Una cosa que frustra mucho en la cocina es cocer huevos con esmero solo y que, al intentar pelarlos, la cáscara se quede pegada a la clara con insistencia.
Lo que debería ser una tarea sencilla se convierte en una pelea que termina por destrozar el huevo y arruinar su presentación, especialmente si pensamos servirlos rellenos o como parte de cualquier receta donde la estética sea importante.
Sin embargo, un truco compartido recientemente por el reconocido chef Jesús Sánchez, del restaurante triestrellado El Cenador de Amós, promete cambiar esta experiencia para siempre.
Un chef con estrellas Michelin
Jesús Sánchez no necesita presentación entre los amantes de la alta cocina.
Cántabro de adopción, este chef navarro dirige El Cenador de Amós, ubicado en Villaverde de Pontones (Cantabria), restaurante reconocido por ser uno de los templos culinarios del norte de España.
Su cocina, profundamente arraigada en el territorio y el producto, combina técnica, sensibilidad y una constante búsqueda de la excelencia.
Pero la pasión por la gastronomía de Jesús Sánchez no se limita a la cocina de su restaurante, sino que también gusta de compartir trucos y consejos en redes sociales, donde cuenta con casi 70.000 seguidores.
Fue precisamente a través de su cuenta de Instagram donde el chef compartió un truco casero que podemos aplicar a la hora de cocer huevos. Consiste en añadir sal y vinagre al agua de cocción para facilitar el pelado de estos.
El truco del chef
Pelar los huevos sin llevarnos media clara por delante para que conserven una superficie lisa es el objetivo de todo cocinero, ya sea profesional o aficionado.
El truco de Jesús Sánchez consiste en algo tan sencillo como añadir una cucharada de sal y un chorrito de vinagre al agua en la que vamos a cocer los huevos.
¿Por qué funciona este método? La explicación es sencilla. El vinagre, que contiene ácido acético, ayuda a estabilizar las proteínas de la clara del huevo.
Esto significa que, al cocerse, la clara se coagula de manera más uniforme y sólida, lo que previene que se adhiera a la membrana interior de la cáscara.
Por otro lado, explica el chef, la sal actúa reduciendo la adherencia entre la cáscara y la clara. Este doble efecto hace que, una vez cocido el huevo, la cáscara se desprenda casi por sí sola, sin esfuerzo y sin dejar huellas en la superficie del huevo.
Este pequeño gesto puede marcar la diferencia entre un resultado profesional y un pequeño desastre doméstico.
¿Quién no ha terminado frustrado al intentar preparar huevos rellenos o una ensalada Nicoise y se ha tenido que apañar con huevos llenos de desconchados?
Lo más interesante de este truco es que no requiere ningún equipo especial ni cambia el sabor del huevo.
Basta con añadir los dos ingredientes al agua de cocción y cocer los huevos como de costumbre:
- Los llevamos a ebullición partiendo de agua fría.
- Los cocemos durante 7 a 11 minutos a partir de que rompa a hervir, según el tamaño y el punto deseado.
- Los enfriamos rápidamente en agua con hielo para detener la cocción.
Haciendo esto tan sencillo, los huevos quedarán mucho más vistosos, porque, más allá de las elaboradas técnicas que se desarrollan en un restaurante con estrellas Michelin, la cocina también se compone de pequeños gestos que, cuando se conocen, mejoran la experiencia y el resultado final.
En palabras del propio chef: "La cocina también está en los detalles". Y en este caso, el detalle está en no usar solo agua.