Image: Malena Alterio

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El Cultural

Malena Alterio

“Hasta de una animación en el Pryca se aprende”

7 febrero, 2008 01:00

Malena Alterio, por Gusi Bejer

Popular gracias a la televisión, Malena Alterio busca ahora el prestigio de las tablas con el maravilloso personaje de Sonia de Tío Vania. Arropada por Enric Benavent, Francesc Orella y Emma Suárez y dirigida por Carles Alfaro, quien ha trasladado la acción de la obra de la fría Rusia a la tórrida Guinea, estrena hoy en el María Guerrero de Madrid.

Pregunta: De actriz televisiva en las series Aquí no hay quien viva y La que se avecina a interpretar a la maravillosa Sonia de Tio Vania.
Respuesta: Pues sí, tenía muchas ganas de volver al teatro. Hacía cuatro años y medio que no pisaba los escenarios. Como sabe, he estado liada con la televisión, cosa de la que no me arrepiento. Y cuando me propusieron esta obra me convenció que el director fuera Carlos Alfaro, del que ya había visto varios trabajos que me habían gustado, y el elenco. Realmente, no podía decir que no.

P: Los productores de teatro dicen que montan las obras en función de la disponibilidad de los actores ¿Por fin son ustedes los que mandan?
R: No, no, no mandamos, ¡ojalá tuviéramos ese power! Lo que pasa es que los productores intentan atraer público y tiran de actores de televisión que son más populares y por eso nos tienen más en cuenta. Pero también creo que es una cuestión de modas, hoy están pendientes de nosotros y mañana, no.

P: Se dice, sin embargo, que los actores de televisión tienen menos credibilidad en el teatro, que "están quemados".
R: Bueno, ahí está mi labor, hacer verosímil mi personaje de Sonia. Desde luego que el público me va a identificar con Belén, la de la serie de televisión, pero ojalá que la olviden cuando vean mi trabajo en la obra. Si no fuera así, no podría actuar.

P: ¿Me equivoco si digo que su personaje de Sonia tampoco dista mucho del de Belén? Ambas son dos mujeres poco agraciadas, que suelen fracasar en sus empresas, en sus amores...
R: Bueno, no lo comparto. Belén es mucho más bruta, no le importa hacer daño, mentir, engañar. En realidad, todos los personajes de la serie son bastante ruines y miserables, venderían hasta a su madre. El personaje de Sonia de Tio Vania es otra cosa. Además de que está situada en otro contexto y época, Sonia tiene una bondad infinita, preocupada por que todo a su alrededor esté bien. Su forma de amar es profunda, espiritual, no sólo quiere al doctor, sino que le admira.

P: Sonia es el personaje por el que más simpatía sentimos, pero también más compasión
R: Ella muestra su sufrimiento, pero lo que conmueve es que no se rinde. Tío Vania es una obra que habla del deterioro de las relaciones familiares, y pese a su soledad, ella es una mujer que se agarra a la vida.

P: ¿Usted es de esas actrices que se llevan el personaje a casa cuando acaba el ensayo?
R: No me lo quito de la cabeza. Voy por la calle caminando y voy pensando en Sonia, la tengo muy presente, no quiero que se me escape ningún detalle. Pero no me agobia…

P: Para un actor hacer una obra de Chejov es un bombón ¿Por qué?
R: Sus personajes son inmensamente humanos y muy contemporáneos. Hablan de sentimientos, de sensaciones, de relaciones familiares, de cosas que nos tocan muy de cerca.

P: Y, a la hora de interpretarlos, ¿cuál es su mayor dificultad?
R: Aparentemente, en las obras de Chejov no pasa nada, pero hay una pulsión interna, subterránea. Es lo que llamamos el subtexto de los personajes, que hay que sacar a la luz.

P: ¿Por qué cambió el teatro por la televisión?
R: Surgió, la vida te va llevando y uno tiene menos capacidad de decidir de lo que piensa. La verdad es que las series de televisión han sido una experiencia maravillosa, en los platós he aprendido latín. Por otro lado, yo no sé combinar dos medios a la vez. Mientras hacía la serie he hecho una película, pero me resulta muy difícil estar a dos cosas.

P: ¿Entonces recomendaría a los actores que empiezan la televisión?
R: Les recomendaría que hicieran de todo, hasta de una animación en el Pryca se aprende.

P: ¿Y comparte esa idea de que un actor, donde realmente se mide, es en las tablas?
R: Hay muchos tipos de actores y hay algunos que no han hecho teatro y son estupendos, por ejemplo, Javier Bardem, a quien nadie le negaría su valía. Desde luego, el teatro es un reto, es muy especial, el actor es el único dueño de la obra: una vez en escena, todo depende de él, desde el principio al fin, y eso me parece una maravilla.

P: Cuando está con su padre (Héctor Alterio) y su hermano (Ernesto), ¿hablan de...?
R: ...de mi sobrina Lola, la hija de mi hermano.

P: ¿Una actriz necesita una preparación permanente?
R: Yo estudié con Cristina Rota y luego hice un curso en la escuela de Phillipe Gaulier, en París. Ahora suelo trabajar con mi tía, Norma Bacaicoa, que me ayuda a encarar los trabajos que me salen. Ella es una especie de coach, muchos actores recurren a ella para que les ayude a preparar sus personajes.

P: Además de actriz, ¿cultiva otras actividades como la dirección, escribir...?
R: Hace mucho tiempo empecé a escribir, pero cosas muy tontas. Y dirigir ni me lo planteo; para ser capitán de barco hay que ser de una pasta muy especial. Soy consciente de mis limitaciones.