Charlotte Lasica es una australiana a la que le diagnosticaron cáncer con 22 años.

Charlotte Lasica es una australiana a la que le diagnosticaron cáncer con 22 años.

Salud

Me han diagnosticado cáncer de colon con 22 años: los síntomas leves a los que no hice caso y que no debes ignorar en España

Una joven australiana ha contado cómo ha sido el proceso de diagnóstico y tratamiento de su cáncer colorrectal.

Más información: Así se manifiesta el cáncer de colon en España: los primeros síntomas a los que prestar atención

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Charlotte Lasica tenía solo 22 años cuando su cuerpo empezó a emitir señales de alarma. Al principio, no parecía nada fuera de lo común: dolores abdominales, retortijones, cierta hinchazón. "Pensaba que era por la regla o porque había comido algo que me había sentado mal", confiesa ahora.

Esta trivialización inicial, tan común entre personas jóvenes, es precisamente una de las razones por las que el cáncer colorrectal —la tercera causa de muerte por cáncer en España— se está diagnosticando cada vez más tarde en menores de 50 años.

En el caso de Charlotte, los síntomas se intensificaron a partir de julio: los calambres no remitían, el vientre se inflamaba constantemente y la sensación de saciedad era permanente.

"Estaba hinchada, me sentía llena todo el tiempo", recuerda. Fue una amiga de la familia, estudiante de Medicina, quien le insistió: "Tienes que ir al médico, esto no es normal".

El impacto de un diagnóstico inesperado

Aquel consejo le salvó la vida. Cuando Charlotte acudió al gastroenterólogo, este intentó tranquilizarla. "Me dijo que no podía ser cáncer de colon, que era demasiado joven", relata.

Pero la colonoscopia fue tajante: padecía un cáncer colorrectal en estadio III, ya con afectación ganglionar. El médico, abrumado, confesó que ella era la paciente más joven a la que le había tenido que dar semejante noticia.

En España, el cribado poblacional para el cáncer colorrectal comienza a los 50 años, aunque algunas comunidades autónomas, como el País Vasco, lo han bajado a los 45.

Sin embargo, los casos en menores de esa edad están creciendo de forma sostenida: según datos del Registro Español de Tumores Colorrectales, la incidencia en personas de entre 20 y 49 años ha aumentado un 25% en los últimos diez años.

En septiembre de 2024, la mujer se sometió a una colectomía total: le extirparon todo el colon. Para garantizar la evacuación intestinal, los cirujanos le realizaron una ileostomía temporal, una abertura en el abdomen conectada al intestino delgado.

"No podía mirarla durante los dos primeros meses. Me negaba", confiesa con crudeza. La enfermera de estomas del hospital la presionaba: "No te vas de aquí hasta que aprendas a cambiarla tú misma", le dijo. "Yo respondía: 'No lo voy a hacer'. No podía".

Ese rechazo visceral, casi instintivo, revela el impacto emocional de este tipo de intervenciones en pacientes jóvenes, que deben asumir no solo el diagnóstico de una enfermedad grave, sino la modificación visible e irreversible de su cuerpo.

Con el tiempo, logró normalizarlo: "Ahora es mi cosa. Hay gente que se pone las gafas al levantarse o se mide la glucosa. Yo me ocupo de mi estoma. Me ha salvado la vida".

El proceso no acabó en la cirugía. Durante seis meses, se sometió a ocho rondas de quimioterapia, un tratamiento agotador física y psicológicamente. Pero, contra todo pronóstico, logró la remisión completa.

"El mes pasado, los resultados de la tomografía computarizada confirmaron que ya no tenía cáncer", explica.

Su alivio, sin embargo, no eclipsa el mensaje que quiere transmitir con firmeza: "Creo que, como por fuera parecía que estaba bien y me sentía más o menos normal, seguí ignorando los síntomas. Es como si no quisiera saberlo… aunque haberlo sabido a tiempo lo habría cambiado todo".

