Dora Maar, una artista por derecho propio más allá de Picasso

La exposición que, organizada por la Fundación Loewe, se ha presentado en el Museo Lázaro Galdiano, aunque no nos transmite una visión completa de su trabajo, sí nos permite una atención concentrada en su obra artística.

En este recorrido se presentan 84 piezas, casi todas de medio o pequeño formato. Se trata de fotografías, junto a una serie de dibujos recientemente descubiertos y ahora expuestos al público por primera vez. Hay también un conjunto de diarios y cuadernos elaborados en lápiz y tinta china, así como una única pintura de pequeño formato. Es toda una ocasión para situar la relevancia de Dora Maar en el arte de nuestro tiempo.

Graciela Iturbide: "El Premio Princesa de Asturias es un reconocimiento para toda la fotografía latinoamericana"

El verdadero nombre de Dora Maar era Henriette Theodora Markovitch, nacida de madre francesa y padre croata (arquitecto famoso) en Tours el 22 de noviembre de 1907, y fallecida en París el 16 de julio de 1997. La familia viajó a Buenos Aires en 1909 por motivos profesionales, y así ella pasó su infancia en Argentina.

De vuelta a París en 1926, la joven Henriette estudia arte y fotografía, adopta el pseudónimo de Dora Maar, y viaja a Barcelona y Londres. Se convierte en amante de Georges Bataille en 1934. Conectó con los surrealistas en 1935, y firma panfletos con ellos. En 1935, Jean Renoir la contrató como fotógrafa para la película El crimen del señor Lange.

Dora Maar: 'Checkered figure',1939. Foto: Galerie Boquet and Ambroise Audoin-Rouzeau. Vegap

En la presentación del filme vio por primera vez a Picasso, 26 años mayor que ella y ya un artista mundialmente famoso. Ella tenía 29 años y él 55. Más tarde volvieron a encontrarse en el café Les Deux Magots, donde iniciaron una relación amorosa. Ella estaba en la cima de su carrera, mientras que él salía de lo que describió como la peor época de su vida.

Aunque había empezado estudiando pintura, no le acababa de gustar plenamente, y así Maar se dedicó al estudio de la fotografía y a su despliegue artístico. Es algo que constituye el núcleo central de las piezas reunidas en la exposición, datadas entre 1933 y 1939. Lo que vemos en las mismas son especialmente ambientes urbanos, con vendedores y figuras ambulantes.

También imágenes tomadas en sus viajes en torno al mar. Y después de su encuentro con Picasso, imágenes personales del mismo junto a otras que documentan la elaboración del Guernica. Y no sólo Picasso, hay también dos expresivas imágenes de personas muy relevantes en el ámbito de la cultura: un retrato de Frida Kahlo, datado en torno a 1934, y ya mucho más tarde: en 1949, otro de Jean Cocteau.

Para sus fotografías utiliza las técnicas del fotocollage y del desenfoque, lo que le permite mezclar e insertar representaciones de carácter diverso. En mi opinión, es en esta línea donde se sitúa lo más decisivo de su trabajo artístico, pues en las mismas se nos transmite una visión interior y profunda de todo lo que aparece, llevándonos a mirar lo más hondo de lo que constituye el escenario de nuestras experiencias.

Su trayectoria estuvo determinada por su relación con Picasso, quien la maltrataba físicamente

Considero que una de las piezas más expresivas de todo ello es Sin título (Mano-marisco) (1934), en la que vemos cómo una hermosa mano femenina brota de una concha de marisco, y de la que se presenta una copia moderna.

Maar decidió volver a la pintura en 1935, tras el encuentro con Picasso, quien la animó a continuar, dedicando buena parte de los últimos años de su trayectoria. Sus pinturas están también caracterizadas por la mezcla y la superposición de imágenes, en lugar de la figuración tradicional. Predomina en ellas la impronta de la interrogación surrealista.

Dora Maar: Remendadores a la sombra de una barca en la Playa Gran de Tossa de Mar,1933. Foto: VEGAP, Arxiu Nacional de Catalunya

En la muestra vemos una pequeña pintura: Paisaje (sur de Francia) (1957), en la que el cielo se superpone a un paisaje desértico. Y, desde luego, son particularmente atractivos los dibujos, junto a los cuadernos y diarios, que podemos ver, y que juegan con imágenes no figurativas de estilo cubista.

El despliegue de su trayectoria vital y artística estuvo, sin duda, muy determinado por su relación con Picasso, quien la maltrataba físicamente. Su relación amorosa terminó en 1943, aunque se vieron esporádicamente hasta 1946. A partir de 1945 fue psicoanalizada por Jacques Lacan, y posteriormente ingresó en el hospital de Sainte-Anne.

Después de su ruptura sufrió una gran depresión, se volvió muy católica, y vivió recluida en París y Manerbe. Solitaria hasta su fallecimiento en 1997, Dora Maar encontró apoyo en la religión, y siguió trabajando silenciosamente: fotografías, pinturas y dibujos. En algunos casos, se han ido recuperando. Aunque la expresividad de aquellos años 30 se fue perdiendo.