
Ana Mourelo junto a su hijo Aitor Brocal, quien sufría el síndrome de duplicación MECP2.
La Generalitat pide a una madre que devuelva 362,63 euros de ayuda a la dependencia tras la muerte de su hijo de 12 años
Ana Mourelo, madre de Aitor, un niño que padecía síndrome de duplicación MECP2 asegura que es "una auténtica vergüenza".
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Aitor Brocal falleció el 2 de julio de 2023, con 12 años. Casi una década antes le habían diagnosticado síndrome de duplicación MECP2, un trastorno genético que sufren aproximadamente 200 personas en el mundo y para el que no existe tratamiento ni cura.
"A causa de este síndrome", relata a EL ESPAÑOL Ana Mourelo, la madre de Aitor, "tenía epilepsia, infecciones respiratorias, no hablaba, no caminaba o no controlaba los esfínteres". Por ello en enero de 2015 presentaron una solicitud de reconocimiento de la situación de dependencia.
Le reconocieron el grado más alto de dependencia. Aunque varía en función de cada comunidad autónoma, en el caso de Cataluña la Gran dependencia (como se conoce al Grado III) se traduce en una prestación económica que ronda entre los 290,73 y los 387,64 euros mensuales.
El 2 de julio de 2023, la persona que les atendió en el tanatorio les dijo a Ana y a José Brocal, su esposo, que no debían llevar a cabo ningún trámite con las administraciones porque "ya se encargaban ellos". Fruto del duelo por el que estaban pasando, el matrimonio decidió marcharse unos días fuera de Barcelona y no repararon en dar de baja la cuenta bancaria que estaba a nombre de Aitor.
Su primera sorpresa llegó el 28 de julio, cuando ingresaron en la cuenta de su hijo los 387,64 euros por la Gran dependencia. Aquel día comenzaron un duro camino que no ha finalizado —al menos, de momento— hasta esta semana, con la Generalitat reclamando una deuda de 362,63 euros porque a Aitor "le correspondía la prestación hasta el 2 de julio y percibió el mes entero".

Captura de pantalla en la que la Generalitat notifica a Ana Mourelo la deuda de 362,63 euros por su hijo.
En cuanto vieron el ingreso, Ana recuerda que presentaron una instancia en la Generalitat informando de lo ocurrido. En ella incluso mencionaron que si el dinero recibido no les correspondía, que les dieran un número de cuenta para realizar la devolución. Como aún siguen esperando una respuesta a aquella instancia, decidieron presentar otra el 8 de agosto de 2023, incluyendo el certificado de defunción.
Sin constancia del fallecimiento
Su segunda sorpresa llegó cuando el Ayuntamiento de Barcelona les cobró el IBI con la bonificación de la que se beneficiaban por el grado de discapacidad que se le había reconocido a su hijo. Los trimestres fueron pasando y el cobro continuaba siendo erróneo, por lo que Ana decidió presentar también una instancia en el Ayuntamiento, informando del fallecimiento para que le quitaran la bonificación.
Tras varios meses de espera, desde el Ayuntamiento les informaron de cuánto les correspondía por la bonificación y de que se la estaban aplicando. "Si es que eso ya lo sabíamos, lo que estábamos pidiendo era que nos la quitaran", lamenta desde el otro lado del teléfono. Con "una respuesta que no tiene ni pies ni cabeza", Ana optó por llamar directamente al Ayuntamiento.
Es entonces cuando le comunicaron que no les constaba que su hijo hubiera fallecido, puesto que la Generalitat no les había notificado ninguna baja. Por este motivo, el Ayuntamiento no podía retirar la bonificación del IBI hasta que no recibiera la notificación. Así, le sugirieron, como si no lo hubiera hecho ya antes, que presentara una instancia en la Generalitat.
Es lo que hizo, y el 18 de diciembre del año pasado presentó otra instancia en la que reclamaba "por favor" que "lo dieran todo de baja". En paralelo, también presentó el certificado de defunción al Ayuntamiento, por si pudiera agilizar de algún modo el trámite. De este último, aún no ha recibido ninguna respuesta pero sí de la Generalitat.
"Es una auténtica vergüenza"
Le confirmaron que ya lo habían dado "todo de baja". Pero es en el segundo párrafo de la respuesta donde se dan cuenta que les reclaman la cuota de julio que, según ellos, no les pertenece. "Es verdad que no está completa, por lo que entiendo que han descontado los dos primeros días de julio, cuando mi hijo todavía estaba aquí".

Para Ana, "lo fuerte" es que la reclamación llegue año y medio después del fallecimiento de su hijo.
Ante esta respuesta de la Generalitat, desconoce si le reclamarán todo lo que no ha pagado de IBI durante este tiempo, si en el próximo IBI el Ayuntamiento ya le habrá quitado la bonificación, o si la prestación de la dependencia que le están reclamando "es legal porque se cobra mensualmente".
Lo que sí parece tener más claro la madre de Aitor es que será "una lucha" en la que no va a entrar porque ahora mismo no se encuentra con fuerzas como para hacerlo. "Lo fuerte de todo es que ha pasado un año y medio desde que mi hijo falleció", lamenta Ana. "Y me reclaman esto ahora, después de tres instancias presentadas y de un trámite que debería haber sido mucho más cómodo. Las familias no estamos para hacer trámites burocráticos para la administración".
Tal vez si se hubiera callado, "hubiera seguido con la bonificación del IBI y no tendría que devolver ahora 362 euros". También se pregunta por qué la Generalitat no ha reparado en pagarles los meses no cobrados desde que solicitaron la ayuda. "Es una auténtica vergüenza que desde la solicitud de dependencia hasta que nos la pagaron por primera vez pasaran seis meses y ahora tengan la cara dura de pedirnos un mes menos dos días", denuncia Ana en su cuenta de X.
A esta publicación ha respondido Joaquín Susmozas, padre de Julia, diagnosticada con el síndrome de Beckwith-Wiedemann. En su caso, pasó un año desde que solicitaron la ayuda a la dependencia hasta que comenzaron a recibir la prestación económica. Como explica a este periódico, en ningún momento le pagaron los 12 meses de atrasos, que serían unos 4.000 euros.
El Gobierno de la Región de Murcia se apoyó entonces, en el año 2016, en un decreto que le permitía no tener que hacer este pago. Susmozas recuerda que fue una de las pocas veces en las que llegó a perder los nervios: "Es que no tengo a mi hija así para hacerme rico con la ayuda. Al contrario, sería mucho más rico teniendo a mi hija sin discapacidad y disfrutando de ella de otra manera a como lo hago".
Como comentaba en su respuesta a Ana, "no queremos nada que no nos corresponda". Y, ni mucho menos, dinero. Lo único que piden es "que se hagan las cosas bien". Porque ojalá, concluye Susmozas, "estuviera ahora por aquí corriendo y no la estuviera empujando yo".