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Dicen que la práctica ayuda a hacer maestros; pero, en el caso del arroz, si no se parte de la materia prima adecuada, da igual el empeño que se le ponga que el resultado no será el deseado.

No todas las variedades de arroz se comportan igual y, dependiendo del plato que vayamos a preparar, necesitaremos una u otra. La que nos sirve para hacer un cremosísimo risotto no es adecuada para hacer un arroz frito, el aromático basmati no nos vale para hacer una paella.

Esto es algo que no todo el mundo domina cuando se está aprendiendo a cocinar, pero cuando se tiene claro, los resultados empiezan a ser espectaculares y es posible aventurarse a preparar arroces con lo que uno tenga a mano en ese momento.

La receta de hoy es buen ejemplo de arroz que se puede hacer con lo que haya por la nevera y queda fabuloso. Unas hortalizas, un poco de lomo de cerdo, algo de jamón y un buen caldo son suficientes para hacer un plato de diez.

El mejor arroz para cada receta

Los arroces se pueden dividir en dos grupos. Por un lado están los de variedad índica, cuyo grano tiene poca capacidad para absorber líquido y quedan muy sueltos cuando se cocinan.

Son muy aromáticos y quedan perfectos en ensaladas y como arroz blanco para guarniciones. Los ejemplos más conocidos son el arroz basmati y el arroz jazmín.

Por otro lado están los arroces de variedad japónica, que absorben mayor cantidad de líquido y, una vez cocinados, resultan más tiernos y pegajosos, aparte de dar mayor cremosidad a los caldos en los que se cuecen. Algunos ejemplos serían el arroz bomba, el arborio o el carnaroli.

Elegir bien uno u otro tipo en función de la receta será el primer paso clave hacia el éxito.

Para hacer un arroz tipo paella, los más adecuados son el arroz bomba y el arroz albufera -cruce entre bomba y senia-. Arroces de grano corto y redondeado, con gran capacidad de absorción y buena resistencia a la cocción.

Existen también variedades comerciales como el arroz Brillante Sabroz con características similares al arroz bomba, pero con una mayor resistencia a la sobrecocción. Esto es, se trata de un arroz que "no se pasa" e, incluso, puede prepararse con antelación.

Cuando queremos preparar un risotto, lo que buscamos son arroces que puedan desprender lentamente su almidón para que el grano quede muy cremoso por fuera, pero firme en su interior. Los más adecuados son el arroz arborio y el carnaroli.

Ninguno de estos arroces será la mejor elección si necesitamos preparar un arroz blanco, que lo vamos a cocinar con agua salada para después aliñarlo en una ensalada o servirlo como guarnición de algún plato con salsa.

En este caso, los que nos interesan son arroces que resulten aromáticos y que queden muy sueltos y firmes. Con estas características, sin duda, los mejores son el basmati, el arroz thai y el arroz jazmín.

Ingredientes para hacer arroz con lomo de cerdo

  • Pimiento rojo pequeño, 1 ud
  • Pimiento verde pequeño, 1 ud
  • Calabacín pequeño, 1 ud
  • Ajo, 1 diente
  • Tomate frito casero, 3 cucharadas
  • Lomo ibérico fresco, 300 g
  • Jamón ibérico, 50 g
  • Azafrán molido, 1 sobrecito
  • Arroz bomba, 1 vaso
  • Caldo de verduras, 3 vasos
  • Aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada

Paso 1

Empezamos haciendo el sofrito. Para ello, en una sartén honda o en una paella ponemos a calentar una cucharada de aceite y salteamos los pimientos cortados en trozos menudos hasta que empiecen a ablandarse.

Paso 2

Incorporamos el calabacín cortado en dados pequeños y los sofreímos junto a los pimientos hasta que esté todo bien pochado.

Paso 3

A continuación, apartamos las verduras hacia un lado y añadimos el lomo fresco cortado en trozos de 1 cm, el ajo picado y el jamón ibérico cortado en brunoise. Sazonamos ligeramente, sin pasarnos porque el jamón nos va a aportar algo de sal y sofreímos hasta que la carne esté dorada.

Paso 4

Incorporamos el tomate frito, mezclamos bien. Incorporamos el caldo y el azafrán molido. Llevamos a ebullición.

Paso 5

Cuando el caldo esté hirviendo, añadimos el arroz en forma de lluvia sobre éste. Esperamos a que hierva de nuevo y bajamos el fuego casi al mínimo, lo justo para que se mantenga un hervor ligero y dejamos cocinar durante 20 minutos.

Paso 6

Pasado este tiempo, apartamos nuestro arroz del fuego, tapamos con un paño de tela limpio y dejamos reposar 5 minutos. Los 5 minutos de reposo no son obligatorios, pero sí muy recomendables.

Paso 7

Pasado ese tiempo, ya podemos servirlo o, incluso remover un poco por si los ingredientes no han quedado bien repartidos. A partir de ahora, el éxito en la mesa está asegurado.