Tom Beahon, exfutbolista y empresario.

Tom Beahon, exfutbolista y empresario. CASTORE

Fútbol

Tom Beahon (33), de dejar el fútbol a empresario de éxito: "Facturamos más de 200 millones en 2024"

El británico es un claro ejemplo de cómo encontrar un nuevo camino para ganarse la vida más allá del deporte rey.

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A. M.
Publicada

Tom Beahon es un empresario británico y exfutbolista cuya carrera sobre el césped fue breve, pero que ha logrado un gran impacto en la industria de la ropa deportiva gracias a la creación de Castore.

Su nombre suena cada vez más en el negocio del deporte porque ha pasado de pelear por hacerse un hueco en el fútbol profesional a liderar una marca que viste a clubes de primer nivel en Europa y otros mercados.

Tras comprobar que su trayectoria como futbolista no le garantizaba un futuro estable ni grandes ingresos, Beahon decidió reciclarse y entrar de lleno en el mundo empresarial junto a su hermano Phil.

Tom Beahon, junto a su hermano.

Tom Beahon, junto a su hermano. CASTORE

Ambos detectaron un hueco en el mercado de la ropa deportiva "premium" y se apoyaron en su experiencia como jugadores para diseñar prendas técnicas de alto rendimiento orientadas a deportistas exigentes.

El proyecto cristalizó en Castore, fundada en 2015, una marca que en pocos años ha logrado acuerdos de patrocinio y suministro técnico con clubes de fútbol, equipos de rugby y otros deportes de élite.

En entrevistas internacionales, Beahon ha explicado que la facturación de la compañía alcanzó más de 200 millones de euros en el año 2024, y también subrayó que el crecimiento ha sido "extraordinario" para una firma nacida de dos exjugadores con pocos recursos. Eso sí, también varias publicaciones deslizaron que la firma había tenido pérdidas en ese ejercicio.

Una retirada prematura

Antes de convertirse en empresario, Tom Beahon intentó abrirse camino como futbolista en el fútbol inglés, pasando por la estructura del Tranmere Rovers y llegando a jugar en categorías inferiores y equipos vinculados a academias de formación.

Su etapa profesional fue corta y sin grandes focos mediáticos, una realidad compartida por miles de jugadores que se quedan lejos de los grandes contratos de la élite. También llegó a jugar en España, en el Jerez Industrial en sus inicios.

Diversas referencias en medios deportivos y entrevistas vinculadas a Castore recuerdan esa primera vida de Beahon como jugador, que le permitió conocer desde dentro las necesidades de los futbolistas y la importancia de la calidad del material deportivo.

Esa experiencia en vestuarios humildes, sumada al final temprano de su sueño profesional, fue el detonante para que se enfocara en crear un proyecto que le proporcionara estabilidad económica y un futuro más allá del campo.

El caso de Tom Beahon encaja con una tendencia creciente: jóvenes que comprueban que el fútbol no será su principal vía de ingresos y buscan alternativas en forma de estudios, emprendimiento o trabajos paralelos.

Informes sobre la inserción laboral de deportistas de élite y reportajes sobre la "cruel realidad" tras las medallas muestran que, una vez termina la competición, muchos deben reinventarse por completo.

En el fútbol español, por ejemplo, se han hecho públicos casos de jugadores que han compatibilizado categorías bajas con trabajos en el campo, en la construcción o en hostelería, y otros, como el exinternacional Javier Arizmendi, que se han reciclado en el ámbito financiero para asesorar a deportistas sobre inversión y ahorro.

Este tipo de historias, incluida la de Beahon, lanzan un mensaje claro a los jóvenes: el deporte puede ser una plataforma y una escuela de disciplina, pero construir un futuro económico sólido suele requerir formación, diversificación de ingresos y, en muchos casos, emprender más allá del terreno de juego.