Esta actitud, conocida como negación activa, ha sido documentada en estudios recientes, donde se señala que muchas personas jóvenes retrasan el diagnóstico al minimizar sus síntomas y buscar soluciones caseras que les den una falsa sensación de control.

Los signos de alarma que no hay que ignorar

El cáncer colorrectal puede manifestarse con síntomas sutiles pero persistentes: cambios en la frecuencia o consistencia de las deposiciones (diarreas o estreñimiento nuevos y duraderos), sangre en las heces, sensación de evacuación incompleta, dolor abdominal, distensión, pérdida de peso inexplicada o fatiga prolongada.

Charlotte presentaba varios de estos signos, pero como ella misma admite, "los fui ignorando porque todo lo demás parecía normal".

En España, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) advierte que uno de los problemas más graves del diagnóstico tardío en jóvenes es que muchos profesionales tampoco sospechan un cáncer cuando el paciente no tiene antecedentes familiares ni factores de riesgo evidentes.

Durante décadas, el cáncer de colon se ha considerado una enfermedad de personas mayores. Sin embargo, esa percepción ha quedado desfasada.

En Estados Unidos, la Sociedad Americana del Cáncer ya ha rebajado la edad para comenzar el cribado de 50 a 45 años, mientras que en España solo algunas comunidades lo han hecho.

En términos globales, los casos en menores de 50 han aumentado un 50% desde los años 90, y un estudio publicado en BMJ Oncology en 2023 reveló que los cánceres digestivos son los que más crecen en población joven.

El informe destaca una tendencia "preocupante y multifactorial", que incluye cambios en la dieta, exposición a disruptores endocrinos, obesidad, sedentarismo y alteraciones en el microbioma intestinal.

Un reciente estudio liderado por el CNIO y publicado en Nature Medicine ha identificado un patrón mutacional vinculado a la colibactina, una toxina producida por ciertas cepas de E. coli que viven en nuestro intestino.

El análisis de casi mil tumores colorrectales mostró que el daño genético causado por esta sustancia era más frecuente —hasta 3,3 veces más— en personas menores de 40 años.

"Si alguien adquiere una de estas mutaciones cuando tiene 10 años, podría desarrollar un cáncer décadas antes de lo esperado", explicó Ludmil Alexandrov, uno de los autores del estudio.

Estos hallazgos apuntan a la infancia como una ventana crítica para la prevención, pero también a la necesidad de mejorar la higiene alimentaria, el uso racional de antibióticos y el equilibrio de la microbiota desde edades tempranas.

Ultra procesados, obesidad y factores emergentes

Más allá del microbioma, muchos expertos coinciden en señalar el consumo de alimentos ultraprocesados como un posible desencadenante clave.

En España, según datos del Ministerio de Sanidad, el 74% de la población menor de 30 años consume productos ultraprocesados a diario. Varios estudios —entre ellos, uno de la Universidad de Harvard— han vinculado este tipo de dieta con una mayor incidencia de cánceres digestivos.

Además, factores como la exposición a microplásticos en el agua potable, el abuso de antibióticos, el sedentarismo y la obesidad abdominal están en el punto de mira como posibles cofactores de esta nueva oleada de casos entre jóvenes.

Charlotte es clara cuando habla del coste de haber retrasado la consulta médica. "Una colonoscopia no es nada comparado con lo que pasas si no te la haces a tiempo", afirma.

En sus palabras se esconde una de las claves para revertir esta tendencia: empoderar a los jóvenes para que escuchen a su cuerpo, no se conformen con respuestas vagas y exijan pruebas diagnósticas cuando algo no encaja.

"Tú conoces tu cuerpo mejor que nadie, y no puedes dejar que alguien te diga lo contrario", insiste. Su mensaje se alinea con la recomendación de múltiples oncólogos que piden ampliar el cribado y mejorar la formación de médicos de atención primaria ante este nuevo perfil de pacientes.