De izquierda a derecha: el grupo de música BTS, el filósofo Byung-Chul Han, la nobel de literatura Han Kang, el cineasta Bong Joon-ho y el grupo de música Blackpink. Diseño: Rubén Vique

De izquierda a derecha: el grupo de música BTS, el filósofo Byung-Chul Han, la nobel de literatura Han Kang, el cineasta Bong Joon-ho y el grupo de música Blackpink. Diseño: Rubén Vique

El Cultural

Cultura global, crisis interna: Corea del Sur, entre la ola del 'hallyu' y la ley marcial

Ramón Pacheco, autor de 'Corea. Una nueva historia del Sur y del Norte', nos ofrece las claves para entender la situación actual del país del k-pop en los ámbitos de la política y de las artes. 

Más información: Del K-pop a 'El juego del calamar': Londres se rinde al 'Hallyu', la ola coreana que arrasa en el mundo

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Gangnam es un distrito de Seúl cuyo significado en coreano es "al sur del río" (del río Han, que atraviesa la capital surcoreana). No estaba muy desarrollado el lugar. Por él paseaban vacas entre los campos de coles y los huertos de perales. En 1970, en cambio, empezaron a aflorar rascacielos. En las décadas siguientes el lugar seguiría desarrollándose, hasta que en 1990 se convirtió en una zona de apartamentos de lujo y vida nocturna de alto standing. En la actualidad, se ha consolidado como una de las partes de la capital surcoreana más moderna, popular y cara, reflejo de la nueva Corea del Sur.

Pero para la mayoría de la población global, Gangnam no es sinónimo ni de alta sociedad, ni de fiesta, ni de emprendedores, sino de un hombre con tupé y gafas de sol que monta en un caballo imaginario al ritmo de una tonadilla pop. En el año 2010, el Gangnam style del rapero Psy saturó las redes y se convirtió en el vídeo más visto de YouTube, despertando un furor que tuvo al mundo entero haciéndose pasar por jinetes y grabándose para que el resto lo viera (así lo hicieron, por ejemplo, Britney Spears, el primer ministro australiano, los astronautas de la Estación Espacial Internacional y puede que incluso usted, querido lector, también).

Si aquel distrito simbolizaba la imagen de una nueva Corea del Sur moderna y a la vanguardia del desarrollo, el tema de Psy lo era de otro pilar esencial de la imagen del país. La canción se convirtió en el buque insignia de lo que se conoce como ola coreana ( o hallyu), la principal herramienta —y puede que, a día de hoy, la más efectiva—, de soft power (empleo de la cultura y la lengua para incrementar el poder a nivel internacional) de esta potencia asiática.

En Corea. Una nueva historia del Sur y el Norte (Ático de los libros, 2025), los especialistas en la región Ramón Pacheco y Victor D. Cha abordan, entre otros temas, la cultura surcoreana como fenómeno social y geopolítico: "Corea del Sur siempre ha tenido un movimiento cultural muy potente. Sin embargo, durante las dictaduras del siglo pasado este movimiento se centraba más en la protesta contra el régimen", comienza explicando en su entrevista con El Cultural Pacheco, quien ocupa la Cátedra de Corea KF VUB en la Universidad Libre de Bruselas.

Una vez terminada la dictadura y a partir de los años 90, continúa el catedrático, "Corea del Sur tuvo un boom creativo. El gobierno se aprovechó de ello para promover la ola coreana como una nueva pata en la que sustentar el crecimiento económico del país. Hubo una estrategia premeditada y de largo recorrido".

Rosalie Kim fue la comisaria de la exposición Hallyu! La ola coreana, que tuvo lugar en el Museo Victoria & Albert de Londres en 2022. En una entrevista con El Cultural por motivo de la muestra argumentó que "la noticia de que el éxito de taquilla de Jurassic Park había disparado la venta de autos Hyundai hasta los 1,5 millones en 1994 hizo que el gobierno coreano de Kim Dae Jung invirtiera en cuadriplicar las exportaciones de sus industrias culturales".

Esta inyección de capital sostenida a lo largo del tiempo en el ámbito cultural tuvo su resultado en las décadas siguientes. Aunque algunos elementos de la cultura coreana ya se estaban filtrando en el plano internacional, como es el caso de los k-dramas, la viralización sin precedentes del Gangnam Style de Psy fue el pistoletazo de salida para una estampida de contenido audiovisual con sello surcoreano.

En el ámbito musical, a la entrada en escena de Psy le siguió el fenómeno del k-pop. Corea del Sur se convirtió en una fábrica de grupos musicales juveniles que cosechan auténticas legiones de fans por todo el mundo, entre las que destacan la boy band BTS y la girl band Blackpink.

Interesado por el impacto cultural del k-pop, que ha servido como pegamento para una enorme comunidad online de fans, Pacheco explica en su libro que se dirigió tras la pandemia de covid-19 a un concierto de Blackpink en Londres. Allí preguntó a algunos seguidores de la banda por los motivos detrás de esta cohesión, que les ha llevado incluso a realizar actos conjuntos reivindicativos fuera de lo musical: "Comunidad y felicidad —explica el catedrático—. Ser Blink (fans de Blackpink) daba sentido y alegría a sus vidas".

