El investigador David del Rosario.

El investigador David del Rosario. Planeta.

Salud

David del Rosario, ingeniero y biomédico: "El cerebro sólo capta un 0,5%, si te dice que no eres feliz, se equivoca al 99,5%"

El cerebro no distingue entre una amenaza real y una imaginada, de modo que responde activando en el cuerpo una reacción física de estrés que puede ponerse en marcha incluso ante un peligro que solo existe en la mente.

Más información: Antonio Damasio, neurólogo: "La felicidad es una conexión de 5 factores humanos, basta que falle uno para perderla"

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Las claves

David del Rosario, ingeniero y biomédico, afirma que la sensación de infelicidad es un error estadístico del cerebro, que sólo utiliza el 0,5% de la información disponible para emitir juicios.

El cerebro procesa la mayoría de la información de forma inconsciente y genera predicciones basadas en experiencias previas y genética, lo que puede distorsionar la percepción de la realidad.

La respuesta emocional y física al estrés puede activarse ante amenazas imaginarias, ya que el cuerpo no distingue entre peligros reales y los fabricados por la mente.

Estudios muestran que la felicidad depende de las comparaciones internas que hace el cerebro, como en el caso de medallistas olímpicos, donde los de bronce suelen ser más felices que los de plata.

David del Rosario, ingeniero e investigador biomédico especializado en neurociencias, sostiene que la sensación de infelicidad no refleja la realidad, sino un fallo estadístico del cerebro. Su planteamiento conecta la experiencia subjetiva con la codificación predictiva, los sesgos cognitivos y los mecanismos biológicos del estrés que condicionan nuestra respuesta emocional cotidiana.

Durante una etapa de reconocido éxito profesional, Del Rosario se descubrió atrapado en una "sensación de vacío insoportable". Nada en su entorno parecía justificarla. Esa disonancia entre lo que vivía y lo que sentía fue el detonante para dirigir el método científico hacia un territorio poco habitual: el análisis de su propia mente.

De ese proceso surgió una conclusión tan incómoda como precisa. Cuando el cerebro afirma que somos infelices, "se equivoca al 99,5%". No es una consigna motivacional al estilo de tantos coaches que pululan por redes sociales, sino una advertencia basada en los límites reales con los que el sistema nervioso procesa la información del entorno.

El enfoque del neurocientífico parte de una premisa muy concreta. Nuestro cerebro solo capta, a través de los sentidos, un 5% de la información física existente. A partir de ahí, la reducción continúa, ya que alrededor del 90% del procesamiento cerebral se produce de forma inconsciente.

El resultado es que apenas el 0,5% de toda la información que nos rodea se utiliza para emitir juicios, tomar decisiones y evaluar nuestra propia vida. Según Del Rosario, este filtrado extremo explica por qué nuestras conclusiones emocionales suelen estar tan alejadas de la realidad objetiva.

Este fenómeno se comprende desde la neurociencia a través del modelo de la codificación predictiva. El cerebro no espera pasivamente los estímulos, sino que genera predicciones constantes basadas en la experiencia previa y la genética, utilizando los datos sensoriales únicamente para confirmar o corregir esas hipótesis internas.

En este marco, el pensamiento funciona como una predicción que opera de arriba abajo. El cerebro emplea ese 0,5% para validar su modelo previo, de modo que la realidad externa queda a menudo subordinada al relato interno. Si el modelo anticipa peligro o fracaso, esa propuesta se convierte en realidad subjetiva.

“Sentimos lo que pensamos”

El científico insiste en la relación directa entre pensamiento y respuesta física. "Sentimos lo que pensamos", resume. Cuando la mente construye un escenario negativo, "nuestro cuerpo reacciona como si eso fuese una realidad" durante la mayor parte del tiempo, incluso cuando no existe una amenaza objetiva.

El vínculo biológico entre esa ficción mental y la reacción corporal se encuentra en el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, el principal sistema de respuesta al estrés. Ante una amenaza, real o imaginada, este eje activa una cascada hormonal que libera cortisol y adrenalina de forma inmediata.

El problema aparece cuando esa activación se mantiene en el tiempo. Pensamientos persistentes de amenaza o infelicidad sostienen el eje HPA en funcionamiento continuo, consumiendo recursos biológicos y alterando el equilibrio emocional. El cuerpo, en la práctica, no distingue entre un peligro real y uno fabricado por la mente.

Para Del Rosario, la solución no pasa por intentar "pensar en positivo". La neurociencia considera ineficaz este enfoque porque, como él mismo señala, "Tú no piensas. Piensa tu cerebro". La alternativa consiste en comprender que lo que pensamos "solo es una posibilidad", no un hecho.

Un ejemplo especialmente ilustrativo aparece en el estudio sobre los medallistas olímpicos de Barcelona 92. La investigación mostró que los ganadores del bronce eran sistemáticamente más felices que los de plata, a pesar de haber obtenido un resultado objetivamente inferior.

La explicación se encuentra en el pensamiento contrafáctico. Los medallistas de plata se comparan con el oro y generan frustración, mientras que los de bronce se comparan con la posibilidad de no haber subido al podio, lo que produce alivio y satisfacción. La emoción depende de la comparación elegida, no del logro.

En última instancia, la neurociencia aplicada, desde la perspectiva de David del Rosario, plantea una idea base. Comprender cómo funciona ese 0,5% permite relativizar los juicios automáticos del cerebro y reducir el impacto de un error estadístico que confunde percepción subjetiva con realidad.