los objetos robados habría un collar, un broche y una tiara, además de otras piezas menores vinculadas a Napoleón y a la emperatriz Eugenia.

La corona de la emperatriz española Eugenia (Eugénie de Montijo) apareció posteriormente dañada en las inmediaciones del museo tras la huida de los ladrones, según informan los medios franceses.

El golpe replica las lógicas de bandas organizadas que se benefician de obras y rehabilitaciones en los inmuebles, circunstancia que les permite accesos fáciles y una alta velocidad de ejecución, con fuga -habitualmente- en motocicleta. París arrastra una racha de asaltos de lujo que acreditan experiencia en este tipo de siniestros.

En los últimos cinco años se han hecho públicos al menos 6 robos en altas joyerías como Piaget, en 2023, con un botín de 10-15 millones de euros, Bulgari, en 2021, de aproximadamente 10 millones, o en la prestigiosa joyería Chaumet, en 2021 con un robo de entre 2 y 3 millones, con una parte de las valiosas piezas recuperadas. Aunque el robo del Louvre es de un valor incalculable.

Este museo ya era cuestionado en materia de seguridad por el desmedido flujo de visitantes, que los domingos alcanza su pico semanal de 30.000 personas, lo que entorpece la vigilancia y seguridad de las piezas más pequeñas.

Pero, ¿puede pasar esto en España?

Nuestros grandes museos como El Prado o el Palacio Real tienen la última tecnología en seguridad, pero España tiene mucho patrimonio que no está tan bien protegido: véase el robo de Códice Calixtino, o la sustracción de un original, dejando, en su lugar, una copia falsificada de una obra de Galileo en la Biblioteca Nacional, del Sidereus Nuncius (1610).

Vista de uno de los tesoros que se muestran en la Galería de las Colecciones Reales. Foto: Cristina Villarino

Vista de uno de los tesoros que se muestran en la Galería de las Colecciones Reales. Foto: Cristina Villarino

Es verdad que una buena parte de las joyas sustraídas se recuperan. La operación Pandora dirigida por la Guardia Civil española con el apoyo de Europol e Interpol en 2024, se saldó con 85 detenciones y la recuperación de más de 6.400 bienes culturales.

Respecto a que esto suceda en España, Marta Pérez Ibañez, historiadora del arte, afirma: "Las medidas de seguridad del Louvre se pusieron en marcha tal y como están ahora en los años 80, y me consta que los museos españoles tienen estrictas medidas de seguridad. Creo que sería muy difícil perpetrar un robo así”.

Y añade: “tanto la Interpol como el FBI, como todas las policías nacionales, están pendientes de cualquier obra que aparezca en cualquier mercado, tanto público como en las casas de subastas como en un mercado privado y puedan dar la voz de alarma y recuperar así las piezas”.

Es cierto que unas joyas de tal calibre serían prácticamente imposibles de vender en el mercado secundario donde hay un seguimiento exhaustivo y un control de todas las piezas que entran en él, ante esta posibilidad afirma Cipriano García, historiador del arte: "Cuando estamos hablando de joyas el único mercado que quedaría sería el de desmontar las piezas y venderlas por partes, destrozando la obra y perdiendo el valor”.

Los estándares del ICOM (Consejo internacional de museos) son claros: el riesgo sube cuando hay rehabilitaciones y logística de carga y descarga; la prevención pasa por análisis de riesgo, perímetros separados y simulacros cronometrados.

¿Qué piezas son más vulnerables?

Las que tienen piezas pequeñas de gran valor y salida fácil al mercado negro como el Tesoro de Guarrazar (coronas y colgantes visigodos), distribuido entre el Museo Arqueológico Nacional (MAN), el Palacio Real de Madrid y el Musée de Cluny (París), el Tesoro de Aliseda (fenicio-tartésico, s. VII a. C.), y el Tesoro del Carambolo (protohistórico), conservado en el Museo Arqueológico de Sevilla.

Sin embargo, las joyas de la Casa Real (“joyas de pasar”, p. ej. tiara Flor de Lis), son propiedad privada, no como las “joyas de la Corona” británicas; y no suelen estar en exposición pública.

Diversas informaciones sitúan su custodia en el Palacio Real de Madrid, en dependencias de alta seguridad (cámara acorazada), de donde solo salen para actos oficiales.

Aunque esa ubicación no está confirmada de forma nominal para las joyas de pasar, sí lo está para la corona y el cetro (hoy expuestos en la Sala de la Corona tras décadas en la cámara acorazada), lo que acredita la existencia de esa custodia en el propio Palacio.