Un grupo de niños en el primer día de clase del curso.

Un grupo de niños en el primer día de clase del curso. EFE

Salud

Del molusco contagioso al impétigo: los pediatras alertan sobre las infecciones más habituales en la vuelta al cole

La bajada de temperaturas y el contacto entre niños tras el regreso a las aulas son el cóctel perfecto para la proliferación de enfermedades víricas y bacterianas.

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Con la llegada de septiembre, regresa la rutina y, con ella, la vuelta a las aulas para los estudiantes. Más de ocho millones de menores retomaron las clases tras un verano marcado por el calor y los incendios. Ahora comienza una época en la que hay que tener cuidado: las bacterias y los virus están presentes.

El reencuentro con los compañeros en clase, esperado por muchos, conlleva el riesgo de que los menores contraigan numerosas enfermedades. Dos de ellas son el impétigo y el molusco contagioso, ambas infecciones de la piel que afectan, sobre todo, a niños de entre 3 y 12 años.

La primera es bacteriana, causada por microorganismos como el estafilococo o el estreptococo, y la segunda es de tipo vírico. El impétigo provoca costras o ampollas en la piel del paciente y el molusco contagioso una especie de granitos, diferencia Pedro Viaño, médico pediatra de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

El también coeditor de EnFamilia, la página web de la AEP dedicada a las familias, explica que las lesiones cutáneas provocadas por el impétigo pueden ir acompañadas de picor y dolor. En el caso de las causadas por el molusco contagioso, solo pican, pero no duelen. Incluso, pueden ser asintomáticas.

Eso hace que, normalmente, los padres tarden más en llevar al niño al pediatra. El impétigo es más agudo y los menores reciben atención más rápida, pero las lesiones causadas por el virus pueden incluso confundirse con lunares, señala Viaño.

A los niños que contraen la enfermedad bacteriana se les pueden recetar antibióticos de aplicación cutánea o por vía oral, dependiendo de la afectación que sufran, cuenta Pedro Gorrotxategi, presidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

En el caso de la enfermedad vírica, también hay tratamientos, pero no han demostrado ser más eficaces que la "actitud expectante", indica Viaño. Es decir, esperar a que el organismo combata el virus y las lesiones desaparezcan.

"Solo se receta un tratamiento en pacientes con ciertas patologías o si las lesiones están en zonas de contacto, de forma que se enganchan con frecuencia y causan molestias", expone el experto de la AEP.

Dos de las opciones de abordaje son un tratamiento tópico (de aplicación directa en la piel) y el curetaje, que es la extirpación de esos granitos mediante una pequeña cuchilla y que puede realizarse en consulta aplicando únicamente pomada anestésica, desarrolla el pediatra.

¿Se debe alejar a los niños contagiosos de las aulas?

Otra cuestión que puede inquietar a los padres de un niño que contraiga impétigo o molusco contagioso es si el pequeño puede o no acudir a clase. Viaño es claro y explica que, en el primer caso, no.

Al ser una patología altamente contagiosa, se recomienda la ausencia del menor en el aula hasta que las costras o ampollas estén totalmente secas, o hasta que pasen 48 horas desde el inicio del tratamiento antibiótico.

El molusco contagioso puede durar semanas e incluso meses y, al ser una lesión benigna, no hay indicación de que el pequeño deba ausentarse de sus clases. Estos consejos también deben tenerse en cuenta en el caso de las actividades extraescolares.

Por ejemplo, es recomendable evitar que un niño contagiado de impétigo acuda a la piscina o a clases de deportes de contacto para evitar el contagio a sus compañeros.

La clave en todo esto, dicen Gorrotxategi y Viaño, es que los niños tengan una buena higiene de manos y lleven las uñas limpias y cortas. Si las llevan largas y se rascan las lesiones, los restos de las bacterias o del virus pueden quedarse en su interior y acabar expandiéndose a otras zonas de la piel que están sanas.

También es importante que los menores no compartan útiles de aseo, como desodorantes con sistema roll-on, toallas, prendas de vestir o incluso ropa de cama, recuerda el experto de la AEP en conversación con este periódico.

Otras infecciones que acechan en la vuelta al cole

Las infecciones cutáneas son, quizás, algo más desconocidas, pero no podemos olvidarnos de otras más comunes que también acechan con la vuelta a las aulas. Las más habituales son las respiratorias, como los catarros, la gripe o el virus respiratorio sincitial, señala Gorrotxategi, presidente de la AEPap.

No obstante, otros como los virus gastrointestinales o la otitis también están muy presentes entre los escolares. En esta época se juntan dos factores. En primer lugar, la disminución de las temperaturas facilita el desarrollo de los virus.

En segundo lugar, la vuelta a las aulas se acompaña del contacto estrecho entre los menores dentro del colegio. Por lo tanto, es mucho más fácil que las patologías se propaguen de unos a otros e incluso a los padres.

Ante el riesgo de contagio, la clave es la higiene, tanto de manos como de los objetos que hay en el aula, especialmente en las de los más pequeños, que son más propensos a caer enfermos, exponen Gorrotxategi.

En el caso de las enfermedades respiratorias, el experto también destaca la importancia de enseñar a los menores que, al toser o estornudar, deben hacerlo en el codo y no en las manos, ya que así es más difícil que contagien a sus compañeros.

El presidente de la AEPap hace hincapié en la importancia del papel de los padres y los profesores para concienciar a los alumnos sobre la importancia de las pautas de prevención, como esta indicación para la tos o el uso de mascarilla.

No obstante, reconoce que en el caso de los más pequeños es una tarea muy complicada. "En ellos es más difícil, porque no entienden bien la importancia de estas pautas", desarrolla el experto.

Si el niño se contagia, la recomendación del pediatra es que no acuda al colegio. "El profesor puede esforzarse en mantener pautas de prevención, pero los niños están en contacto constante", puntualiza. Una medida complicada de cumplir en muchos hogares por la falta de conciliación familiar en muchos trabajos, admite.