Un vaso con mezcla de alcohol y codeína.

Un vaso con mezcla de alcohol y codeína. EE

Salud

'Purple Drank', la moda entre adolescentes del 'colocón' con jarabe para la tos: el peligro de mezclar codeína con alcohol

La combinación de las dos sustanicas puede producir varios efectos, entre ellos, somnolencia y alucinaciones.

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"Evite la ingesta de bebidas alcohólicas" es una de las advertencias más comunes en los prospectos de los fármacos. Se aconseja no hacerlo porque esa mezcla puede, como mínimo, convertir el medicamento en inefectivo y, como máximo, tener implicaciones graves para la salud.

Aun así, no todo el mundo se frena ante ese aviso y lo hace sin pensar en las consecuencias o, incluso, lo hacen adrede buscando "un colocón", define María José Díaz, directora del Centro de Información del Medicamento del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia.

Uno de ellos es la codeína, un fármaco opioide para aliviar el dolor de intensidad entre leve y moderada y para tratar la tos, sobre todo en casos persistentes. Su formato más famoso es el jarabe, pero también se vende en pastillas y de otras maneras.

Este jarabe para la tos también está presente en un cóctel conocido como Purple Drank o Lean, compuesto por la mezcla de este medicamento con bebidas alcohólicas o energéticas.

El consumo de esta forma no es nuevo, nació en Estados Unidos y se fue extendiendo a otros países, entre ellos, España. Lo usan, fundamentalmente, adolescentes, sobre todo grupos vinculados a la cultura trap (un subgénero del rap), cuenta Claudio Vidal, director estatal de Energy Control.

Aunque la codeína puede encontrarse en varios formatos, lo más habitual para esto es que se use en jarabe por dos razones. En primer lugar, contiene saborizantes, lo que puede hacer más agradable la ingesta, apunta Díaz.

En segundo lugar, consumirlo de forma líquida acelera el tiempo de acción. Si se toma en pastilla tardará más en hacer efecto porque se tiene que absorber y pasar a la sangre.

La mezcla provoca en quienes la toman un efecto de euforia, cierta mejora del estado de ánimo y relajación: "La clásica sensación de ir colocado", apunta Vidal. También puede provocar somnolencia y alucinaciones, agrega Díaz.

Sin embargo, esas alucinaciones pueden aparecer "para bien y para mal", desgrana la farmacéutica. Es decir, se puede experimentar una visión negativa que acabe por provocar el malestar en la persona que la vive.

Además, en dosis elevadas puede causar convulsiones, problemas respiratorios e, incluso, problemas cardíacos. En un "caso extremo" puede ser letal si se produce una intoxicación con un colapso circulatorio, según Díaz.

Vidal también advierte sobre el peligro de estas bebidas. La codeína no tiene un efecto demasiado potente como depresor del sistema nervioso, pero, sumada al alcohol, su capacidad se multiplica.

Además, el alcohol es, igualmente, un depresor, por lo que si se toma en grandes cantidades puede enlentecer el sistema motor y provocar que la persona deje de respirar.

Benjamín Climent, presidente de Socidrogalcohol, advierte de que, aunque puedan esquivarse estos daños más graves, quien toma esta mezcla sigue asumiendo riesgos por partida doble. Por un lado, los asociados al consumo de alcohol y, por otro, los relacionados con los opiáceos, entre ellos, la adicción.

¿Cuánto es demasiado?

Cuando se habla de peligro o de sobredosis, se asume que es algo que ocurre a partir de cierta cantidad. No obstante, Díaz hace hincapié en que no existe una dosis determinada para determinar los efectos tóxicos. "En adultos puede considerarse en 6 gramos, en menores mucho menos".

Sin embargo, ese cálculo se basa en un consumo responsable y únicamente de codeína. En combinación con alcohol u otras sustancias estupefacientes, el riesgo aparece mucho antes, señala la directora del CIM del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizkaia.

Climent está de acuerdo con Díaz y destaca que cualquier dosis de esta mezcla tiene un potencial, no solo adictivo, sino tóxico. "No deben emplearse juntas nunca", dice tajante el presidente de Socidrogalcohol.

También hay que tener en cuenta cómo metaboliza el cuerpo la codeína. Hay personas que lo hacen muy rápido, por lo que la sustancia tardará poco en abandonar el cuerpo. No obstante, otros la procesan de forma mucho más lenta, señala Vidal.

En esos casos, hay más riesgo de que se ingiera una dosis excesiva si se produce un consumo repetido y prolongado en el tiempo, ya que la sustancia puede ir acumulándose, añade el directivo de Energy Control.

¿Cómo se consigue?

El consumo de la codeína de manera recreativa puede resultar llamativo, ya que es un fármaco que requiere receta para poder adquirirlo. Es necesaria para comprar, incluso, un jarabe para la tos que contenga este componente.

En ese sentido, cabe preguntarse cómo pueden conseguirlo entonces los adolescentes y los jóvenes. Climent apunta al "desvío de botiquines". Es decir, encuentran estos jarabes en casa y lo cogen para poder hacer esta mezcla.

Sin embargo, Vidal y Díaz no lo ven tan probable. Cuando se guardan estos fármacos, lo que quedan normalmente son "restos", apunta la farmacéutica. Por lo tanto, el uso que permiten es bastante más limitado.

Los dos expertos apuntan más a la utilización de recetas falsificadas que pueden hacer algunas personas en las farmacias para conseguir estos medicamentos. Recientemente, se produjo una situación así en Bizkaia (País Vasco).

Tres personas han sido investigadas en dos procesos diferentes por el empleo de recetas electrónicas fraudulentas para conseguir grandes cantidades de Toseína, un jarabe para la tos que contiene codeína. Uno de ellos había adquirido 200 frascos de esta forma.

Desde el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones informan de que, según sus indicadores de consumo, este uso recreativo no supone un problema social en España y creen que es algo más bien puntual.

Díaz coincide y apunta que este consumo se da en "casos más o menos localizados". Aun así, se muestra cautelosa y reconoce que hay que observarlo por si pudiera convertirse en algo más genérico. "No existen barreras al consumo de sustancias", advierte Climent.