Image: Dunia Ayaso y Félix Sabroso

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El Cultural

Dunia Ayaso y Félix Sabroso

“No queremos atorrentar los guiones”

9 abril, 2010 02:00

Dunia Ayaso y Félix Sabroso, por Gusi Bejer.

Después de comedias como Descongélate (2003), Félix Sabroso y Dunia Ayaso han dado un paso adelante. Tras Los años desnudos cuentan en La isla interior un opresivo drama familiar con Alberto San Juan (premiado en la Seminci ) y Candela Peña, que ha ganado el último Festival de Nantes.

Pregunta: Han rodado en su patria chica, Canarias, una historia con tintes muy personales.
Félix Sabroso: Fue una experiencia muy emocionante. Trabajamos muy cerca de la familia, mi madre traía empanadillas al rodaje, mi hermana trabajaba en el equipo de producción, la hermana de Dunia también. Incluso rodamos en el mismo hospital donde murió mi padre.
Dunia Ayaso: ¡Y todas las casas que salen son de amigos!

P: Pese a todo, se nota una cierta violencia en la atmósfera.
F. S.: A nadie tratamos tan mal como a los nuestros. La gente puede ser sumamente desagradable con su propia familia.

P: La gran novedad es que no haya catarsis final...
D. A.: Soy la primera a la que le gustan los finales felices, pero no era lo que queríamos contar.
F. S.: Nos hemos rebelado contra esa estructura que obliga a una redención. Los personajes no siempre tienen que cambiar, eso es narrativa antigua.

P: Podría decirse, a juzgar por la secuencia final, que es una película muy poco complaciente...
D. A.: Todo empezó con la muerte del padre de Félix. Me dijo: "Ha sido como un final, como si bajara el telón".
F. S.: Cuando terminamos nos dijimos: "Con dos cojones". Porque es durita. Estuve un mes deprimido, sin salir de la cama y escribiendo sin parar. Y esa secuencia final fue la primera que escribimos.

P: ¿Todas las familias son tan atípicas, o la visión de la película es la de una que va al extremo?
D. A.: Enseñando la película nos hemos dado cuenta de hasta qué punto a todo el mundo le lastra la herencia genética. Todos tenemos miedo de heredar lo peor de nuestros padres.
F. S.: Hay dos lastres. Por una parte, la esquizofrenia del padre. Y por la otra, esa educación represiva de la madre. Es una mujer que necesita controlarlo todo y no deja a sus hijos evolucionar.

P: La madre adopta la conocida postura de que "el fin justifica los medios".
D. A.: Existe algo muy de madre en ella. Intenta mantener la familia unida a toda costa. Eso sucede con mucha frecuencia.

P: Según su planteamiento, ¿cómo ven la familia, como infierno o como paraíso?
F. S.: Por una parte son tus padres, personas que te han dado la vida y con las que tienes un vínculo muy fuerte. Pero hay algo muy perverso en esa atadura.

P: Lo que parece es que todos los personajes están muy solos.
D. A.: De ahí viene el título, La isla interior. Por muchos amigos o muy bien que te lleves con tu familia, esa soledad está ahí.

P: Se muestra su intimidad, hasta extremos que pueden ser dolorosos.
D. A.: Por eso no lo hemos rodado con cámara al hombro; hubiera resultado pornográfico. Estamos reflejando momentos de una familia que suceden apartados de los ojos de los demás. Decidimos poner la cámara a una cierta distancia por una cuestión de intimidad, de pudor.

P: Hay una planificación muy cuidada...
D. A.: Me alegro de que se haya dado cuenta porque soy muy perfeccionista y a veces me pregunto si la gente lo nota. En este caso, hemos cuidado hasta el más mínimo detalle. Toda la puesta en escena está muy coreografiada.
F. S.: Los planos parecen estructurados en torno a las líneas rectas y las horizontales.
D. A.: ¡Los colores también han sido muy importantes!

P: Ustedes antes hacían unas comedias muy divertidas.
F. S.: Nos hemos encontrado con dos tipos de personas. Los que nos dicen: "Menos mal que habéis cambiado, no volváis a la comedia", y los que nos han "confesado" a raíz del giro que antes no les gustábamos nada.
D. A.: Y pensamos volver. En España es difícil que te produzcan buenas comedias. Estamos hartos de que los productores nos pidan que "atorrentemos" los guiones para hacerlos más accesibles.