Esta fármaco se suele prescribir con un opiáceo, lo cual potencia su adicción.

Esta fármaco se suele prescribir con un opiáceo, lo cual potencia su adicción.

Salud

El analgésico vendido en España que se vincula con la muerte de 3.400 personas en Reino Unido

La pregabalina comenzó siendo un anticonvulsivo para tratar la epilepsia, pero ahora se ha normalizado su uso para el dolor crónico y la ansiedad.

19 marzo, 2024 02:30

"Iba conduciendo y, de repente, todo se volvió superconfuso. No sabía dónde estaba. Cogí una salida, aparqué frente a un bar y allí estuve bloqueada sin saber muy bien qué hacer". Así recuerda Marta su experiencia con la pregabalina, un fármaco que se vincula con unas 3.400 muertes en Reino Unido en sólo cinco años y que le recetaron por un dolor intenso en el brazo.

Reconoce que, tras aquel "episodio extraño de pérdida de memoria", le retiraron la medicación de inmediato. Por este motivo, no recuerda haberlo pasado mal al dejarlo ni tampoco que le generase adicción. Aunque no se trata de un opioide, hay pacientes que se vuelven adictos a este medicamento.

La pregabalina y la gabapentina son los dos únicos principios activos de la familia de los gabapentinoides que se comercializan actualmente en España. El fármaco se comercializó, en un primer lugar, para tratar la epilepsia. No fue hasta 2004 cuando también se indicó para el tratamiento del dolor neuropático periférico, la neuropatía diabética, la neuralgia posherpética y el trastorno de ansiedad generalizada.

[La gran mentira de los analgésicos para tratar el dolor de espalda: por qué deberías evitarlos]

Que se ampliaran las indicaciones causó un crecimiento exponencial en su venta. Según un informe de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el consumo de pregabalina aumentó un 125% entre 2008 y 2016. Gran parte de este incremento se debe a las prescripciones fuera de ficha técnica. "Se trata de aquellas indicaciones que no son las aprobadas", explica Amaya Echeverría, farmacéutica de Atención Primaria del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, a EL ESPAÑOL.

Indicaciones sin evidencia clara

Echeverría también es la autora principal de un estudio que pone de relieve la situación más reciente de estos fármacos. Y es que la mitad de los pacientes que los consumen lo hacen fuera de las indicaciones para las que están aprobados. "Lo que vimos en nuestro estudio era que se utilizaba mucho para indicaciones para las cuales su evidencia está en entredicho", indica Echeverría.

Algunas de las indicaciones fuera de ficha son lumbalgia, fibromialgia, migraña y el síndrome de piernas inquietas. "Este último sería la única que, pese a no ser una indicación, sí que existe cierta evidencia", señala Echeverría "pero en el resto no es así". El trabajo, eso sí, se ceñía a Navarra, aunque cree que la situación a nivel nacional es similar.

"La única herramienta con la que cuenta el médico es el fármaco". Quien habla en esta ocasión es la doctora Francisca González, miembro del Grupo de Utilización de Fármacos de la semFYC. Considera que este medicamento está en alza porque se ha convertido en un cajón de sastre. "De hecho, como antiepiléptico se usa muy poco".

También influye, a su juicio, que en la mayoría de las veces la prescripción parta del especialista; ya sea el neurólogo (en el caso de que se trate de dolores neuropáticos) o el psiquiatra (para los trastornos de ansiedad generalizada). "¿Qué ocurre? Que cuando el paciente viene al médico de familia a revisar la receta, éste la puede llevar tomando un mes", afirma González.

Una cascada farmacológica

Cuenta Marta que la pregabalina se la recetaron después de haber probado con varios tratamientos sin éxito: "Son adictivas, son muy fuertes y te dejan hecho polvo". Durante los tres meses que tomó este fármaco tuvo dificultades para expresarse, y también se desorientaba conduciendo.

Ella fue de las pocas que asoció estos fallos al consumo de la pregabalina. Como explica González, en España no hay mucha 'afición' a declarar los efectos adversos de los medicamentos, cuando es algo que puede hacer el propio paciente a través de la web de la Aemps. "Si se produce un fallecimiento en carretera de una persona que tomó pregabalina y alcohol, ¿no hay nadie que sea capaz de decir que sea por la medicación?", se pregunta González.

Esta doctora también menciona la llamada "cascada farmacológica". Con este término se refiere a aquellos pacientes que sin un diagnóstico grave acumulan varios medicamentos a la vez. En el caso de la pregabalina, se suele prescribir junto con un opiáceo: "La mezcla de ambos empeora aún más la adicción. Aun así, la adicción que provoca la pregabalina es similar a la morfina".

El riesgo de adicción

Las dos expertas consultadas por este periódico creen que la mayoría de los fallecimientos registrados en Reino Unido pueden deberse a la adicción que genera el fármaco. En este sentido, Echeverría desvela que hay ensayos clínicos en los que se han excluido a pacientes con antecedentes de abuso de sustancias para que no apareciera este riesgo de adicción en los resultados: "De esta forma, el riesgo de abuso se infraestimó".

En la investigación de The Times, de hecho, la madre de Alex Cotam, quien falleció dos años después de empezar a tomar pregabalina, reconoce que su hijo se volvió retraído y empezó a beber alcohol. González critica que haya pacientes que piden que no se le recete la pregabalina cuando se le pide que no beba o que no conduzca: "Si coges el coche, te vas a complicar la vida".

Esta complicación se incrementa conforme aumenta la dosis. "Normalmente, empiezas con una dosis baja", explica González, "pero cuando te dicen que no ha desaparecido el dolor, vas subiendo". Con todo, esta doctora no cree que haya que controlar el medicamento (como ha sucedido en países como Estados Unidos o Reino Unido), sino que es cuestión de revisar: "Hay que asesorar muy bien al paciente y 'dejarle la puerta abierta' para el momento en el que quiera acudir".

Como denuncia Marta, este fármaco se receta cuando se agotan las otras vías, pero una vez que lo prescriben, no hay un seguimiento. "Si prescribes algo sin una buena indicación clínica ni un buen seguimiento, no estás haciendo el trabajo que debes hacer", declaró la doctora Caroline Watson al citado medio británico.

Este seguimiento resulta más imprescidible si se presta atención a los posibles efectos secundarios. Además de somnolencia, mareos o dolor de cabeza, la pregabalina también puede producir depresión e ideación suicida, tal y como advirtió la Aemps el pasado mes de octubre. "A menudo puede que se utilice con antidepresivos, lo cual potencia los efectos adversos. Con los opioides, sucede igual. En esos casos son con los que más cuidado debemos tener", concluye Echeverría.