Moderna y BioNTech se han lanzado a una auténtica 'carrera espacial' por la vacuna del cáncer.

Moderna y BioNTech se han lanzado a una auténtica 'carrera espacial' por la vacuna del cáncer.

Salud Oncología

La vacuna del cáncer, más cerca que nunca: la espectacular carrera para tenerla antes de 2030

La presentación de resultados de la vacuna de Moderna contra el melanoma metastásico multiplica las esperanzas de éxito de estos tratamientos.

19 abril, 2023 02:45

El desarrollo de las vacunas contra la Covid ha sido comparado por muchos como un hito similar a la carrera espacial que enfrentó a Estados Unidos y la Unión Soviética después de la II Guerra Mundial. Pero, en realidad, solo fue un aperitivo: la verdadera guerra tecnológica entre las dos compañías que lograron las primeras vacunas del coronavirus acaba de comenzar y apunta mucho más alto, al cáncer, segunda causa de muerte en el mundo.

La presentación a la comunidad científica de los primeros resultados de la vacuna de Moderna contra el melanoma metastásico ha sido la primera piedra. Aunque todavía no se han revisado por expertos independientes, el desglose de sus resultados hace dos días, en la última reunión de la Asociación Americana de Investigación del Cáncer (AACR, por sus siglas en inglés), ha mostrado con seriedad su potencial más allá de los anuncios de la compañía.

Además, la reciente designación de la vacuna como prioritaria por la Agencia Europea del Medicamento –que acelerará su proceso de evaluación y aprobación, como en el caso de las vacunas Covid– da cuenta del interés de los reguladores en dicho suero.

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Así se entienden las optimistas palabras que el director médico de Moderna, Paul Burton, pronunció a principios de este mes. "Seremos capaces de ofrecer vacunas del cáncer personalizadas contra diferentes tipos de tumores alrededor del mundo" en la próxima década, afirmaba.

Un horizonte similar al planteado por su gran rival en el mercado de vacunas de ARN mensajero, BioNTech. Esta pequeña biotecnológica alemana se alió con Pfizer para lanzar la que fue la primera vacuna contra la Covid, pero su objetivo desde un principio era el cáncer.

Así, con todo lo avanzado y aprendido en la pandemia, a finales del año pasado anunció que podrían tener lista una vacuna contra el cáncer antes de 2030. Solo unos meses después se desvelaba una mega-colaboración con el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido para reclutar hasta 10.000 pacientes que puedan beneficiarse de vacunas personalizadas en ese plazo de tiempo.

Ambas compañías tienen una larga lista de pequeños ensayos clínicos preparándose o en marcha, pero la piedra de toque es 'Keynote-942', cuyos resultados se acaban de presentar en la presente reunión de la AACR.

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Bajo un nombre tan complicado como mRNA-4157/V940 se esconde una vacuna personalizada contra el melanoma metastásico. Lo que la diferencia de anteriores intentos de vacuna (algunos de ellos llegaron hasta la última fase de ensayos clínicos solo para fracasar estrepitosamente) es lo espectacularmente armada que llega para combatir el cáncer: nada menos que 34 dianas exclusivas de las células tumorales de un paciente dado.

Este es su mayor reclamo: hasta 34 neo-antígenos obtenidos directamente al analizar el genoma de las células cancerígenas y compararlas con células sanas. Todo un arsenal para enseñar al sistema inmune a reconocer y atacar el tumor gracias a la plataforma de ARN mensajero que desarrollaron para la Covid.

Cambiar las reglas del juego

El melanoma metastásico ya había sido piedra de toque de la última revolución contra el cáncer, la de la inmunoterapia, hace unos diez años. Ahora, 'Keynote-942' ofrece una mejora espectacular respecto a la misma: en combinación con el inmunoterápico pembrolizumab, la vacuna logra reducir el riesgo de reaparición del melanoma o muerte en un 44% si lo comparamos al tratamiento solo con pembrolizumab.

Después de año y medio, el 78,6% de los 107 pacientes tratados con la combinación seguían sin recaídas, frente al 62,2% de los 50 a los que solo administraron inmunoterapia. Esto lo consiguieron "sin añadir de forma significativa toxicidad de alto grado", según Jeffrey Weber, subdirector del Langone Perlmutter Cancer Center de la Universidad de Nueva York y uno de los autores del estudio.

"Este estudio es extraordinariamente importante porque nos da esperanzas de que esta nueva estrategia proporcionará beneficio clínico", ha explicado al presentar los resultados. Además, esta reducción de las recaídas se lograba independientemente de la carga mutacional del tumor, que suele predecir la recurrencia y, por tanto, la mortalidad del melanoma.

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Weber es consciente de las limitaciones de este ensayo. Por sus características (pocos pacientes y un plazo corto de seguimiento) se mide la eficacia del medicamento pero no su potencial beneficio clínico. Este se verá en la fase 3 del ensayo, donde el número de personas sí proporcionará significación estadística a los resultados, que comenzará este mismo año.

Las esperanzas son grandes, con todo. En declaraciones al Washington Post, el presidente de la AACR, Robert Vonderheide, ha apuntado que esta nueva aproximación contra el cáncer "podría cambiar las reglas del juego". Más ilustrativa se mostraba al periódico australiano ABC News la investigadora del Instituto del Melanoma de dicho país, Georgina Long: "Puede ser el 'momento penicilina' de la terapia contra el cáncer", sostenía refiriéndose a la revolución que supuse este antibiótico para el tratamiento de las enfermedades infecciosas.

El investigador del Instituto de Salud Carlos III Jordi Ochando se mostraba convencido recientemente, en conversación con EL ESPAÑOL, de que las plataformas vacunales de ARN mensajero conseguirán, de aquí a finales de la presente década, lo que se ha escapado durante años a los investigadores: lograr vacunas contra el cáncer "y otras patologías e infecciones".

Sano escepticismo

Igual que muchos veían imposible el desarrollo de vacunas contra la Covid tan potentes en menos de un año, el escepticismo –y la historia de fracasos anteriores– también abunda entre oncólogos y otros expertos. Quedan "muchas lagunas de conocimiento que necesitamos llenar", recordaba a este medio Rodrigo Sánchez-Bayona, secretario científico de la Sociedad Española de Oncología Médica.

Pero estamos solo al principio. La pandemia ha mostrado el potencial de las macro-alianzas entre los estados y las compañías farmacéuticas para dar pasos de gigante en el ámbito biomédico y ahora, al menos Reino Unido, pretende darle continuidad con esta nueva meta.

Además, la Covid fue la prueba de fuego para las plataformas de ARN mensajero pero solo se trataba de la punta del iceberg. Demostrado su potencial, BioNTech y Moderna (que ya trabajaban en el cáncer antes de la irrupción del SARS-CoV-2) han puesto sus ojos en un objetivo mucho más ambicioso.

Como la carrera espacial, esta competición por las vacunas de ARN mensajero contra el cáncer tendrá hitos y reveses, llegará a callejones sin salida pero cada pequeño paso que den será uno muy grande para la humanidad.