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El Cultural

La jardinería: finalistas

3 octubre, 2019 17:01

Hola, amigos. 

Como sinónimo de doble, se ha puesto de moda el término alemán doppelgänger en sustitución del castizo sosias. Un sosias es un doble, sí, un tipo que se parece tanto a ti que podría ser tu gemelo, amén de meterte en líos con la Justicia si se te ocurre acudir en mala hora a una rueda de reconocimiento. Llegas para un rato y te cae la perpetua revisable (o sin revisión o la pena de muerte, si estás en Estados Unidos o Tailandia) porque el testigo te señala a ti, que solo ibas para hacer un favor a tu cuñado polizonte. 

En la red de redes hay páginas que ofertan buscar y encontrar a tu sosias del mundo, mediante sofisticados sistemas de reconocimiento facial, a tu doppelgänger, un tipo que puede vivir en Nueva Zelanda o en Burgos y que desconoce tanto como tú cuánto os parecéis. Y sobre esto escribiremos la semana que viene, sobre los sosias, sobre los dobles, personas siempre muy literarias, individuos que tienen tanto parecido con otros tipos que pueden ser confundidos con ellos... 

Entretanto, veamos qué relatos están entre los veinte finalistas de la semana dedicada a la jardinería. Son: 

Ontario 
Con sólo quince años, su hija había escrito un libro y plantado varios árboles en el jardín. Cada día, atemorizado, le miraba la barriga.

Emeterio
En la cita a ciegas, él llevaba en la solapa una extraña rosa azul que ella reconoció al instante: le había desaparecido de su jardín.

Château
El rey dictó que su galeno salvaría la vida si la pócima elaborada con las plantas medicinales del jardín conseguía curarlo de su demencia.

Flores
Ella le reprochaba que nunca le regalara flores; el jardinero argumentaba que no le gustaba mezclar los negocios con el placer.

Mon
Salió al jardín para confesarle que le había sido infiel. No fue capaz de articular palabra tras verla con la podadora.

Enredadera
Nadie creía en sus experimentos con semillas de crecimiento rápido, hasta que un día le hallaron con una enredadera en el cuello.

Pelu
En el encuentro con los extraterrestres, el gobierno les ofreció oro. Estos prefirieron la flor que estaba a punto de pisar el presidente.

Creux 
«Vamos a ser padres», le dijo ella. Y a él, ese día, cuidar de arbustos plantados por otros le pareció el trabajo más triste del mundo.

Carnívoras
Desde que su mujer compró las dos enormes plantas carnívoras, que colocó a la entrada del dormitorio, se acostaba en el sofá del salón.

Testamento
Dijo que dejaba un tesoro en su jardín. Sus herederos cavaron bajo las rosas Julieta y su colección exclusiva de orquídeas sin hallar nada.

Marín
El detective llevaba años buscando a las chicas desaparecidas. Dio con ellas tras intentar plantar un árbol en su propio jardín.

Jardinero
Primero la ahogó, luego la enterró y cuando al tercer día la planta resucitó el jardinero volvió a recuperar su fe en la naturaleza.

Quedada26
Desde que desapareció su marido se dedica exclusivamente a cuidar su jardín, que crece con fuerza y belleza inusitadas.

La Marca Amarilla
Ponía música clásica a sus plantas convencido de que así vivían mejor. Cuando alguna moría, alegaba que era sorda.

Marta
Ponía mucho cariño en su cuidado; regar a diario, podar, hablar, cantar…; sus plantas eran las únicas que no le contradecían.

Agatha
Mientras la policía cavaba en el jardín, ella sonreía, apoyada en el musculoso brazo del espantapájaros.

Maravedí
El paisajista diseñó, con amoroso esmero, el jardín soñado por la joven condesa: su anciano esposo jamás lograría salir de aquel laberinto.

La Marca Amarilla
Siempre le dijeron aquello de que el amor había que regarlo cada día, como las plantas. La tarde que firmó el divorcio destrozó su jardín.

Aganju
La señora Engracia prodigaba mil y un cuidados a su pequeño jardín. La inusual presencia de malas hierbas puso en alerta a los vecinos.

Vires acquirit eundo
La plantó en el mejor sitio del jardín; la regaba y le hablaba a diario, pero el cadáver de su mujer seguía sin dar señales de vida.

Y uno, de regalo: 

Pondio
Tras arrancar, uno a uno, los pétalos de todas las orquídeas, salió que el jardinero la amaba. Éste, al ver lo que había hecho, la abandonó.

Para aparecer con nombre y apellidos en Cuenta 140 escribid a cuenta140@elcultural.es

Un saludo cordial