
Dos piezas del pecio Mazarrón II, en proceso de consolidación en el laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA).
Los secretos del pecio fenicio 'Mazarrón II' salen a la luz: "Está casi entero de proa a popa y hecho con ciprés de Cartagena"
Los restos de este barco, cuya antigüedad se estima en 2.600 años, encaran un proceso de consolidación que tomará varios años para completarse.
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La restauración del pecio fenicio Mazarrón II va viento en popa. Todos sus componentes se encuentran ya en proceso de consolidación en el laboratorio ARQVAtec, del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA). Esta mañana, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, han visitado las instalaciones donde los vestigios de la embarcación se preparan para volver a la vida.
Los restos de este pecio, cuya antigüedad se estima en unos 2.600 años, se mantienen ahora sumergidos "en una disolución estable similar a la que le rodeaba cuando estaba en el medio marino", según explica el director de ARQVA, Rafael Sabio. "Al parecer, el barco estaba realizando un movimiento a corta distancia, quizá una actividad cotidiana y le sorprendió un temporal, hundiéndose".
El Mazarrón II fue localizado en 1995 frente a las costas del municipio homónimo, a solo dos metros de profundidad y a unos 50 metros de la playa de La Isla, en la Región de Murcia. Los trabajos de extracción comenzaron el pasado septiembre y concluyeron en noviembre, trasladando al laboratorio de ARQVA todos sus componentes. Según Rafael Sabio, el conjunto está formado por "22 porciones numeradas, más las cuadernas y el ancla".
Estos restos representan un auténtico tesoro para los arqueólogos y los historiadores porque sus orígenes se estiman entre los siglos VII a VI a.C.: aproximadamente tres siglos y medio antes de la llegada de los romanos a la Península Ibérica.
Estado de los restos del pecio fenicio Mazarrón II, en proceso de consolidación en el laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA)
Curiosamente, el ancla de madera es una de las joyas de la corona de este pecio, porque según explica el director del museo se trata de uno de los modelos estructurales más antiguos que se conservan. Este elemento "incluía un compartimento para llenarlo de plomo, y así hacer que pesara más. Esto ha facilitado la conservación, porque permitió que el barco se fuese al fondo y quedase cubierto por la arena", amplía Sabio.
"La madera del barco es de ciprés de Cartagena", añade el experto. Además, lo más destacable del pecio es que conserva la mayoría de los componentes del barco, de proa a popa, incluyendo un ánfora y algunos elementos de cabullería, destacando el cabo que une el ancla a la nave, la estacha.
Todos estos restos se encuentran sumergidos en piscinas. Ahora, el proceso de consolidación empieza por "ir retirando la disolución en la que están sumergidos de forma controlada". Más tarde, esa disolución será reemplazada por un material sintético (polietilenglicol-PEG) que le aportará la resistencia perdida, a la vez que mantendrá su apariencia, textura y color: "Esto permitirá que el pecio se compacte antes del siguiente paso".

Una de las piezas del pecio fenicio Mazarrón II, en el laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA).
A continuación, tendrá lugar un proceso de liofilización que permitirá deshidratar la madera de la nave y garantizar su conservación, respetando su integridad. Se trata de una parte muy delicada del proceso, por lo que para garantizar el éxito el Ministerio de Cultura ha invertido 1,2 millones de euros en un equipo completamente nuevo adaptado al tamaño necesario para albergar estas piezas.
Una vez culminada esta parte, el proceso estará completado. No obstante, el director del Museo de Arqueología Subacuática adelanta que "van a ser años de esfuerzo para que esta joya culmine su llegada a buen puerto". Por esta razón, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, califica el museo ARQVA como "un centro de referencia para todo el mundo, que ha sido reconocido en el registro de buenas prácticas de la UNESCO".
Lentitud y precisión
El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, destaca que este proyecto "ha situado a Mazarrón, Cartagena y a la Región de Murcia como exponente mundial de la arqueología subacuática". Y es que el proceso que ha llevado los restos del Mazarrón II hasta el laboratorio ARQVAtec ha sido largo y complejo.

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras (c), y a su izquierda, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, visitan los restos del pecio Mazarrón II en el laboratorio del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQVA).
Hasta su extracción, el pecio había sido conservado in situ en su yacimiento, solo recubierto por una caja metálica. Pero la modificación de las condiciones ambientales, influidas por el cambio climático y las frecuentes danas, ponían en peligro su estabilidad y hacían imprescindible extraerlo para asegurar su conservación.
En 2021 se acordó su extracción y tratamiento de conservación en las dependencias del ARQVA. Después, se formalizó un protocolo general de actuación para el pecio entre el Ministerio de Cultura y la Comunidad, y más tarde se firmó un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura y la Universidad de Valencia, con el fin de actualizar y completar la documentación existente sobre el barco.
Así, los trabajos arqueológicos contaron con la participación de 14 especialistas, y para la extracción se emplearon unas bandejas o "cunas" sobre las que se colocaba cada una de las porciones en posición horizontal. Parte de ellas habían sido fabricadas previamente mediante sistemas de impresión 3D adaptándose a cada uno de los fragmentos del pecio; y otras, las destinadas a sacar las partes de las que no se conocía la forma exacta, se elaboraron in situ dentro del mar.

Los arqueólogos subacuáticos con la última pieza del 'Mazarrón II' en salir del agua.
El coste total del proyecto de extracción, transporte y depósito del pecio Mazarrón II desde su emplazamiento original al laboratorio ARQVAtec fue de 350.000 euros para la Comunidad. Dicho proyecto ha sido liderado por el investigador principal Carlos de Juan, contando con la colaboración y apoyo del personal técnico de ARQVA, así como de especialistas internacionales en esta materia.