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Historia

La amenaza de Franco a Reino Unido para recuperar Gibraltar

Las Naciones Unidas siempre defendieron que los ingleses negociaran la devolución del Peñón a España.

24 febrero, 2020 13:26

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El conflicto entre Reino Unido y España acerca de Gibraltar y su soberanía no solo se remonta a los tiempos de democracia. Ya en la dictadura franquista, el régimen utilizó el Peñón como estrategia política. Tras la Guerra de Sucesión Española, el Tratado de Utrecht de 1713 determinaba el reconocimiento de Felipe como monarca español a cambio de que los británicos recibieran los territorios de Gibraltar y Menorca.

El diplomático y político español Fernando María Castiella, junto a sus colaboradores y representantes españoles en la ONU, Aznar y Piniés intentaron por todos los medios que Gibraltar fuera español a lo largo de la década de los sesenta. Escribe el historiador y catedrático universitario Luis Palacios Buñuelos en Historia del franquismo (Almuzara) que "pusieron toda la carne en el asador y en el empeño se quemaron".

El investigador de la Historia de España expone en el libro que Franco no pretendía iniciar una guerra con los ingleses y que el peñón "caería como fruta madura". De esta manera, se dejó convencer por Castiella para plantear el asunto en la ONU. Así, el 11 de septiembre de 1963, España se unió a la corriente descolonizadora de las Naciones Unidas y solicitó la devolución de Gibraltar. "Para todos los españoles, sin distinción de opiniones políticas, Gibraltar es una reivindicación irrenunciable", alegó Castiella en su discurso.

Diego de Salinas, último gobernador español del peñón.

Diego de Salinas, último gobernador español del peñón. Augusto Ferrer-Dalmau

La dictadura de Franco centraba los motivos de su petición en que la plaza de Gibraltar había sido ocupada durante una guerra civil española en nombre de un rey que se consideraba legítimo soberano de España y la larga serie de incumplimientos y falsas promesas que habían hecho los británicos en cuanto a la posible devolución. Dicho alegato despertó la simpatía entre los países árabes y africanos pero el Reino Unidos se negó a negociar. 

Por su parte, el delegado español Manuel Aznar presentó las reclamaciones de La Línea y San Roque, "herederos de aquellos españoles que habían sido expulsados del Peñón en 1704, cuando el almirante Rook lo conquistó en nombre del archiduque Carlos de Austria".

La ONU, de parte de Franco

Los ingleses habían perdido sus colonias africanas y asiáticas y que les fuera arrebatado Gibraltar significaba otro gran golpe hacia su prestigio internacional. La campaña del Reino Unido se basó en lo "ilógico que sería entregar Gibraltar, un territorio democrático, a un país con un régimen de dictadura". Añade Palacios Buñuelos lo curioso de este argumento, puesto que los ingleses devolvieron Hong Kong a China en 1997.

Pese a la insistencia de la ONU y las exigencias constantes por parte de España, los británicos no reculaban. Además, el régimen se había comprometido a conceder la autodeterminación a Guinea y el Sáhara. En la votación del 16 de diciembre de 1965, por 96 votos a favor, ninguno en contra y 11 abstenciones, se pedía a Inglaterra que iniciase negociaciones con España para la devolución de Gibraltar. "Era la resolución 2070 de la Asamblea General de la ONU que el Reino Unido, una vez más, desoyó".

Foto tomada desde La Línea de la Concepción en la que periodistas británicos y gibraltareños observan cómo oficiales españoles cierran la verja (1969).

Foto tomada desde La Línea de la Concepción en la que periodistas británicos y gibraltareños observan cómo oficiales españoles cierran la verja (1969). EFE

Finalmente, España inició una serie de amenazas que se terminarían llevando a cabo en forma de bloqueo: cerraron completamente la puerta de La Línea de la Concepción —lo cual privaba a Gibraltar de los 5.000 trabajadores españoles que acudían allí cada día a trabajar— para reconocer a sus obreros en suelo español, prohibieron a los residentes del Peñón el acceso por tierra para visitar a sus propiedades o parientes del Campo de Gibraltar y suspendieron el servicio de transbordador entre Algeciras y el Peñón.

Por si fuera poco, Castiella, "en su profunda irritación", propuso "utilizar medidas militares para presionar, algo en lo que ni Franco ni muchos de sus ministros estuvieron de acuerdo". No obstante, el bloqueo económico pasó factura a la economía gibraltareña y tuvieron que recurrir a 3.000 trabajadores marroquíes para suplir a los españoles. Esto, sin embargo, no hizo sino aumentar el sentimiento antiespañol en favor de los ingleses.

"Papel mojado"

Lo cierto es que aunque la ONU siempre fue proclive a que Gibraltar fuera devuelta a España, todo fue en vano. El ministro para la Commonwealth George Thompson había dejado clara la postura del país el 7 de mayo de 1968. Aseguró en el Parlamento que el Reino Unido nunca entregaría la soberanía sobre Gibraltar "en contra de los deseos de la población" y consideró a la ONU "una organización muy importante pero no infalible".

"Las resoluciones de la ONU, cuando afectan a alguna de las grandes potencias, no pasan de ser papel mojado", opina el investigador en su nuevo libro. "Para la historia, sin embargo, quedará frente a la actitud británica, la voluntad negociadora de España, sus sólidos y razonados argumentos y el respaldo obtenido en las Naciones Unidas", concluye.

El cambio de gobierno del 29 de octubre de 1969 daría paso a un nuevo ministro de Exteriores, Gregorio López Bravo. Con él, el conflicto se enfrió y no volvió a llevarse a las Naciones Unidas. "Gibraltar quedó como estaba, como un grano enquistado".