Image: Tomàs Llorens entrega el testigo a Guillermo Solana

Image: Tomàs Llorens entrega el testigo a Guillermo Solana

Arte

Tomàs Llorens entrega el testigo a Guillermo Solana

Relevo en el Museo Thyssen-Bornemisza

5 mayo, 2005 02:00

Tomás Llorens y Guillermo Solana. Foto: Javi Martínez

El relevo en uno de los más importantes museos españoles es inminente. Tras quince años al frente del Thyssen, todo un récord para los tiempos que corren, Tomàs Llorens se jubila y entrega el testigo a Guillermo Solana, profesor, crítico de arte y colaborador habitual de estas páginas. El entendimiento entre ambos se fraguó en la larga preparación de la exposición Gauguin y los orígenes del Simbolismo, y la opinión de Llorens ha sido determinante a la hora de designar al nuevo conservador jefe. Se trata de una sucesión en la que se persigue la continuidad y la discreción. En este encuentro, que tiene lugar mientras Llorens ocupa aún el cargo, en el despacho que pronto abandonará, ambos se muestran excesivamente cautelosos, férreos guardianes de la imagen impoluta del museo. Se intuye una primera etapa en la que el margen de maniobra de Solana va a ser bastante reducido, y el hecho de que Llorens se incorpore al Patronato del museo no facilitará la visibilidad de una impronta personal por parte del director entrante. En unos meses sabremos más.

Se ve que se llevan bien, y al finalizar la entrevista, que a los dos les resulta algo incómoda, se van a tomar algo a uno de los bares cercanos. Llorens se va con la tranquilidad de quien es consciente de haber realizado bien su trabajo y de dejar todo bien atado. Solana llega sabiendo dónde se mete y cuáles son las condiciones de su nombramiento. Tiene las necesarias dotes diplomáticas que el cargo requiere, y nadie puede poner en duda su preparación. De momento, se reserva sus planes para el museo: las circunstancias -el patronato que debía confirmarle aún no se había reunido, y con Llorens vigilando sus palabras- no invitaban a explayarse.

-Guillermo Solana ¿qué recibe de Tomàs Llorens?
-Solana: Recibo un increíble legado, un museo construido en estos últimos quince años desde la nada... a partir de una colección, claro. Un museo que se ha consolidado, que tiene un inmenso prestigio. El legado es demasiado bueno.

-Tomàs Llorens, ¿qué espera de Guillermo Solana?
-Llorens: El período de la novedad de un museo, los primeros diez años, es el más fácil. A Guillermo le toca el más difícil, que es el de la consolidación. Un museo se afianza en al menos dos generaciones: 25 o 30 años.

-Los relevos en los equipos directivos de los museos son un tema peliagudo en España. En este caso no ha estado motivado por un capricho político y el candidato ha sido propuesto desde el propio museo. No obstante, se oyen voces que reclaman un sistema de candidaturas acompañadas de proyectos que se decidan por un tribunal, por méritos.
-Llorens: Aquí hablamos del proceso de transición de este museo, que es un proyecto concreto.

-Tomàs, usted va a seguir en el Thyssen, comisariando exposiciones. ¿No va a dejarse llevar por la tentación de inmiscuirse en la dirección?
-Llorens: Hay tres proyectos que voy a llevar como comisario externo, así es como se han hecho la mayoría de las exposiciones en este museo, y ningún comisario ha interferido con la dirección.

-Bueno... sé que siempre ha dejado oír su opinión sobre todas las fases de las exposiciones. No me creo que ahora, estando tan cerca, vaya a dejar de vigilar lo que se haga en el museo.
-Llorens: Por supuesto que no voy a hacerlo. Y tengo otros proyectos: el catálogo razonado de Julio González, que espero que culmine en una monografía. Estaré más tiempo en Denia que en Madrid.

