Adrián González, miembro del staff técnico de Míchel en el Al-Qadsiah.

Adrián González, miembro del staff técnico de Míchel en el Al-Qadsiah.

Fútbol

Adrián (37), exfutbolista y emprendedor que factura 7 millones de euros: "Empezó como una reunión de 4 amigos"

El madrileño combina su inicio en los banquillos son su faceta empresarial, donde se ha involucrado en varios proyectos tanto gastronómicos como deportivos.

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Durante años, Adrián González recorrió los estadios de LaLiga con la camiseta del Real Madrid, del Getafe o del Rayo Vallecano. Si bien ahora ha emprendido su carrera en los banquillos siendo el segundo entrenador de Al-Qadsiah de la liga saudí, también lo combina con su faceta empresarial.

A sus 37 años, el hijo del mítico Míchel se ha convertido en un empresario que ha sabido transformar la disciplina del fútbol en una fórmula rentable, capaz de generar más de siete millones de euros anuales con una idea tan española como la tortilla.

"Empezó como una reunión entre cuatro amigos. De repente uno de ellos, que estaba un poco loco, decidió tirar adelante. Nosotros le apoyamos… y ahí empezó La Martinuca", recuerda entre risas en el podcast Los Fulanos.

Lo que surgió como un experimento en plena transición hacia su retirada deportiva ha terminado convirtiéndose en una de las cadenas de restauración más reconocidas de la nueva hostelería madrileña.

La empresa nació hace apenas cuatro años, con una sola cocina en Plaza Castilla. "Empezamos con una 'dark kitchen', algo muy pequeño. No imaginábamos que crecería tan rápido", explica.

Hoy La Martinuca cuenta con ocho locales físicos -en Madrid, Barcelona y Málaga- y está preparando la apertura de otros cinco o seis puntos en distintos lugares de España. "Esto ya va prácticamente solo", admite.

Adrián González, en un partido del Getafe contra el Xerez.

Adrián González, en un partido del Getafe contra el Xerez.

En total, el grupo cuenta con alrededor de 70 empleados y una estructura organizativa que incluye departamentos y un consejo de gestión. Además, el madrileño sigue vinculado a las decisiones estratégicas: "sigo asistiendo a los consejos, opinamos y participamos en muchas cosas", asegura.

Sin embargo, reconoce que el éxito de la marca tiene un nombre propio: el de su socio y amigo Víctor Naranjo, CEO de la compañía. "Creo que si al final algo ha funcionado tan bien es gracias a cómo ha gestionado todo Víctor desde el principio".

El secreto, según el exjugador, está en dos pilares: producto y personas. "Se ha invertido muchísimo en el grupo humano. Era algo en lo que al principio era más reticente, pero se ha demostrado que fue una decisión acertadísima. Eso ha marcado la diferencia".

Gracias a esa apuesta, La Martinuca no solo ha consolidado un modelo de negocio que combina la venta directa en locales con la distribución a domicilio, sino que ha alcanzado una facturación cercana a los 7 millones de euros al año.

Para Adrián González, ese logro tiene un valor especial: "Cuando miro atrás y veo todo lo que hemos hecho en solo cuatro años, me doy cuenta de que realmente es un proyecto del que estar orgulloso".

Pero el exjugador no se detiene en la hostelería. Su otro gran proyecto le devuelve, simbólicamente, al terreno de juego: La Ferroviaria, uno de los clubes más antiguos de Madrid, fundado en 1916.

"Lo compré junto a un amigo porque era el equipo donde jugaba mi abuelo. Él fue un enfermo del fútbol y nunca pudo ser profesional. Es un homenaje hacia él".

El club, vinculado históricamente a los empleados de Renfe, atravesaba una etapa delicada: sin campo propio, sin apenas recursos y con una estructura mínima.

"Era un equipo que pertenecía a los ferroviarios, llegó a estar en lo que sería hoy Segunda o Segunda B, pero se fue diluyendo. Queríamos recuperarlo, darle identidad y crear algo diferente".

De futbolista a empresario

Adrián González demuestra que el fútbol puede ser una escuela de negocios. La gestión del esfuerzo, el trabajo en equipo y la visión estratégica del campo parecen haber encontrado en él un nuevo terreno de juego.

"Al final, cuando eres futbolista aprendes a convivir con la presión, a tomar decisiones y a confiar en tu gente. Todo eso sirve también para emprender", reflexiona.

Mientras sus excompañeros se preparan para entrenar o comentar partidos, él se divide entre las reuniones de La Martinuca y los proyectos de La Ferroviaria.

Adrián González, durante un partido con el Málaga.

Adrián González, durante un partido con el Málaga.

"Hay días que paso del consejo de la empresa al vestuario del club. Y me gusta, porque sigo vinculado al fútbol, pero también construyendo algo que puede tener futuro".

El exjugador no olvida su pasado, pero celebra su presente con entusiasmo realista. "Cuando dejé el fútbol, pensaba que me costaría más adaptarme, pero me di cuenta de que lo importante es tener ilusión y rodearte de gente buena", concluye el madrileño.