Arte

En el reverso del glamour

Los Ángeles. 1955-1985

4 mayo, 2006 02:00

Ed Ruscha: The back of Hollywood, 1977

Centro Pompidou. Plaza Georges Pompidou. París. Hasta el 17 de julio

A cualquier persona que siga con interés las propuestas del arte contemporáneo en las últimas décadas, los nombres y las obras de los artistas estadounidenses le resultan bastante familiares. Es un elemento más que indica la hegemonía cultural de Estados Unidos en estos tiempos de globalización. Se trata, además, de algo que tiene sus razones históricas: el desplazamiento de la vanguardia artística desde Europa a Nueva York al término de la Segunda Guerra Mundial, en un contexto que se había ido haciendo crecientemente receptivo, ya desde la década de los veinte, con la creación del Museo de Arte Moderno y la formación de grandes colecciones privadas y corporativas.

La formidable exposición que presenta ahora el Centro Pompidou viene a completar, aquí en Europa, nuestra comprensión histórica de ese proceso con la reconstrucción de tres décadas de intensa creatividad artística que permiten considerar a Los ángeles como el otro gran polo urbano de la expansión del arte contemporáneo en Estados Unidos. Estructurada cronológicamente, la comisaria Catherine Grenier ha agrupado las cerca de 350 obras de 85 artistas que reúne la muestra, en una serie de ejes temáticos: Ensamblaje, Finish Fetish o L. A. Look (algo así como El fetiche del acabado y La Mirada de Los ángeles, denominaciones que adoptan allí las propuestas minimalistas), Luz y Espacio, Pop Art de L. A., Arte conceptual, Performance, Las artistas mujeres, Contra-cultura y Nueva Generación. A la vez, curiosamente, sitúa como correlato dos acontecimientos literarios en el inicio y el final del período: la instalación en 1957 de los poetas Beat en Venice Beach y la publicación en 1985 de Menos que cero, la primera novela de Bret Easton Ellis.

Ese contrapunto literario es incisivo y bastante indicador, porque si, con toda la diversidad y gran pluralismo de tendencias, soportes y poéticas presentes en la exposición, hay un hilo conductor que parece desvelarse en esta reconstrucción de los movimientos artísticos en Los ángeles, yo lo situaría en el predominio de las posiciones conceptuales y críticas respecto a un universo envolvente de imágenes mediáticas: cine, diseño, publicidad, etc. Con toda una gran diversidad de matices, es altamente significativo que en la ciudad de Hollywood, en la meca del espectáculo, los artistas trabajen buceando en la interioridad, trazando, desde la resonancia del cuerpo a la construcción de nuevas formas de espiritualidad, posiciones que son siempre agudamente críticas respecto a la cultura del espectáculo y a los usos banales de la representación que ésta conlleva.

Las instalaciones narrativas de Edward Kienholz, o las abiertamente reivindicativas de los artistas afro-americanos, muestran en las décadas de los sesenta y los setenta de forma directa el impacto de la poesía Beat. Las superficies coloristas y de perfecta terminación de las propuestas minimalistas, inspiradas en las tablas de surf o en el brillo de los automóviles, darán paso a fines de los sesenta y en los setenta a las investigaciones sobre la luz y el espacio, en una línea de desmaterialización del objeto artístico, con nombres de tanta relevancia como Robert Irwin o James Turrell. La mirada pop, crítica e intensamente irónica de Joe Goode, Llyn Foulkes y, sobre todo, el gran Edward Ruscha, despliega un signo de interrogación sutil sobre el modo de vida americano y sus iconos. Las propuestas conceptuales de John Baldessari o Bruce Nauman introducen una carga teórica en el espacio mismo de la representación, mientras que las acciones de Allan Kaprow, Chris Burden o Paul McCarthy rompen la separación entre arte y vida, cuestionando cualquier tipo de reducción del arte y la imagen a mera vía de embellecimiento, de ocultamiento de los aspectos más duros o negativos de la existencia.

Las fotos, excelentes, de Dennis Hopper, cuya película Easy Rider, convertida hoy en toda una divisa generacional, se estrenó en 1969, tienen su continuidad en toda una serie de prácticas contra-culturales, impregnadas del rechazo punk, altamente subversivas a la vez que divertidas y anti-solemnes, y en cuyo contexto se inscribe la obra de Mike Kelley, de quien se reproduce en una sala enteramente dedicada a él su instalación de inicios de los ochenta La isla de los monos (Monkey Island). Están también presentes en la muestra el emerger del arte chicano, con las intervenciones urbanas del Grupo Asco, o el inicio histórico del arte feminista, con la apertura en 1973 del Edificio de la Mujer (Woman’s Building), un espacio, que hoy se ve lleno de aura, de enseñanza y de prácticas del movimiento artístico feminista, y con piezas de gran interés de Judy Chicago, Rachel Rosenthal o Miriam Schapiro, entre otras. El panorama termina con la aparición en los ochenta de una nueva generación de artistas, en la que predominan los planteamientos conceptuales o la performance, y con nombres como Christopher Williams, Larry Johnson o Raymond Pettibon.

De forma paralela, las salas de cine del Pompidou programan una amplia selección de películas, vídeos y series de televisión, y a la vez la agencia m0rphosis, bajo la dirección de su fundador, Thom Mayne, premio Pritzker 2004, ha sido invitada a exponer sus realizaciones y proyectos recientes.

Así que, ya saben: si pasan por París, pueden darse toda una zambullida en lo que podríamos llamar el reverso del glamour, o el lado oscuro del espectáculo: en términos de imagen, de representación, Los ángeles no puede reducirse a Hollywood, Disneylandia, las mansiones de Beverly Hills, o los diversos espejismos del lujo y el dinero. En esa ciudad sin centro, más un territorio expandido que ciudad, hay una gran diversidad de formas de vida y experiencia, que llegan esporádicamente a los medios de comunicación a través de las explosiones de los conflictos sociales, o del impacto causado por catástrofes naturales. En esa realidad multiforme actúa la mirada crítica de los artistas, a muchos de los cuales podemos comprender en su contexto gracias a esta magnífica exposición.