Fernando Alonso por delante de Lewis Hamilton en las primeras vueltas del GP de Bahréin.

Fernando Alonso por delante de Lewis Hamilton en las primeras vueltas del GP de Bahréin. Efe

F1

La decepción oculta de Fernando Alonso y McLaren tras el Gran Premio de Bahréin

Pierre Gasly fue cuarto con su Toro Rosso, que monta el motor Honda que McLaren cambió la pasada temporada. Fernando Alonso remontó seis puestos aunque no debió acabar contento.

9 abril, 2018 02:11

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Después de la clasificación Eric Boullier trataba en vano de encontrar una explicación al pobre rendimiento de los McLaren. Nadie en la escudería de Woking soltó prenda, tan solo decidieron trabajar y enmedarlo en la carrera del domingo. Fernando Alonso salía 13º y terminó séptimo. Stoffel Vandoorne partía 14º y finalizó octavo. Una remontada de seis puestos cada uno que situaba a ambos monoplazas color papaya en la posición que teóricamente les corresponde. Cierto. Y también falso. El Gran Premio de Bahréin lejos de ser una gran remontada ha sido un golpe durísimo a la moral de la escudería. Y toda la culpa la tiene Pierre Gasly.

"Nuestro rendimiento ha estado por debajo de las expectativas. Los dos pilotos no se sentían tan cómodos con el coche como lo estaban el viernes". Boullier tenía cara de preocupación mientras observaba las posiciones de la parrilla de salida. Algo pasaba en los McLaren y nadie tenía la explicación. El coche, fiable como toda la pretemporada, respondió en carrera y ya en la primera vuelta Alonso ocupaba la octava plaza por detrás de Kevin Magnussen (Haas) y Nico Hulkenberg (Renault). Con ellos batalló toda la carrera -y por momentos con el Sauber Marcus Ericsson-. El español terminó tercero, aunque la sensación debía ser bastante mala.

Un motor Honda que sí funciona

Pierre Gasly no es ni mucho menos uno de los grandes nombres de la Fórmula 1. De hecho es prácticamente un recién llegado. Un par de carreras en 2017 (Malasia y Japón) y el debut de la presente temporada en Australia son su bagaje en la máxima categoría, aunque está claro que al francés le sobra clase. Campeón de GP2 en 2015 y subcampeón de la Formula Nippon en 2016, su 18º puesto en Albert Park hacía imposible presagiar lo que se vio en Sakhir. De hecho, ni siquiera los mismos ingenieros de Honda se explican el brutal salto de rendimiento de su unidad de potencia.

Pierre Gasly justo antes del inicio de la carrera en Sakhir.

Pierre Gasly justo antes del inicio de la carrera en Sakhir. Efe

Quinto en la parrilla de salida, el francés decidió salir al ataque, presionando a Daniel Ricciardo en los compases iniciales y después a todo el que se le pusiera por delante. No cedió ni una sola vez su posición y llegó con holgura a la bandera a cuadros después de 57 vueltas en la cuarta posición gracias al abandono de Kimi Raikkonen, que estuvo cerca de causar una desgracia al atropellar a uno de sus mecánicos en un cambio de gomas.

El resultado es un sonrojo para McLaren, incapaz de conseguir un resultado similar en las dos últimas temporadas, aunque es cierto que también es el de una sola carrera y habrá que juzgar a unos y otros a final de temporada y no ahora, como dijo Fernando Alonso tras la clasificación. De todas formas, la velocidad punta de Gasly en Sakhir sí fue preocupante por la comparación, pues el francés aventajó en 8 km/h a Fernando Alonso y en 12 km/h a Vandoorne.

Toro Rosso, Haas y Renault

Y sin embargo lo de Gasly no fue lo peor. Las remontadas de Alonso y Vandoorne tienen un valor menor por los pilotos que quedaron por delante. No es sólo que Raikkonen abandonase o que los Red Bull de Max Verstappen y Daniel Ricciardo se fueran antes de tiempo a casa tras reventar una rueda en un choque con Lewis Hamilton el holandés y por problemas eléctricos el australiano. No, por delante de los McLaren terminaron el Ferrari de Sebastian Vettel, los Mercedes de Valteri Bottas y Hamilton y el Toro Rosso de Gasly.

Pero también acabaron por delante de Alonso y Vandoorne el Haas de Kevin Magnussen y el Renault de Nico Hulkenberg. Dos coches que en Australia quedaron por detrás del español y con los que se supondría que los coches color papaya podrían competir mano a mano, algo que nunca sucedió en el Gran Premio de Bahréin a pesar de la estrategia del asturiano de salir con neumáticos duros y cambiar a medios dentro del primer tercio de la carrera.

Fernando Alonso terminó séptimo y Stoffel Vandoorne, octavo. Si Albert Park y Sakhir no se adaptan a las mayores virtudes de los McLaren, el motor Renault tampoco ha dado el rendimiento que se esperaba de él en este segundo gran premio de toda la temporada. Al menos en Woking les queda el consuelo de saber que el mayor paquete de actualizaciones del monoplaza llegará en China.