'Corea. Una nueva historia del Sur y el Norte', de Victor D. Cha y Ramón Pacheco Pardo (Ático de los Libros, 2025).

'Corea. Una nueva historia del Sur y el Norte', de Victor D. Cha y Ramón Pacheco Pardo (Ático de los Libros, 2025).

Pero, ¿qué es lo que hace que sea precisamente una banda de pop la que congregue de esta manera a tantísima gente? "Bajo mi punto de vista —sostiene Pacheco—, los artistas surcoreanos se han vuelto expertos en mezclar sus raíces culturales locales con influencias extranjeras. Y también saben contar historias universales que son más fáciles de entender en otros países".

Esta misma explicación se traslada a otras ramas artísticas. Al k-pop le han seguido grandes logros en el cine y la televisión, con el triunfo en los Oscar de 2020 de Parásitos, de Bong Joon-Ho, siendo la primera película en idioma extranjero en alzar el premio a Mejor película, y el enorme éxito de El juego del calamar, que llegó a ser la serie más vista de la historia de la plataforma Netflix.

Del mismo modo, el mundo de las letras no ha sido ajeno a la fiebre por la cultura surcoreana: "Cada cierto tiempo, en Corea del Sur se debate si la cultura del país ha alcanzado su pico de popularidad. El año pasado también se estaba debatiendo, hasta que se anunció que Han Kang había sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura", comenta Pacheco.

"Creo que la cultura coreana todavía no ha alcanzado su pico de popularidad —continúa el catedrático español—, las generaciones más jóvenes están más abiertas a consumir arte en otras lenguas y por nuevos canales en comparación con las generaciones anteriores".

En nuestro propio país se ha dado una nueva muestra este mismo año de que la cultura de este país sigue en boga. El pasado 7 de mayo, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, autor de ensayos como La sociedad del cansancio (2010) y La sociedad de la transparencia (2012) era premiado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.

El furor por la cultura surcoreana traspasa, incluso, la —muy hermética— frontera con sus vecinos del norte. Dice Pacheco: "Los ciudadanos norcoreanos saben que Corea del Sur es una potencia cultural, sobre todo su cine y series de televisión. Tienen que acceder a dicha cultura de manera clandestina, pero lo hacen. El Gobierno también lo sabe, pero no quiere que la población lo sepa pues viene a demostrar que la cultura de origen coreano puede triunfar a escala global si el gobierno deje a los artistas que creen arte de manera libre".

El hallyu y las convulsiones sociopolíticas de Corea del Sur

En la noche del 3 de diciembre de 2024, el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol declaró la ley marcial en el país por primera vez desde 1980 debido a supuestas injerencias norcoreanas y la presencia de agentes del país vecino.

Pocas horas después, la Asamblea Nacional surcoreana, con manifestantes enfrentándose a las fuerzas del orden en las puertas, aprobó una moción por 190 votos a favor y 0 en contra el 4 de diciembre de 2024 para levantar la ley marcial. Incluso el partido del propio presidente votó en contra de la decisión de su líder. En un principio tanto el presidente como el ejército rechazaron la decisión de la asamblea, pero más tarde la acabaron por aceptar. La consecuencia última de toda esta situación fue la destitución de Yoon Suk-yeol y el anuncio de elecciones para el 3 de junio de 2025.

En lugar de ofrecer una imagen de inestabilidad, Pacheco considera que el país salió reforzado de este episodio: "Se ha demostrado que las instituciones democráticas funcionan y el pueblo surcoreano valora su democracia por encima de cualquier partidismo que pueda haber en el país".

Al igual que el resto de la población, la cultura surcoreana también alzó la voz ante el atrevimiento de Yoon Suk-yeol. Varias figuras reconocidas del k-pop rechazaron tajantemente la intentona del presidente, y han reclamado que sea juzgado por ello. Otros, como el cineasta Bong Joon-ho declararon sentirse "orgullosos" por la respuesta del pueblo surcoreano y de las instituciones democráticas de su país.

A la situación política, que tan solo afectó de forma parcial a la industria cultural surcoreana al provocar la anulación de conciertos que estaban programados para los días posteriores al 3 de diciembre, se le unen otros problemas de base estructural más profunda.

De entre ellos, el que más revuelo ha causado los últimos años es una supuesta ola de suicidios entre los artistas musicales surcoreanos, que hacían especular sobre las condiciones de sobreexplotación que podían estar sufriendo y las consecuencias de llevar una vida pública tan exigente.

Ramón Pacheco, sin embargo, considera que esto deja traslucir un aspecto positivo del país: "Corea del Sur es un país más abierto a hablar del suicidio que los países occidentales. Así pues, su tasa de suicidio no subestima la incidencia de este fenómeno, tal y como sucede en Occidente. Bajo mi punto de vista, esto lleva a que allí se hable del suicidio y los problemas mentales de sus estrellas de manera más abierta de lo que lo hacemos en Occidente. Así que no creo que su tasa sea mayor que en otros países. Simplemente, se habla de manera más abierta sobre ello".