Programar para 2010
-El Thyssen lleva a cabo grandes proyectos expositivos que se mueven muy despacio. ¿Hasta qué año está cerrada la programación?
-Llorens: Operamos con planes cuatrienales, a petición de los ministerios de Cultura y Economía y Hacienda. Estamos elaborando el programa hasta 2009. Ahora bien, el Patronato cerrará en agosto sólo la programación del 2006. A partir de entonces es indicativa, con proyectos más o menos consolidados: los del 2008 o 2009 están bastante en el aire. Guillermo tendrá poca capacidad para cambiar las exposiciones del 2006; en 2007 se podrá tal vez mover alguna, y el margen será mayor en años sucesivos. Y tiene que pensar ya en el 2010.
-Solana: Hasta 2007 no hay cambios posibles. Ahora podemos adelantar sólo una parte de la programación: dentro de unos días se inaugurará Corot, en octubre Mimesis, realismos modernos, a principios de febrero de 2006 una muestra sobre las vanguardias rusas y, en verano, Sargent/Sorolla. En la serie de Contextos, tendremos a Matisse, Fragonard y Tintoretto entre otras.

-Guillermo, ¿qué planes tiene respecto a la colección permanente?
-Solana: El horizonte inmediato es la instalación conjunta de la colección del museo y la de la baronesa Thyssen. No es algo arbitrario. Algunos de los cuadros de su colección fueron adquiridos aún por el barón, y hay una extraordinaria complementariedad entre ambos conjuntos. Algunas salas quedarán muy reforzadas y la lectura didáctica será mucho más clara.

-En esa nueva ordenación, ¿veremos obras nuevas de Carmen Thyssen?
-Solana: No, serán estas mismas, e incluso alguna menos, porque están un poco apretadas.

-¿Va a asesorar a Carmen Thyssen en sus adquisiciones?
-Solana: Ella misma decide sus compras. Si me consulta, estaré a su disposición, pero que yo sepa no habrá ningún nombramiento ni oficial ni oficioso como asesor.
-Llorens: Tampoco lo he desempeñado yo. Mi papel ha sido proporcionar información, si me la han solicitado.

-Otros museos luchan para conseguir fondos, estructurarse, lograr autonomía...¿Cuál es el primer objetivo a conseguir en el Thyssen?
-Solana: La integración de la colección de la baronesa.
-Llorens: La gran tarea pendiente, y no depende de los gestores del museo, es su incorporación con carácter definitivo.

-¿Y qué le falta al museo para estar a la altura de los más grandes del mundo?
-Llorens: Un par de siglos.
-Solana: No puede ser, el Metropolitan o el Louvre tienen otras dimensiones. Pero este museo está en muchos sentidos por encima de su escala. Está en el grupo internacional de museos y ha hecho exposiciones muy ambiciosas. Me importa mucho mantener esta capacidad. Hay museos como el Prado, con una colección tan inmensa... ésta es fabulosa, pero su tamaño es medio, y sus condiciones están al nivel de los más grandes.

Reuniones en el "paseo del arte"
-Se está potenciado el eje museístico del Paseo del Prado. ¿Va a haber proyectos conjuntos o una mayor coordinación con el Prado y el Reina Sofía?
-Solana: La estabilidad y el buen funcionamiento de las relaciones entre los tres museos se basa en que cada uno respeta ciertas áreas. El Prado se ocupa de la pintura antigua, el Reina Sofía del arte contemporáneo, y el Thyssen, por las características de su colección, de las correspondencias y de la transición entre lo antiguo y lo moderno. Ese ha sido el eje de la política de exposiciones hasta ahora, moviéndose entre mediados del XIX y mediados del XX.
-Llorens: Cada dos meses, los directores del Prado, el Reina Sofía, el Thyssen y Patrimonio Nacional, acompañados de nuestros respectivos gerentes y presidentes de patronato, nos reunimos informalmente y hablamos de promoción, servicios al público, programación y coordinación de inauguraciones, etc. Nuestra relación con ellos es privilegiada. Si un cuadro muy importante normalmente no se presta pero nos lo pide el Prado, se concede. Y al revés. Incluso nos pedimos mutuamente ayuda en las relaciones con los museos extranjeros.

-El patronato es un órgano que en cada institución museística funciona de manera diferente. ¿Qué tipo de patronato es el del Thyssen?
-Llorens: El patronato de la Fundación tiene como modelo el consejo de administración de una sociedad. Asume la responsabilidad última de las decisiones que conciernen al museo. No es así en el caso de los organismos autónomos como el Reina Sofía o el Prado. En ese sentido el patronato del Thyssen es más activo de lo habitual y se reúne con frecuencia, cinco o seis veces al año. Está compuesto por doce miembros: cuatro ex-oficio, cuatro elegidos por el Consejo de Ministros y cuatro por la familia Thyssen.

