Manifestantes jalean a los altos directivos de los CDC en el campus de Atlanta tras la destitución ordenada por Robert Kennedy Jr.

Manifestantes jalean a los altos directivos de los CDC en el campus de Atlanta tras la destitución ordenada por Robert Kennedy Jr. REUTERS/Alyssa Pointer

Salud

Médicos y científicos de EEUU claman contra Kennedy por su golpe al CDC: "Nos lleva a la era en la que solo vivían los fuertes"

Cuatro cargos de Salud Pública dimiten tras la destitución de la directora de los CDC Susan Monarez, que denunció presiones "contrarias a la ciencia".

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El despido de la directora de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de EEUU (CDC por sus siglas en inglés), Susan Monarez, ha precipitado la mayor crisis en la gestión de la salud pública en EE.UU. de la 'era Trump'. Monarez, que ha durado únicamente un mes en el cargo, ha denunciado presiones "contrarias a la ciencia" de Robert Kennedy Jr., Secretario de Salud.

La destitución de Monarez ha provocado la dimisión en cadena de cuatro altos cargos de los CDC, en lo que ya se plantea como una guerra abierta entre la administración de Donald Trump y los médicos y expertos en salud pública. Los directivos dimisionarios fueron jaleados por manifestantes que acudieron a mostrar su apoyo en la sede del organismo en Atlanta.

El portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, justificó el despido de Monarez por no estar "alineada con la agenda del Presidente [Donald Trump] para volver a 'América saludable de nuevo'". A través de sus abogados, la exdirectora aseguró que se negó a dimitir por "motivos de integridad y devoción científica", y acusó a Kennedy de poner en peligro a los jóvenes y a las mujeres embarazadas.

Entre los mayores choques entre Kennedy y Monarez se encuentra la eliminación de la recomendación de vacunar de forma rutinaria contra la Covid-19 a las mujeres embarazadas y a losniños pequeños sanos. El Secretario de Salud también despidió a los miembros del panel asesor que había certificado la seguridad de estas vacunas para reemplazarlos por personas escogidas por él mismo, incluidos activistas antivacunas.

Demetre Daskalakis, exdirector del Centro Nacional de Enfermedades Respiratorias e Inmunización, saluda a los manifestantes.

Demetre Daskalakis, exdirector del Centro Nacional de Enfermedades Respiratorias e Inmunización, saluda a los manifestantes. REUTERS/Alyssa Pointer

Dos de los altos cargos que ha dimitido en las últimas horas son Demetre Daskalakis, director del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias, y Debra Houry, Jefa Médica del CDC, informa Reuters. También Daniel Jernigan, del Centro Nacional para las Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas, precisamente tras reportar el primer caso de una tenia carnívora en un paciente de EE.UU. a raíz de un brote en América Central.

El cuarto miembro es Jen Layden, del Centro Nacional de la Oficina de Datos Públicos de Salud, Vigilancia y Tecnología. Los altos cargos alegan en sus cartas de dimisión el auge de la desinformación relacionada con las vacunas, el uso como arma política ('weaponization') de la salud, y los recortes presupuestarios, que amenazan con retirarles 3,6 mil millones de dólares.

"En fecha reciente, la mala gestión de los riesgos y el auge de la desinformación ha costado vidas, como demuestra el récord de casos de sarampión de los últimos 30 años, y el ataque violento contra nuestra agencia", escribía Houry. Hacía referencia al atentado del pasado 8 de agosto en el que Patrick Joseph White, de 30 años y seguidor de las teorías antivacunas, tiroteó el centro y causó la muerte de un policía que acudió a detenerle, David Rose de 33 años.

Susan Monarez, exdirectora de los CDC.

Susan Monarez, exdirectora de los CDC. REUTERS/Kevin Mohatt

El sindicato que representa a los trabajadores del CDC condenó el ataque como el culmen de "meses de maltrato, dejación y envilecimiento" hacia los empleados. Daskalakis fue aún más crudo en su carta de dimisión, recoge la agencia, asegurando que las políticas sanitarias que se pretenden imponer "llevan a América de vuelta a una era pre-vacunas en la que solo sobrevivirán los fuertes".

Vacunas y autismo: la eterna cantinela

El principal punto de fricción entre Monarez y Kennedy ha sido la teoría del vínculo entre las vacunas y el autismo. Al tomar posesión el pasado 29 de julio, la investigadora afirmó que no tenía ninguna constancia de evidencias que avalasen esta hipótesis. El Secretario de Estado, por su parte, aseguró que "habría grandes cambios sobre el autismo" ya desde este mes de septiembre.

Como recordaba el catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi en su blog microBIO, en 2014 se revisaron más de mil trabajos científicos en los que habían participado cerca de 1,3 millones de niños en Reino Unido, Japón, Polonia, Dinamarca y Estados Unidos. "Los resultados demostraron que no existe ninguna relación entre la vacunación y el trastorno del espectro autista, incluso sugiere que entre los grupos de niños vacunados el riesgo de autismo sería inferior".

Del mismo modo, en 2021 se publicó otra revisión exhaustiva de más de cincuenta y seis mil artículos relacionados con las vacunas. "Las conclusiones confirmaban lo que ya se había publicado con anterioridad: existe una fuerte evidencia de que no hay ninguna relación entre las vacunas y el autismo y otros eventos adversos graves".