Image: Ferrán Adriá

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El Cultural

Ferrán Adriá

"¿Un plato de vanguardia para Velázquez? Unos huevos fritos"

1 mayo, 2009 02:00

Ferrán Adriá, por Gusi Bejer

Proclamado mejor cocinero del mundo por quinta vez, Ferrán Adrià parece un Simpson más, de riguroso amarillo limón, en la portada de su último libro, Comer para pensar. Pensar para comer (Actar), una obra aderezada con intuiciones y amistad, y en la que recetas y sensaciones se funden para descubrir "lo que hacemos en El Bulli y la visión del mundo del arte sobre la cocina de vanguardia".

Pregunta: Comer para pensar. Pensar para comer ¿es una reivindicación, una declaración de amor, un homenaje?...
Respuesta: Creo que es el acto de amor y comprensión de varias personas como Richard Hamilton y Vicente Todolí hacia lo que sienten por elBulli y su manera de transmitirlo.

P: ¿Cómo nace la relación del Bulli y de Ferrán Adriá con el arte?
R: Podríamos decir que empezó en verano de 1991, con una serie de conversaciones sobre arte y creatividad con el escultor, amigo y cliente Xavier Medina Campeny.

P: ¿Y la de Hamilton y Todolí con El Bulli?
R: Curiosamente sin saberlo también teníamos relación con Richard Hamilton, ya que es cliente de elBulli desde 1963, de los primeros clientes , y él es quien vino un día con Todolí.

P: ¿Cuál de las intervenciones sobre su trabajo le ha sorprendido más?
R: Que dos personas como Richard y Vicente hayan dedicado un año y medio a este proyecto, es la intervención mas sorprendente.

P: ¿A quién le hubiera gustado sentar en su restaurante, y qué le hubiese servido?
R: Me hubiera gustado poder servir un menú de elBulli a Auguste Escoffier [genio de la gastronomía francesa].

P: ¿Qué cocinaría para los artistas a los que su presencia en la pasada Documenta les pareció una blasfemia?
R: Lo mismo, en El Bulli hay un menú y es el que servimos a todos los que nos visitan.

P: ¿El arte contemporáneo le resulta más apetitoso que indigesto?
R: En el arte como en cualquier disciplina hay gente maravillosa y gente no tan maravillosa.

P: ¿Qué hace cambiar la actitud hacia la gastronomía del mundo del arte?
R: El que existe cocina de vanguardia donde se arriesga y con la que se va creando un nuevo lenguaje.

P: ¿Cómo se siente compartiendo trazos y color con los Simpsons?
R: Es maravilloso, impensable. James L. Brooks, el productor de la serie de dibujos los Simpson, después de comer en El Bulli le pidió a Matt Groening si podía dibujarnos a Juli y a mí… un sueño.

P: Comer para pensar... ¿cree que Platón o Descartes se alimentaban bien?
R: Seguramente era gente que le gustaba comer. Comer bien ayuda a concentrarse y abre la mente.

P: ¿Qué cocinaría hoy, por ejemplo, a Kant?
R: Uno de los hechos diferenciales de El Bulli es que no se pide, no hay carta, uno come lo que hay en el menú.

P: ¿Cómo se convierte una remolacha en futurista?
R: El arte lleva unos 70 años de ventaja sobre la cocina. Muchas veces, en los nombres de los platos y de los conceptos en cocina utilizamos para contextualizar palabras del mundo del arte como minimalismo, deconstrucción, declinación, adaptación…

P: Un plato, tradicional o de vanguardia, para Velázquez...
R: Los huevos fritos siguen siendo vanguardia, hoy en día siguen siendo mágicos.

P: ¿Y qué le prepararía a Juan Marsé?
R: Se cocina para uno mismo, para luego compartirlo con los demás.

P: ¿Existe un menú para leer poesía?
R: Lo interesante es que la comida se pueda convertir en poesía y después poder leer una poesía escrita.

P: ¿Y algún escritor que le resulte indisgesto?
R: No, si hay algo que no me gusta, no lo leo.

P: ¿Qué ha quedado de la polémica con Santa María?
R: Que las cosas pasan… y vuelven a pasar.

P: ¿En casa de Ferrán Adriá se descontruyen los alimentos?
R: En casa hago una cocina muy sencilla, casi sin fuego, verdura hervida y pescados a la plancha.
P: Perdone la demagogia, pero ¿no es un crimen pagar 200 euros por una comida, cuando millones de niños mueren de hambre?
R: Sin duda es demagogia, cualquier hecho materialista, cuando millones de niños se mueren de hambre, como el teatro, el fútbol, un hotel, un coche, comprar ropa, es un crimen pagar por ello, pero como lo que hacemos es cocina y estamos hablando de hambre pues parece que sea más criticable.