
Michael Schumacher Motorsport Images
Estas son las tres personas autorizadas a visitar a Michael Schumacher: las únicas que rompen el círculo familiar
El ex piloto alemán sigue alejado del foco público, bajo el resguardo de su familia, y solo tres figuras del automovilismo tienen acceso regular a él.
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Desde el 29 de diciembre de 2013, cuando Michael Schumacher sufrió un accidente mientras esquiaba en los Alpes franceses, su vida cambió para siempre.
El impacto contra una roca le causó un traumatismo craneal severo que obligó a su hospitalización inmediata, dos operaciones quirúrgicas y un coma inducido que se prolongó durante 250 días.
Desde entonces, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 no ha vuelto a aparecer en público.
La privacidad absoluta se convirtió en norma en el entorno del alemán, con su esposa Corinna a la cabeza de un dispositivo férreo para proteger la intimidad y el estado de salud del campeón.
A más de una década del accidente, los detalles sobre su condición siguen siendo escasos, y la incertidumbre ha alimentado rumores, manipulaciones mediáticas y hasta intentos delictivos de obtener beneficios económicos a costa de su vulnerabilidad.
Los tres elegidos
El entorno de Schumacher ha cerrado filas. "Michael siempre nos protegió, y ahora nosotros protegemos a Michael", explicó Corinna en el documental Schumacher de 2021.
Esta premisa no solo marca la actitud familiar, sino también la política comunicativa: ninguna imagen, ningún parte médico, ninguna declaración directa del piloto ha salido a la luz en más de una década.
Sin embargo, tres personas muy específicas cuentan con el privilegio de visitarle regularmente, rompiendo ese círculo íntimo reservado exclusivamente a la familia directa.
Se trata de Jean Todt, Ross Brawn y Gerhard Berger, todos figuras clave en la carrera del alemán, según ha revelado el diario británico The Telegraph.

Schumacher y Todt EFE
Jean Todt, expresidente de la FIA y exdirector deportivo de Ferrari, fue uno de los arquitectos del dominio de Schumacher en la escudería italiana entre 2000 y 2004. Su vínculo con Michael va más allá del profesionalismo.
Todt visita a Schumacher en su residencia suiza en Gland, junto al Lago Lemán, aproximadamente dos veces al mes, y ha sido uno de los pocos en ofrecer algún indicio sobre su estado.
"No hay la misma comunicación de antes, pero vemos carreras juntos por televisión", reveló en una ocasión. Aunque sus palabras nunca traspasan ciertos límites, sus visitas constantes lo convierten en el interlocutor más directo entre el expiloto y el mundo del motor.

Michael Schumacher y Ross Brawn durante su etapa en Ferrari
Ross Brawn, ingeniero británico y director técnico durante la era dorada de Ferrari, es otro de los elegidos.
Brawn ha sido comedido en sus declaraciones, aunque en 2016 expresó que Schumacher mostraba "signos alentadores" y que era "extremadamente esperanzador pensar que podríamos volver a ver al Michael de siempre".
En su caso, la relación con Schumacher no solo fue profesional, sino estratégica y emocional. Ambos compartieron el ascenso en Benetton, el éxito rotundo en Ferrari y un respeto mutuo que perdura.

Michael Schumacher y Gerhard Berger
El tercer nombre es Gerhard Berger, ex piloto austríaco que fue rival directo de Schumacher en los años noventa y luego se convirtió en un confidente del campeón.
Su inclusión en este selecto trío habla del peso humano que tiene para la familia Schumacher. No es alguien que compartiera éxitos dentro de la misma escudería, sino alguien que construyó una relación personal sólida al margen de las pistas.
Berger, además, fue protagonista de una coincidencia trágica: diez semanas después del accidente de Schumacher, él mismo sufrió una caída esquiando fuera de pista, fracturándose un brazo. Desde entonces, el vínculo entre ambos se estrechó aún más.
Corinna, la guardiana
La vida de Corinna Schumacher se transformó tanto como la de su esposo. Encargada de supervisar el tratamiento médico de Michael -que incluye un equipo clínico especializado las 24 horas-, también ha debido resistir el acoso mediático, los intentos de chantaje y las campañas de desinformación.
"Ella no puede ir a fiestas ni reuniones porque todos quieren preguntarle por Michael", lamentó Eddie Jordan, descubridor del alemán, poco antes de fallecer.
Su determinación ha sido clave para que el entorno familiar no se fracture bajo la presión externa. Ejemplo de ello fue la boda de su hija Gina, celebrada en la villa de Mallorca de la familia.

Michael y Corinna Schumacher. Netflix
Allí, a todos los invitados se les retiraron los teléfonos móviles para evitar filtraciones. Pese a ello, surgieron rumores falsos que aseguraban que Michael había asistido al evento.
En medio de tanta opacidad, un gesto insignificante en apariencia devolvió una chispa de esperanza. Un casco con la inscripción "MS" -las iniciales de Schumacher- fue entregado firmado para la causa benéfica Race Against Dementia, liderada por Sir Jackie Stewart.
Fue el primero en años que lleva supuestamente su rúbrica, aunque algunos aseguran que fue guiada por la mano de Corinna.
"No hemos visto algo tan emotivo en mucho tiempo. Ojalá sea una señal de que Michael mejora", declaró Johnny Herbert, excompañero suyo en Benetton.
Y aunque las esperanzas son legítimas, la realidad médica apunta en otra dirección: Schumacher sigue sin poder comunicarse verbalmente y depende completamente de cuidados profesionales.
El coste del silencio
El precio de mantener esta privacidad ha sido alto, pero necesario. La familia Schumacher fue víctima recientemente de un intento de extorsión valorado en 12,5 millones de libras.
Tres hombres, incluido un antiguo guardaespaldas del piloto, robaron imágenes sensibles y expedientes médicos, con la intención de publicarlos en la dark web si no se pagaba la suma.
En el juicio, Sabine Kehm, portavoz de la familia desde 1999, narró el miedo que vivieron: "Me llamaron desde un número desconocido.
El hombre dijo que tenía fotos de Michael y que, si no queríamos que salieran, debíamos pagar 15 millones de euros".
Este episodio, sumado al escándalo del artículo con declaraciones falsas generadas por inteligencia artificial en la revista Die Aktuelle, refuerza la determinación del círculo íntimo de mantener a Schumacher al margen del foco, aun a riesgo de parecer impenetrables.
Un legado protegido
Mientras el mundo sigue pendiente de cada pequeño gesto relacionado con el heptacampeón, la familia ha optado por priorizar la dignidad y la memoria del hombre, no del mito.
Y en ese contexto, las visitas de Todt, Brawn y Berger representan mucho más que gestos de amistad: son el único hilo que une la leyenda de Schumacher con el presente, una prueba viva de que, pese a todo, su espíritu sigue latiendo.
La firma en aquel casco, las miradas compartidas frente al televisor o las palabras de quienes aún lo visitan no bastan para calmar la angustia, pero sí para recordar que Michael Schumacher sigue aquí.