Pedro Sánchez el pasado septiembre en Málaga. Álex Zea / Europa Press
Esto es lo que dice la ciencia sobre el plan de Pedro Sánchez para acabar con el cambio de hora en España
Aunque el impacto en el ritmo circadiano del cambio de hora está comprobado, renunciar a acompasar los horarios a las horas de luz solar también tiene consecuencias.
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En la noche del 25 al 26 de octubre de 2025, "a las tres serán las dos": tocará retrasar los relojes para entrar en el horario de invierno, que adelantará el amanecer pero hará que anochezca antes. Podría ser el último, no obstante, según ha anunciado Pedro Sánchez con un vídeo en redes sociales, en el que recuerda que la Comisión Europea ya votó a favor de abolir el cambio en 2018 pero nunca implementó esta decisión.
En el vídeo, el presidente del Gobierno argumenta que "la ciencia nos dice que ya no supone un ahorro energético y que trastoca los ritmos biológicos", lo que llevará a España a plantear en el Consejo Europeo "terminar con el cambio horario". También se apoya en lo que dicen las encuestas: un 84% de los 4,6 millones de participantes en la consulta online convocada por Bruselas se declararon en contra del ajuste horario.
Sin embargo, Sánchez no precisa en su vídeo con qué horario optaría por quedarse España: si con el de verano, una hora por delante de la referencia del meridiano de Greenwich (GMT+1), o con el de invierno, que adelanta dos (GMT+2). Si a esto le sumamos el hecho de que nuestro país ya está desplazado con respecto a la hora solar -cartográficamente, estamos alineados con Reino Unido y nos correspondería la GMT, el asunto se antoja complicado.
En contra: amanecer a las 10.00h
El hecho de que los europeos estemos mayoritariamente en contra de cambiar la hora por los trastornos para el bienestar que supone choca con una realidad: las diferencias en la jornada son ingentes según la localización. En los países escandinavos, por ejemplo, disfrutan de dieciséis horas de sol en verano, pero solo seis en invierno. Los finlandeses, promotores de la abolición, lo consideran una medida arbitraria que no les reporta beneficio alguno.
En España, sin llegar a estos extremos, la principal damnificada sería la comunidad más occidental, Galicia. Cerca del 60% de los encuestados en España abogaban por quedarse en el horario de verano, pero sin retrasar el reloj para coincidir con las horas de sol menguantes, en enero amanecería a las diez de la mañana en la comunidad. ¿Horario de verano para todos? Entonces en Baleares amanecería a las cinco, y anochecería antes de las seis.
Cambiar la hora dos veces al año ya no tiene sentido.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) October 20, 2025
Apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la salud y en la vida de la gente.
Por eso, hoy el Gobierno de España propondrá a la UE acabar con el cambio de hora estacional en el Consejo de Energía y… pic.twitter.com/LA9UM0HVfG
Es fácil ver cómo la permanencia en uno de los dos horarios traería perjuicios especialmente para los habitantes de comunidades más occidentales y orientales: podría llegarse incluso a plantear el desplazamiento de estas regiones a nuevos husos horarios, con lo que los locutores deberían comenzar a avisar que es "una menos en Canarias y una más en Baleares". De lo contrario, habría que plantear flexibilizar los horarios laborales y escolares, lo que tampoco se antoja sencillo.
El físico José María Martín Olalla de la Universidad de Sevilla advertía que "el cambio de hora es otro mecanismo sincronizador, que adapta la actividad humana a la estación correspondiente". En un estudio junto a Jorge Mira Pérez, de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), demostraban que siempre se han modificado los horarios en base a las horas de sol estacionales: las Cortes de Cádiz, en 1810, ya lo reconocían.
A favor: desajustes circadianos
En la última década, la importancia de acompasar nuestros hábitos de vida y en especial los ritmos circadianos -el ciclo de sueño y vigilia, las horas de actividad y los momentos en los que comemos- con las horas solares ha quedado de manifiesto. Los trabajadores de turno de noche no solo tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y cáncer, sino de desarrollar obesidad y otros trastornos metabólicos.
Eso no quita, no obstante, que el brusco reajuste al cambiar de horario de verano a invierno, y viceversa no le resulte enormemente duro a nuestro organismo. Un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) calculaba que abolir el cambio de hora en EEUU y sustituirlo por uno estándar (concretamente, el de invierno) podría evitar unos 300.000 casos de ictus al año y reducir la obesidad en 2,6 millones de personas.
Son célebres, además, los estudios que vinculan la semana del cambio de hora a un aumento de los accidentes, atribuibles a la somnolencia causada por los problemas para reajustar el sueño y a las alteraciones hormonales. Pero Martín Olalla matizaba que desde el punto de vista estadístico, este incremento era del 5% cuando naturalmente se produce una fluctuación de hasta un 15% en los incidentes de una semana del año a otra.
España propone a la UE acabar con el cambio horario
Se trata de poner en la balanza las alteraciones inmediatas con los beneficios a largo plazo de ajustarnos a las horas de sol, defendía Elena Urrestarazu, especialista del departamento de Neurofisiología de la Clínica Universidad de Navarra. "La adaptación será de uno o dos días, máximo una semana", explicaba. De no pagar este precio, los efectos podrían ser similares a los de trabajar en turno de noche en las regiones que agraven su retraso con respecto a la hora solar.
La alternativa son "opciones contra la fisiología humana,” señala Martín-Olalla en su conversación con EL ESPAÑOL. "Han abierto una caja de Pandora, han exacerbado las críticas a una práctica natural que funciona razonablemente bien y ahora temen que el remedio sea peor que la enfermedad", zanjaba por su parte Mira.