Tests de la viruela del mono.

Tests de la viruela del mono.

Salud

El mundo no está listo para la viruela del mono ni para otras infecciones 'nuevas': "Vemos más y más casos"

Los expertos consultados por EL ESPAÑOL afirman que las enfermedades emergentes seguirán llegando y que revertirlas requiere un gran esfuerzo.

22 mayo, 2022 01:56

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"Estamos viendo más y más casos de virus emergentes". Adelaida Sarukhan es redactora científica e inmunóloga de ISGlobal, el Instituto de Salud Global de Barcelona. Por eso, apunta, no hay que ver la viruela del mono como algo aislado sino parte de una serie de patógenos que han irrumpido en nuestras sociedades en los últimos años. Y no es algo que vaya a abandonarnos, así que tenemos que estar preparados para ello.

Zika, chikungunya, fiebre del Nilo y, por supuesto, el SARS-CoV-2. Son solo una muestra de virus a los que no estábamos acostumbrados pero nos hemos tenido que familiarizar con ellos. "La salud es global, y cualquier cosa que ocurra en cualquier rincón del mundo puede llegar rápidamente a la otra punta, es lo que tiene vivir en un mundo globalizado", explica la investigadora.

El caso de la viruela del mono es un ejemplo claro de esto. "En el Congo y en Nigeria ha habido aumento de casos de este tipo; ya había sonado la alerta de que quizás algo estaba pasando". Con todo, la aparición de un buen número de casos en Reino Unido, España, Portugal, Italia o Estados Unidos es algo que ha sorprendido a los científicos.

Y es que no se trata de un virus especialmente contagioso, sus cadenas de transmisión son muy cortas, nada que ver con la Covid. "Es un brote grande para ser fuera de África, nos faltan datos", comenta José Antonio Oteo, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro de La Rioja.

Oteo apunta a la globalización y los viajes, que se han retomado una vez pasada la fase más aguda de la Covid, así como a los comportamientos sociales, "que juegan un papel muy importante en la emergencia de enfermedades infecciosas".

También apunta a que se está detectando mejor. No es de extrañar que la alarma haya surgido en Reino Unido, el país que también ha avisado primero del incremento de casos de hepatitis de origen desconocido en niños, y donde fue detectada la variante alfa de la Covid, la primera que nos hizo sospechar que la carrera contra la pandemia iba a ser más larga de lo que pensábamos.

"La disponibilidad de nuevas técnicas de diagnóstico hace que sea mucho más fácil detectar y estar alerta a estas enfermedades", comenta Oteo, que no olvida mandar un recado a la Administración: España "es el único país que no tiene reconocida la especialidad de Enfermedades Infecciosas. Juegan un papel muy importante las técnicas de laboratorio y la existencia de especialistas".

Cambio climático y virus emergentes

Hay otro punto en que la acción del hombre favorece la aparición y expansión de enfermedades emergentes. Un reciente artículo en Nature advertía de que el cambio climático está obligando a muchos animales a trasladar sus hábitats a otras regiones. Esto provoca contacto entre especies que antes no se conocían y que pueden transmitirse patógenos, que mutan y pueden dar el salto a humanos.

"El cambio climático va a condicionar nuevos cambios en el uso de la tierra", explica el doctor Oteo. "Se va a construir en zonas habitadas por animales silvestres y va a haber más interacción, bien con los animales, bien con los artrópodos vectores [como los mosquitos], que están desprovistos de mecanismos de termorregulación".

En este aspecto, los inviernos cada vez más templados van a provocar menos mortandad de estos artrópodos, aumentando el riesgo de transmisión, y "además se están extendiendo por zonas donde no se conocía su existencia".

Adelaida Sarukhan añade la invasión humana de hábitats "donde antes no poníamos pie" y el tráfico de animales salvajes para utilizarlos como mascota. "El hecho de que estemos traficando con ellos es un factor de riesgo altísimo", advierte.

