Anne-Carson

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El Cultural

Anne Carson: “La poesía es el espacio que hay entre dos realidades”

La poeta canadiense, última Premio Princesa de Asturias de las Letras, se muestra confusa por recibir “una felicidad tan grande en estos tiempos de desconcierto” y responde con afilados y sutiles fogonazos a algunas preguntas sobre su obra

24 junio, 2020 09:18

“Puedo responder 3 de estas preguntas. Tú eliges”. La reticencia de la poeta y ensayista Anne Carson (Toronto, 1950) a las entrevistas es proverbial. Sirva de ejemplo esta frase: Nace en Canadá y se gana la vida enseñando griego antiguo”, que es la breve biografía que, por contrato, aparece en los libros de una escritora huidiza y desconfiada, celosísima de su vida privada, que lo máximo que concede es una charla por correo electrónico. En ella, sin embargo, se muestra paciente e inusual. Carson escribe siempre con minúsculas, frases escuetas, a veces cuatro palabras. A otras preguntas no responde, o advierte que el hilo de pensamiento sobre determinado asunto “ha terminado”. Entrevistar a la poeta canadiense es un desafío a la expectativa de que cualquier escritor debe y quiere explicarse más allá de sus libros.

Incluso, en un primer momento, llega a contestar a la entrevista simple y llanamente con un dibujo (reproducido más abajo) acompañado de un conciso: “autorretrato en respuesta a tus preguntas”. Como ha contado alguna vez, ella nunca quiso ser poeta, sino que “prefería dibujar, pero no era muy buena. Empecé a escribir poniendo títulos a los dibujos. Me gusta practicar ambas disciplinas, creo que se refrescan entre sí, son formas alternativas de usar la mente”. En este sentido, la obra de la más reciente ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras adopta siempre un enfoque multidisciplinar integrando artes clásicas como la música, el baile o el teatro con otras modernas como el vídeo y las artes visuales o el cómic.

Este eclecticismo es una de las claves de una poesía que, como su autora, abunda en un lenguaje conciso y se expresa con poemas breves que siempre encuentran la palabra más precisa. Aunque siempre ha sido reacia a llamarse poeta, Carson ha estado escribiendo alguna forma de poesía herética casi toda su vida. Una especie de prosa que parece poesía y que explora lo inexplicado, lo que queda en los márgenes. Su trabajo innovador y renovador es una mezcla de géneros, temas y estilos que poco a poco fue abriéndose camino en el mundo anglosajón hasta que llegaron los reconocimientos: el Premio Lannan, una beca MacArthur, el Premio Griffin o el Premio T. S. Eliot, que cuenta en su palmarés con Ted Hughes, Seamus Heaney y Derek Walcott y del que Carson fue la primera mujer galardonada.

"¿Qué pasaría si fuera capaz de extraer la forma verdadera de un pensamiento mientras aún está húmedo? Eso es lo que entiendo por poesía"

Sin embargo, cuando los críticos la citan como una de las escritoras que más ha contribuido a la renovación del lenguaje poético en el mundo anglosajón ella juega al despiste. “Mi poesía personal es un fracaso”, ha afirmado en alguna ocasión. También tiene varias definiciones sobre ella, desde el “aún estoy pensando qué es” hasta otras más acordes con sus versos como “Si la prosa es una casa, la poesía es un hombre en llamas que la atraviesa rápidamente”.

Con el rostro vuelto al pasado

No obstante, una de las claves de cómo construye sus versos, eso que su traductor Jordi Doce llama “poesía desde fuera” está en su absoluta falta de respeto por eso que el común del mundo literario conoce como géneros, con cuyas fronteras juega sin recato. “No sé mucho sobre géneros. Esta es mi forma de pensar sobre este asunto: ¿qué pasaría si pudiera encontrar una manera de borrar la preparación, es decir, si fuera capaz de volver a la idea de antes de la idea, de extraer la forma verdadera de un pensamiento mientras aún está húmedo?”, se pregunta Carson. “Eso es lo más cercano que entiendo a la poesía. Para mí es un espacio, una pausa entre género y género, entre palabra e imagen, entre pensamiento y movimiento... Es como ese ciervo que no estás segura de haber visto al atardecer. Solo ha estado ahí un segundo y simplemente se fue”.

Es decir, Carson defiende, como los griegos, que la vida no es más que un intento por atrapar lo que se va, lo que fluye irremediablemente, como el tiempo o las ideas. Es ahí donde nace el arte y la palabra poética. Aún más, "cuando tu pensamiento está quieto, pensando lo mismo que siempre has pensado, bien podrías estar muerto... La vida sucede cuando tu pensamiento se mueve”, remarca la escritora.

Otra clave de la poeta se halla en su profundo conocimiento de la tradición helenística, que toma forma en su faceta de catedrática de lenguas clásicas y en sus múltiples traducciones, además de constituir un elemento central de sus versos y sus ensayos, donde conecta muchas veces figuras y elementos del mundo antiguo con otras de la modernidad. La importancia de esta mirada al pasado la tasa Carson en una pregunta: “¿Estás listo para el futuro? Homero habla de los seres humanos como si estuvieran en el tiempo de espaldas al futuro, con sus rostros vueltos siempre al pasado”, explica.

"Todos los preceptos y ejemplos de dignidad que necesitamos para vivir nuestra vida se encuentran en el pasado ¿Estás listo para el futuro?"

“Y lo hace debido a que todos los preceptos y precedentes y ejemplos de dignidad que necesitamos para vivir nuestra vida se encuentran allí, en el pasado”. Una opinión que comparte la escritora, que ha relatado en muchas ocasiones como un encuentro en su juventud con una edición bilingüe de la poesía de Safo determinó su elección vital, hasta el punto de que su doctorado fue una disertación sobre la poeta griega, que más tarde se convirtió en su primer libro, Eros el agridulce, un breve y denso tratado sobre la centralidad de la falta de deseo.

'¿Por qué estoy llorando?'

En cuanto a la traducción, Carson la compara con una inmersión bajo el agua: “hay que tomar aire, meterse en el agua sin pensar y ponerse a nadar. Pero yo me siento perfectamente como en casa bajo el agua”, asegura. En cuanto a la docencia, no se decide a elegirla frente a la escritura. “Preguntas sobre preferencias. Difícil de decir. A veces pienso que enseñando me vuelvo más animal, más sociable. ¿Es eso bueno? Hoy en día somos animales solitarios, lo que parece una paradoja. Por otro lado, no tengo mucho que decir la mayoría de los días”.

"El Princesa de Asturias me ha dejado sin palabras. Realmente es confuso que me den una razón para una felicidad tan grande en este tiempo de desconcierto"

Como colofón de esta inusual charla, Carson hace referencia a su retrato y al premio, que la ha dejado “anonadada y sin palabras” y que acudirá a recoger “si el virus lo permite”. “Te envié un dibujo para capturar mi estado de ánimo, porque realmente es confuso que me den una razón para una felicidad tan grande en un momento en que el mundo se está acabando. O más bien, dado que el mundo no parece terminar, ahora que está entrando en un tiempo de desconcierto”, se justifica. Y ante la ausencia de palabras propias, recurre, claro, a los versos. “Hay un poema de Paul Valéry, que describe el momento en que Narciso mira hacia su reflejo en el agua y ve que está llorando. ‘¿Por qué estoy llorando?’, se pregunta. Así me siento yo”, concluye.