Lucas celebra su gol ante el Éibar.

Lucas celebra su gol ante el Éibar. Andrea Comas Reuters

Fútbol Liga BBVA

Entrenamiento, masaje y ensayo de remontada antes del Wolfsburgo

Un Madrid con siete canteranos aniquila en 18 minutos a un Eibar suicida en defensa. Tremenda superioridad blanca (4-0), con goles de James Rodríguez, Lucas, Cristiano Ronaldo y Jesé.

9 abril, 2016 17:49

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Por lo visto este sábado, y para sorpresa de todos, el octavo clasificado de la Liga alemana es bastante mejor que el noveno de la española. Los suplentes del Madrid superaron este sábado con enorme facilidad el trámite ante el Éibar después de desmontar completamente su línea de fuera de juego en 18 minutos, lo que tardaron los blancos en meter el tercer gol a la espalda de los zagueros guipuzcoanos.

El tempranero gol (golazo) de James en una falta directa al borde del minuto 5 eliminó la poca tensión que le quedaba a un partido para la melancolía: ni siquiera la posible derrota del Barcelona en Anoeta, un estadio donde no gana, da esperanzas al madridismo sobre una Liga que cree perdida para siempre desde hace dos meses.

El colombiano, dotado de una zurda de clase mundial, aprovechó la ocasión para relucir y demostrar ganas en un encuentro idóneo para que otros reservas demostrasen su competencia: de nuevo, el jugador que más lo aprovechó fue Lucas Vázquez, el canterano preferido del Bernabéu, un jugador que siempre electrifica el juego de su equipo.

Participativo Ronaldo

El rápido desenlace del encuentro disipó el fantasma de una posible tormenta social en el graderío. Cristiano Ronaldo (el único titular indiscutible, junto con Casemiro, que no descansó) ofreció una versión activa y generosa (dos asistencias) en compañía de un socio predilecto, Lucas, siempre atento a los desmarques del portugués. El Madrid fue menos preciso que otras veces pero muy directo. Jesé, que generó la falta del primer gol, dio soluciones y participó en tres tantos, aunque nunca deba ser el delantero centro suplente del Madrid (como sucedió en Wolfsburgo). 

En defensa los locales apenas sufrieron en todo el partido, pese a su zaga de circunstancias, y la suficiencia acostumbrada de Nacho debería dar pistas a Zidane sobre qué central protege con más garantías la retaguardia blanca en este momento concreto de la campaña.

El partido, inevitablemente, iría cayendo en el aburrimiento, con Casemiro disputando galones a Isco, CR7 intentando un gol de chilena y la afición blanca de las cuatro de la tarde echando un rato al sol antes de la ordalía del próximo martes. El cuarto gol de Jesé, hacia el descanso, mantuvo la alegría en el entretiempo. En el Éibar, sólo Keko Gontán y Jota habían demostrado peligro, aunque este último sería sustituido en el minuto 46.

La segunda parte, una formalidad

Quizá lo más reseñable de la segunda mitad sea el infierno que le tocó vivir a Danilo, señalado por la grada desde principio de temporada y definitivamente crucificado tras el pésimo partido en Wolfsburgo. (Marcelo, por ejemplo, fue muy aplaudido cuando salió a calentar en la segunda parte, pese a su mal encuentro).

El 'castigado' Kovacic reemplazó a Casemiro, ovacionado por todo el estadio, y el partido siguió apagándose lentamente pese al estirón del equipo visitante en la segunda parte (con dos cambios), espoleado sin duda por la probabilísima bronca de Mendilíbar en el descanso. Los vascos tuvieron varias ocasiones y dejaron alguna muestra del juego que les ha llevado a una posición de absoluta tranquilidad en la tabla, aunque acumulen ahora ocho partidos sin ganar. Ronaldo perdonó un gol a puerta vacía en el 73 que podría haber animado el final del trámite. Borja Bastón cabeceó al larguero en el 82. Los eibarreses siguen sin meter un gol al Madrid en toda su historia en liga.

No hubo bronca colectiva ni silbidos esta tarde en el Bernabéu (con excepción del disciplinado y potente pero a veces caótico Danilo). El madridismo se conjura para desfacer el entuerto alemán este martes y borrar de un plumazo el pánico ante el abismo que se abre a sus pies. Quedan 72 horas para la reválida de Wolfsburgo.