Ganadería intensiva y gripe aviar

También apunta hacia el riesgo que suponen las granjas de ganadería intensiva, donde la masificación de los animales favorece un gran número de contagios y la aparición de mutaciones que hagan que el patógeno pueda saltar a humanos y transmitirse entre ellos.

Es algo que ha sucedido numerosas veces con la gripe aviar. La última vez, muy recientemente: la cepa H3N8 dio el salto por primera vez a humanos, en un niño chino, a finales de abril. En España, este año se han sacrificado más de 250.000 gallinas en varias granjas para evitar la propagación de otro influenzavirus.

Por eso Rafael Blasco, investigador del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria del CSIC, considera que "tarde o temprano habrá una nueva pandemia de gripe y hay que estar preparados".

De hecho, es algo que "casi todos los virólogos estamos esperando". Al igual que Adelaida Sarukhan, Blasco apunta que las zoonosis, el paso de patógenos de animales a humanos, no es un fenómeno nuevo y seguirá ocurriendo, posiblemente con mayor intensidad.

El origen de brotes anteriores de la viruela del mono fuera de África está en roedores importados desde este continente, si bien de la actual se desconoce todavía el caso índice. "Todo lo que podamos decir ahora es puramente especulativo, a la espera de que se haga una trazabilidad de los casos para conocer si hay un patrón común", recuerda José Antonio López Guerrero, profesor titular de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid.

La posibilidad de una mutación del virus que lo haya vuelto más transmisible en humanos no es descartable, aunque desconfía de ello. "Los poxvirus [la familia a la que pertenece este y el virus de la viruela 'tradicional'] son grandes, citoplasmáticos, no son como los virus de ARN que, cada vez que se replican, mutan mucho". De hecho, "son tan estables que se especula que las personas que fuimos vacunadas hace 50 años contra la viruela podríamos tener cierta resistencia a esta infección".

López Guerrero reconoce que la Covid ha ayudado a que los sistemas estén más atentos a virus emergentes, y "la gente acude antes al médico, lo que puede hacer que se haya agudizado la detección".

Poner puertas al campo

¿Es irreversible la llegada cada vez más frecuente de patógenos emergentes? Sí y no. Hay cosas que favorecen su expansión y parecen imposibles de limitar, como la globalización, y otras que son ciertamente difíciles.

"No podemos evitar que los virus salten de una especie a otra, pero sí podemos reducir la probabilidad de que esto ocurra eliminando el tráfico de animales salvajes", señala Adelaida Sarukhan.

"Y no solo por las zoonosis sino también para sobrevivir: limitar la destrucción del hábitat, la pérdida de biodiversidad y tratar de apegarnos a las promesas de los acuerdos de París y limitar las emisiones de carbono".

También recuerda que la iniciativa One Health, que busca integrar la salud humana con la animal y la ambiental, es crucial para prevenir y limitar los efectos de las enfermedades emergentes. "El coste de investigar virus potencialmente zoonóticos se calcula en 5.000 millones de euros, que puede sonar a mucho, pero el coste de la actual pandemia se calcula en al menos 15 billones".

En cuestiones más específicas, el investigador del CSIC Rafael Blasco apunta que lo más efectivo sería tener una serie de plataformas vacunales y de fármacos que permitieron ofrecer una respuesta rápida ante las diversas emergencias.

"Esto ha recibido un gran impulso con la Covid", apunta, pero también recuerda la oportunidad perdida que supuso el primer SARS y el MERS, los predecesores del SARS-CoV-2, para establecer ese sistema que permitiría pasar del laboratorio a los humanos en tiempo récord.

José Antonio Oteo apunta a la implicación de distintos especialistas y profesionales para afrontar la cuestión con una visión multidisciplinar, incluso "con ingenieros y arquitectos", para diseñar entornos seguros que eviten la proliferación de los patógenos emergentes.

El infectólogo señala, además, la gran oportunidad que supone el big data, el uso de datos masivos interpretados mediante inteligencia artificial, para "hacer modelos de predicción" de la expansión de los virus y los vectores. Todo para "ponérselo más difícil al virus en su nicho ecológico para que no dé el salto".