Como buen cocinillas que se precie, seguro que disfrutas de lo lindo pasando tardes enteras cocinando para tus invitados y viendo luego sus caras de satisfacción ante tus propias creaciones culinarias. ¿Qué te parecería cambiar a tus comensales habituales por personas desconocidas venidas de cualquier parte del mundo? Esto es lo que hace posible la plataforma EatWith, un espacio virtual donde cualquiera puede ofrecer su casa a modo de restaurante —por ahora solo en Israel, Barcelona y Nueva York— y recibir invitados que vienen de viaje con ganas de conocer de cerca la comida típica del lugar, huyendo de este modo de los tópicos que arrasan las zonas más turísticas.

Pero la cosa no termina aquí. Ahora, el concepto evoluciona de la mano de SocialEaters, una nueva plataforma nacida en Barcelona con la que, además de ofrecer tus platos y tu compañía alrededor de una mesa, puedes convertirte en embajador de la gastronomía local de tu ciudad sin tener que ponerte el delantal, acompañando a tus invitados a catas de vino, eventos gourmet o incluso a cenar a tu restaurante favorito.

Si eres de los que cuando viaja no se deja un plato típico por probar, registrándote en SocialEaters podrás conocer de primera mano la verdadera cultura gastronómica del lugar donde viajas al mismo tiempo que socializas con personas nuevas que comparten tu misma pasión por la comida.

Sin duda, se trata de nuevas formas de consumo que han podido evolucionar gracias al nacimiento de Internet y las nuevas tecnologías. Ahora ya no solo nos comunicamos a través de una pantalla, nos comemos con los ojos platos retocados con filtros vintage y nos enamoramos de palabras escritas a golpe de teclado, sino que desde hace poco más de cinco años la sociedad ha dado un paso más con la creación del consumo colaborativo, una tendencia que plantea un nuevo modelo de intercambio donde en cada extremo no encontramos a una empresa y un consumidor, sino un “tengo” o un “sé” y un “necesito”.

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Se trata de una cultura en la que el acceso se sitúa por encima de la propiedad, donde lo que se busca es satisfacer una necesidad con recursos ya existentes. Del mismo concepto han nacido Airbnb, Trip4Real, Blablacar o los ya conocidos bancos del tiempo, plataformas a través de las cuales es posible encontrar personas que quieren prestar su casa durante las vacaciones, compartir coche con alguien con el mismo destino, ofrecer y recibir visitas guiadas o incluso prestar su destreza montando muebles.

Si bien es cierto que no se trata de ideas totalmente nuevas, la suma de la crisis económica y la incorporación de Internet a nuestra vida cotidiana han hecho que se produzca y se esté produciendo ahora mismo un cambio social en toda regla. En 2012, la inversión en iniciativas de consumo colaborativo fue de 200.000 dólares, ahí es nada.

Bienvenidas sean iniciativas que, como EatWith o SocialEaters, nos permiten hacer de la gastronomía una forma de conocer gente nueva, de adentrarnos en la cultura de un país desconocido y, sobretodo, que aprovechan nuestros recursos de un modo más eficiente.