-¿Hay ahora historiadores en el patronato?
-Llorens: En este momento está Norman Rosenthal. Y estaba Javier Tusell.

-Tengo la impresión de que el Thyssen no es todavía sentido como totalmente "nuestro". ¿Cuáles podrían ser las razones de este distanciamiento "emocional"?
-Llorens: Nuestro ámbito no es el arte español, por lo que es lógico que se entienda como algo menos propio. Pero cuando hayan pasado dos generaciones, ocurrirá lo que ha pasado, por ejemplo, con la Frick Collection de Nueva York. Los museos tienen una vida muy larga.
-Solana: Las cifras de visitantes son elocuentes. Yo no tengo la sensación de que haya una actitud distante en el público. Incluso creo que el museo, por su nombre, por las figuras del barón y de la baronesa, tiene un glamour social que no tienen otros. Todo lo que permita a la gente saber del museo está muy bien.
-Llorens: En su origen, la colección estuvo prestada. A los pocos meses el Gobierno español cerró el pacto de adquisición. Todavía hay gente que eso no lo sabe, que piensa que la colección no es nuestra, pagada por los españoles. No se ha transmitido bien.

En primera línea
-¿Están los grandes museos españoles en la primera línea internacional?
-Llorens: Hay un grupo que no tiene nombre, relativamente informal, en el que están los 50 principales museos del mundo. En él están el Prado, el Thyssen, el Reina Sofía y el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Hay además, cuatro británicos, cuatro alemanes, dos suizos, seis franceses, dos rusos, tres italianos... Cuatro españoles está muy bien.

-La línea de exposiciones temporales que ha llevado hasta ahora a cabo el museo ha sido hasta cierto punto "académica". Que el nuevo director sea profesor de universidad ¿va a contribuir a mantenerla?
-Solana: Efectivamente, los proyectos de este museo han sido proyectos científicos serios, y eso no va a variar porque yo venga o no de la Universidad. Las exposiciones, sobre todo las de maestros antiguos o de artistas del siglo XX que están en los museos, son demasiado caras, complejas y delicadas para hacerlas a tontas y a locas. Si no hay un proyecto científico, si una exposición no aporta una interpretación nueva de un artista, de un período, de un problema, no merece la pena pasear las obras de arte, que siempre corren riesgos. En la medida en que dependa de mí, ésta seguirá siendo la línea del museo.

-Guillermo, ¿qué tipo de exposiciones querría programar para el Thyssen?
-Solana: El tipo de exposiciones que se ha hecho aquí en los últimos años. Las monográficas pueden ser fascinantes, y suelen ser las que más público arrastran; además son, intelectualmente, las más fáciles de hacer y no hay más que recopilar, seleccionar. La exposición más retadora, tentadora, es la que se construye desde cero. El argumento lo construyes tú, y tú marcas las etapas de ese argumento.
-Llorens: Así ocurría en la exposición que Guillermo comisarió en esta casa, Gauguin y los orígenes del Simbolismo. él hizo una aportación muy importante que ha sido reconocida por la historiografía especializada internacional. La exposición sobre Gauguin arrojaba nueva luz sobre el París de los años 80 del siglo XIX.

-Guillermo, ¿qué momentos o qué áreas le interesan más, cree que no están bien explicadas o admiten mayores aportaciones?
-Solana: Me interesa enormemente el postimpresionismo, que es un período muy estudiado, pero sigue siendo muy laberíntico, en el que se superponen muchas cuestiones y que aún se considera decisivo para entender lo que ha ocurrido en el siglo XX. Y es de donde yo procedo, porque es al que más me he dedicado. De hecho, está entre mis deseos para el Thyssen poder hacer una exposición sobre Van Gogh, a quien he estudiado a fondo. Y luego, el período de entreguerras, en el que todavía hay mucho por revisar, muchos artistas interesantes y muchas direcciones contradictorias de avance en el arte moderno, o de retroceso. Los años comprendidos entre 1914 y 1939. Pero también me interesan las neovanguardias.

Entre lo antiguo y lo moderno
-Hasta el momento, el museo, cuando ha investigado el siglo XX, ha llegado a las vanguardias históricas, digamos hasta mediados del siglo XX. ¿No puede tener cabida el arte actual en el Thyssen?
-Solana: En la colección del Thyssen hay artistas vivos. Hockney, Rauschenberg, Stella, Kitaj, Freud, Auerbach... con obras que llegan hasta los años 80. En ninguna parte está escrito un límite un temporal para las exposiciones que se hagan aquí, aunque en mi opinión el eje deba seguir siendo esa transición de lo antiguo a lo moderno. Pero eso no significa que no se puedan programar muestras de artistas vivos, y alguna idea ya hay en proyecto, aunque ahora no se pueda adelantar para no perjudicar nuestra posición negociadora. Veo más difícil que el museo entre en la actualidad inmediata.

-¿No les interesa ese tipo de exposición en que un artista o un grupo de artistas en activo dialogan con la colección puntualmente?
-Llorens: Sí, pueden ser muy útiles. Pero el objetivo debe ser siempre el diálogo con la colección. Me habría encantado hacer aquí algo de arte chino, pero no se habría justificado. La primera misión de un museo es difundir su colección. Las exposiciones temporales tienen también, entre otras, esa función: en todas las que hemos hecho había bastantes obras propias.

Un museo especializado
-En los museos españoles no hay una fluidez entre el arte antiguo y contemporáneo, como sí ocurre, por ejemplo, en museos americanos. Creo que esto fomenta la idea equivocada de que son cosas distintas. De que el arte reciente no se puede contemplar de la misma manera.
-Llorens: Hay dos tradiciones museísticas. En América del Norte, donde el estado central es débil y las ciudades tienen una gran importancia, cada gran ciudad tiene un museo universal, "metropolitano", que incluye lo mismo arte africano que europeo o reciente. El modelo europeo es de museos especializados en diferentes aspectos: la arqueología, la pintura antigua, la modernidad, las artes decorativas, el arte nacional... España se inscribe en el modelo europeo, y eso me parece fantástico. La tradición americana es más primitiva y más confusa: la europea es más racional, está más de acuerdo con la herencia de la Ilustración.
-Solana: En España, y en Europa, los museos provinciales de Bellas Artes han tenido algo de bric-a-brac, donde podía haber legados de arte antiguo a la vez que colecciones modernas.

-¿Por qué creen que Madrid se está quedando rezagado respecto a otras ciudades españolas, y europeas, en la visibilidad del arte reciente? ¿Qué ha provocado el conservadurismo en la programación de las salas institucionales madrileñas?
-Solana: Algunas capitales pequeñas son, por el hecho de serlo, muy audaces. Madrid no tiene por qué tenerlo todo. Las instituciones de Madrid están más consolidadas, tienen más historia y se mueven más lentamente.
-Llorens: El arte reciente se ve en el mercado, y el de Madrid es pequeño. Sobre todo el verdaderamente sano, que es el de los coleccionistas particulares. Es natural que el arte reciente tenga aquí mucha menos presencia que en Londres porque el mercado de Londres es como cincuenta veces el de Madrid. La promoción del arte contemporáneo la debe hacer el mercado para que tenga éxito. Otra cosa es enseñar al público: eso lo tiene que hacer el Estado y para eso están los museos.

-No estoy de acuerdo con que la promoción del arte contemporáneo sea exclusiva del mercado. Hay que pensar en el espectador que ni sueña con comprarlo pero quiere acercarse a él. El éxito de La Casa Encendida da a entender que hay gente deseosa de conocer la creación más actual sin pasar por el mercado.
-Llorens: Sí. Son iniciativas que me parecen extraordinariamente loables y muy adecuadas. Pero volviendo a su pregunta, no creo que la programación de las salas institucionales sea conservadora. Cada una hace lo que tiene que hacer. Incluyendo al Reina Sofía. Y quizá quien ha variado su rumbo de exposiciones es porque está buscando más público.
-Solana: Hay que recordar que Madrid tiene ARCO. Otras ciudades españolas no tienen esa gran presencia del arte actual. Y sobre el dinamismo de otras ciudades, no me lo creo del todo. Esos arranques no duran. No tienen continuidad política, ni económica, ni respaldo del público... Son fuegos artificiales. Hoy tal centro está de moda y mañana será otro. De todas maneras, me parece estupendo este impulso.