Carlos y Mari Carmen comparten su matrimonio, pero no sus colores futbolísticos. Ella, suscriptora de EL ESPAÑOL, vestía su camiseta blanca madridista. Y él portaba su polo blanquiazul. Ambos habían venido desde Málaga, donde residen, para presenciar el duelo. "Vamos siguiendo a Pedro J. en todas sus aventuras periodísticas y estamos deseando que EL ESPAÑOL empiece".

Ellos muestran su ilusión por formar parte de los más de 10.000 lectores que se han suscrito al diario. Algo que también celebraban Francisco Micó y su padre, Paco Micó, naturales de Valencia. Y lo mismo expresaban, entre parada y parada de Kameni, los amigos Sergio y David. "Cuando fuimos a recoger las entradas, vimos un muy buen ambiente y confíamos en el periódico".

La librera Lilo y su amigo colombiano-norteamericano Jeffrey, que pusieron el acento inglés al palco, también mostraban sus ganas locas de que el periódico esté en marcha cuanto antes. Por otro lado, Mai destacaba el buen trato recibido por las azafatas. Y tanto los entrevistados como el resto de los presentes se asombraban con los gritos a favor del Málaga, que provenían del palco contiguo. "Ahí está el frente boquerón", decía uno. "Alguno se ha equivocado de palco", le espetaba otro entre risas a Carlos cuando éste se emocionaba con las ocasiones de su equipo.

Los suscriptores y sus amigos vibraron con el partido. La mayoría coincidió en desesperarse por las paradas de Kameni y todos coincidieron en desear larga vida a EL ESPAÑOL.