Image: Isabel Muñoz

Image: Isabel Muñoz

El Cultural

Isabel Muñoz

"Me he visto retratada en estos primates; he visto a mi familia"

16 diciembre, 2015 01:00

Isabel Muñoz

La fotógrafa presenta en la galería madrileña Blanca Berlín su última serie, Retratos de familia.

Medalla al Mérito de las Bellas Artes, dos veces World Press Photo, premio Bartolomé Ros de PHotoEstaña, Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) es probablemente, junto con Cristina García Rodero, una de las fotógrafas más reconocidas de nuestro panorama. Ha viajado por todo el mundo para realizar reconocibles series de fotos que llevan su firma formal y estética: Cuba, China, Papúa Nueva Guinea, Etiopía, Irán... Los monjes de Shaolin, la etnia de los Surma de Etiopía, los rítmicos ritos de los Malaui han desfilado frente a su objetivo. Pero no ha sido el suyo un trabajo pasivo, ella ha vivido, ha convivido, con lejanas tribus y con exóticas mujeres y sus hijos. Ahora, esta antropóloga de la fotografía ha cambiado de registro para hacer su primera incursión en el reino animal: lleva tres años inmersa en el mundo de los primates. Una nueva serie que ve por fin la luz en la galería Blanca Berlín de Madrid y con la que humaniza más si cabe a los primates.

Pregunta.- Los primates protagonizan estos Retratos de familia de apariencia tan humana, ¿por qué?
Respuesta.- La verda es que también para mí fue una sorpresa. Si hace un tiempo me hubieran hablado de fotografiar simios hubiera dicho que no: desde que empecé a hacer fotos a los 13 años mi interés ha sido ser humano. Y ahí he trabajado, buscando nuestros orígenes en las tribus más recónditas, como las etíopes que viven absolutamente de espaldas al progreso. También en Papúa Nueva Guinea, donde cuerpo es fundamental como forma de lenguaje. Ese buscar de dónde venimos, qué hemos aprendido y qué no hemos aprendido ha sido una constante. Pues bien, estando en Papúa Nueva Guinea sentí realmente que los más cercanos a nosotros son los grandes simios y empecé a reflexionar sobre cómo quería abordar este trabajo. Quería hacerlo de la misma forma que retrato a los humanos porque se parecen mucho: cómo aprenden, cómo aman, cómo se comportan societariamente, se han dado casos de parejas que han muerto tras morir su pareja, llevo observando los sentimientos de las personas haciéndome invisible entre ellos años, y de pronto descubres como cuando se abraza una pareja uno de simios uno de ellos cierra los ojos, por ejemplo, como nosotros. Yo me he visto retratada en ellos, he visto a mi familia y los he visto como a mi familia.

P.- ¿Hasta dónde le ha llevado el estudio y trabajo con los primates?
R.- Realicé una parte en el Zoo de Madrid donde hay una familia de gorilas maravillosa cuyo macho alfa es Malabo. La investigación me llevó también a la República Democrática del Congo, al santuario de Lola Ya donde viven los bonobos, en peligro de extinción, que comparten con nosotros el 98 por ciento del ADN. En el este del Congo conviví con los chimpancés y en las montañas de Kahuzi Biega fotografié a los gorilas de lomo plateado. Estuve en Borneo buscando a los orangutanes, en Camp Leaky, la reserva donde estuvo Jane Goodall. En Cabarceno, Cantabria, con una familia de gorilas, y en Francia al lado de Poitiers, en el valle de los monos, donde hay un centro de primates. He estado a metro y medio de ellos, los he visto en libertad, he visto como un padre que se convierte en madre al morir ella, cosas preciosas, que hacen que te cuestionas la caza furtiva, el talar su hábitat, el tráfico de animales...

P.- ¿Que deberíamos aprender de los primates?
R.- Muchísimas cosas. Es curioso, por ejemplo, cómo los bonobos arreglan todos sus problemas societarios y no societarios haciendo el amor. Si nosotros nos preocupáramos también de eso nos iría mejor. No todo es maravilloso. También hay esa parte violenta, como nosotros. Ellos tienen un sentimiento familiar enorme. Los varones viven dependientes de su madre toda la vida. Es algo que no pasa con las mujeres, al poder reproducirse tienen otro papel en la sociedad. He aprendido mucho, ha sido muy revelador.

Fotografías de la Serie Primates, 2014 y 2015

P.- ¿Cree que el cuerpo, siempre tan presente en su trabajo queda aquí relegado?
R.- Realmente, en mi trabajo, el cuerpo y la danza son pretextos para hablar del ser humano y lo necesitas más o menos según los temas que tratas. Pero aquí también está presente el cuerpo. Los gorilas tienen mucho pelo pero los bonovos tienen menos y en sus tornos se puede ver que tienen los mismos músculos que nosotros, incluso la piel que se les ve, la tienen de distintos tonos, los hay más morenos, más blancos. Está presente aunque de otra forma. He intentado fotografiarlos como fotografiaría a otros humanos.

P.- Pero claro, no todo es igual ¿qué ha sido lo más difícil?
R.- La dificultad mayor es que no posan. Pensaba en cómo trabajan los primatólogos, teniendo paciencia, estando mucho rato con ellos, ellos saben y se dan cuenta. Fui a Lola Ya y me recibió uno de los bonovos me cogió la mano y se la ponía en la cara y la movía como yo muevo la cámara. Tenía claro que no podía hacer estas fotos detrás de un cristal, quería que me vieran, la misma curiosidad que con la que tú miras a la cámara, así miraban ellos. No buscaba hacer fotos de naturaleza, precisamente quería buscar esa parte más humana de los primates.

P.- ¿Por qué impresiones en platino?
R.- El poder jugar con la atemporalidad. Es una técnica muy antigua, se descubre al comienzo de la fotografía, es un proceso artesanal de principios del XIX. Añade la sensualidad del papel de acuarela y otorga una apariencia misteriosa y atemporal que quería resaltar.

P.- ¿En algún momento la actualidad ha marcado su fotografía?
R.- No soy una reportera en el sentido clásico pero sí hablo de aquello que me emociona. La actualidad está presente porque hablas y aprendes de lo que está pasando. El pasado tienen también un poso importante en la actualidad: es el presente del pasado. Pienso, por ejemplo, que ahora mismo estamos delante de una de las fotos de Amor y éxtasis, realizadas en Siria y en otras realizadas con los kurdos de Irán e Irak y pienso lo que está sufriendo esta gente a manos de Isis y es como si fuera una guerra entre hermanos, creen lo mismo pero les separa la violencia. Yo he sufrido, reído, comido con ellos, les he abrazado... Es duro verlo ahora así.

P.- ¿De qué modo ayuda la fotografía a entender nuestra realidad?
R.- La fotografía es una forma de vida. Ha sido una herramienta para ver el pasado y el presente y pensar que cuando nosotros no estemos aquí estarán nuestras fotos, damos testimonio. Ahora todo el mundo tiene la oportunidad de hacer fotos con su móvil y la interpretación de lo que ha pasado es otra porque hay un móvil en cada esquina.

P.- ¿Cómo ha evolucionado la fotografía en los últimos años?
R.- Han cambiado muchas cosas, muchas para bien y muchas para mal. La fotografía está viviendo un momento difícil igual que la prensa, pero también un momento de eclosión importante. Soy curiosa y me encanta investigar los avances aunque luego no trabaje con ellos. Somos unos privilegiados por vivir este momento. La necesidad de todos de compartir y de poder contar es un momento mágico y maravilloso.

@PaulaAchiaga