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Los garbanzos cocidos y envasados son una solución rápida y práctica en muchas cocinas. Sin embargo, Arguiñano insiste en que hay un paso obligatorio antes de consumirlos: enjuagarlos bien. “No vale con escurrirlos un poco. Hay que lavarlos a conciencia bajo el grifo hasta que desaparezca toda la espuma y el líquido denso que los rodea”, asegura.
Ese líquido, también conocido como agua de cocción o líquido de gobierno, contiene sal, conservantes y almidón. Aunque puede aprovecharse en algunas recetas (como el famoso aquafaba en cocina vegana), en la mayoría de los casos resulta indigesto y concentra sustancias que pueden generar gases o hinchazón abdominal.
“Si los lavas bien y los aliñas con gracia, los garbanzos de bote pueden estar de cine”, afirma el chef vasco. Pero si no se hace ese gesto previo, el cuerpo lo nota. De hecho, cada vez más nutricionistas alertan de que este tipo de conservas, aunque saludables, deben manipularse bien para que no pierdan sus propiedades o afecten al intestino.
Además del lavado, también es importante revisar la lista de ingredientes en el envase. Muchas marcas añaden aditivos o conservantes que no siempre sientan bien a todas las personas. Cuanto más corta y natural sea la composición, mejor.
Antinutrientes: qué son y cómo evitarlos
Los garbanzos contienen antinutrientes de forma natural, especialmente fitatos, que dificultan la absorción de minerales como el hierro, el zinc o el calcio. Estos compuestos están presentes en muchas legumbres y semillas, y no son peligrosos si se reducen mediante técnicas adecuadas.
“El remojo, la cocción prolongada y el lavado son formas sencillas de eliminar gran parte de los antinutrientes”, explica Arguiñano, alineado con lo que dicen voces expertas como Boticaria García o Aitor Sánchez. El error es pensar que, por estar cocidos y envasados, ya están listos para comer tal cual.
Lavar los garbanzos de bote también elimina buena parte del exceso de sodio que pueden contener. “Una vez limpios, los puedes usar para lo que quieras: ensaladas, guisos, cremas, lo que se te ocurra”, añade el cocinero.
Una opción ideal, según muchos expertos, es cocer los garbanzos en casa, tras haberlos remojado durante 8 a 12 horas. Aunque requiere algo más de planificación, el sabor, la textura y la digestibilidad mejoran notablemente. Pero si no hay tiempo, el bote sigue siendo válido… siempre que se lave bien.
Una receta fresca y saludable para el verano
Arguiñano propone una receta ideal para los meses más calurosos: una ensalada de garbanzos con berberechos. Se trata de un plato ligero, lleno de sabor y muy fácil de preparar, que combina la cremosidad de los garbanzos con el toque salino de los moluscos y una vinagreta cítrica con miel.
Esta ensalada es también una forma distinta de consumir legumbres en verano. Frente a los tradicionales potajes, esta opción fresca permite disfrutar de sus beneficios sin necesidad de platos calientes. Además, es una receta rápida y perfecta para quienes buscan comer saludable sin complicarse.
Además de ser una explosión de sabor, es un plato equilibrado y con proteínas completas gracias a la mezcla de legumbres y marisco. También es apto para llevar en táper o servir como entrante en cualquier comida veraniega.
Para quienes no tengan tiempo de cocer los garbanzos en casa, Arguiñano insiste: “Usad los de bote, pero lavadlos bien. Si son de buena calidad, os pueden resolver la vida”.
Otra ventaja de esta receta es su flexibilidad. Si no encuentras berberechos frescos, puedes sustituirlos por mejillones, almejas o incluso navajas. Cada marisco aportará un matiz diferente, pero el resultado será igual de sabroso.
También puedes ajustar la vinagreta a tu gusto, añadiendo un toque de vinagre balsámico, ralladura de naranja o incluso un poco de jengibre fresco para intensificar los sabores. La clave, como dice Arguiñano, está en probar y disfrutar del proceso.
Ensalada templada de garbanzos con berberechos y vinagreta de lima y miel
- 300 g de garbanzos secos (o 2 botes de garbanzos cocidos, bien lavados y escurridos)
- 1 kg de berberechos
- 1 puerro
- 1 cebolla
- 1 tomate
- 1 aguacate
- 1 lima
- 1 cucharada de miel
- 1 cucharada de mostaza
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- 1 hoja de laurel
- Perejil fresco
Paso 1
Pon los garbanzos en remojo la noche anterior. Al día siguiente, cuécelos en una olla rápida con agua caliente, laurel, puerro troceado y cebolla. Sazona y cocina 20-30 minutos desde que suba la válvula. Escurre y reserva.
Paso 2
En una sartén grande con un poco de aceite, añade los berberechos limpios, tapa y deja que se abran al vapor. Retira las conchas y reserva la carne.
Paso 3
En un bote con tapa, mezcla el zumo de la lima, la miel, la mostaza, una pizca de sal y 6 cucharadas de aceite de oliva. Agita hasta emulsionar.
Paso 4
En un bol, añade los garbanzos cocidos (o bien lavados si son de bote), el aguacate pelado y troceado, y el tomate en dados. Añade el aliño y mezcla suavemente.
Paso 5
Coloca la mezcla en los platos y reparte los berberechos por encima. Espolvorea con perejil fresco picado.