Los 260 chiringuitos y terrazas, de la costa al interior, donde mejor se come, según Guía Repsol

Hay sabores que solo se entienden bajo el sol, con los pies descalzos en la arena o a la sombra de un limonero centenario. Tomates que saben a huerta, sardinas que chisporrotean sobre las brasas, y copas de vino local que condensan la esencia de un territorio.

Este año, Guía Repsol vuelve a trazar su particular mapa del disfrute veraniego con más de 260 nuevos Soletes, galardones que iluminan chiringuitos, terrazas y rincones ocultos donde se come bien y se está aún mejor.

Lejos del formalismo de las estrellas y los Soles tradicionales, los Soletes nacieron para señalar esos lugares que recomendarías a un amigo sin dudar. Esa terraza junto al mar que descubres una tarde cualquiera y acaba formando parte de tus veranos para siempre.

Estos son los nuevos Soletes Repsol recomendados por reconocidos chefs: los mejores bares, cafés y heladerías

O ese mesón en plena sierra donde se alargan las sobremesas al ritmo pausado del calor. Esta edición estival de 2025, Guía Repsol ha recorrido de nuevo el país para encontrar esos oasis gastronómicos, desde enclaves costeros legendarios hasta joyas escondidas en la España interior.

Chiringuitos con historia y tesoros del interior

En la costa, los Soletes brillan más que nunca. ‘El Bartolo’ en San Fernando (Cádiz) sigue siendo un clásico imbatible del tapeo atlántico, donde el mar se mezcla con la tradición y cada bocado tiene sabor a historia.

Unas sardinas en El Bartolo, en San Fernando (Cádiz). Juan Carlos Toro.

Más al norte, en el Cantábrico, ‘Cabo Busto’ (Luarca) invita a un paseo entre acantilados antes de endulzar la jornada con repostería local. Y en la idílica Menorca, ‘Isabella Beach Club’ ofrece una postal perfecta: el sol escondiéndose tras la bahía de Fornells mientras su carta de cocina mediterránea hace lo propio con los sentidos.

Pero no todo se cuece junto al mar. Esta edición de Soletes estira el mapa hacia el interior, donde la gastronomía y el paisaje se funden en propuestas que conquistan por su autenticidad.

En Huesca, las bordas pirenaicas –antiguas construcciones de pastores ahora convertidas en restaurantes con alma– se alzan como refugios gastronómicos entre montañas, perfectos para esquivar el calor estival.

En tierras extremeñas, el kiosco ‘Las Quinientas’, junto a una laguna protegida en Berlanga (Badajoz), o el jardín frondoso del ‘Mesón los Naranjos’ en Cáceres demuestran que la sombra también sabe a verano.

No faltan rincones mágicos en las ciudades. En Madrid, desayunar en el patio del Institut Français es como hacer una escapada exprés a París. Y en San Cugat del Vallès, cenar rodeado de plantas en el encantador ‘Garden Pizza’ –antiguo vivero convertido en vergel gastronómico– es todo un viaje sensorial sin salir del área metropolitana de Barcelona.

Comer rico, comer bien, comer bonito

Con más de 5.000 establecimientos ya galardonados desde el nacimiento de esta distinción, los Soletes han evolucionado hacia un símbolo de calidad informal y accesible. Lugares con alma, con propuesta cuidada y una atmósfera que invita a quedarse.

Como explica María Ritter, directora de Guía Repsol, “los Soletes se han convertido en un top del verano porque te evitan tener que buscar dónde ir y te descubren lugares que no tenías en el radar, con la garantía de estar seleccionados por un equipo de expertos con un criterio gastro que coincide con el de la mayoría”.

Consulta la lista completa: