Hospital de campaña para enfermos de Covid-19 en Pretoria, Sudáfrica.

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Salud

Por qué tantas variantes de la Covid proceden de Sudáfrica: la hipótesis del SIDA

Que dos de las cinco 'variantes de preocupación' para la OMS hayan aparecido en un país mediano guardaría relación con su tasa de VIH/SIDA.

30 noviembre, 2021 01:58

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El pasado junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecía una taxonomía de 'variantes de interés' de la Covid-19 basada en una lista de letras griegas. Lo hizo para evitar estigmatizaciones en un momento en el que se había popularizado denominarlas por el país en donde se habían secuenciado primero. Alpha, la 'variante británica', ha terminado desplazada por Delta, la 'india', como prevalente en Europa. Pero hubo una tercera, Beta, la primera 'variante sudafricana'. La segunda, Ómicron, ha llevado al mundo a reaccionar con una emergencia inaudita.

La problemática del escape vacunal de cepas del SARS-CoV-2 que acumulen suficientes mutaciones como para desarmar la inmunidad adquirida se ha planteado desde que comenzó la vacunación contra la Covid. Se trata del denominado "efecto Reina Roja": a medida que las vacunas eliminan las versiones más vulnerables del coronavirus, las que han mejorado su resistencia y su infectividad tienden a volverse dominantes, lo que obliga a adaptar los antígenos al mismo ritmo.

De ahí que el trabajo de vigilancia inmunológica, secuenciando cada nueva variante detectada, sea fundamental: las principales vacunas inoculadas en Occidente, como la de Pfizer, Moderna o Jansses, inciden en la espícula o 'proteína Spike', la 'llave de entrada' del coronavirus a las células. Y si la variante concentra las mutaciones en la proteína S, como sucede con Delta pero se multiplica en el caso de Ómicron, la posibilidad de que reduzcan la efectividad de las vacunas es mayor. 

Mientras se confirma esta hipótesis, otro enigma intriga a la ciencia. Solo cinco variantes han merecido la calificación de 'variante de preocupación'. Y dos de ellas fueron detectadas en Sudáfrica, el único país que repite. Con algo menos de 60 millones de habitantes, es una población lo bastante grande como para esperar que los contagios conduzcan a mutaciones de entidad. Pero empalidece frente a los 214 millones de brasileños entre los que apareció la variante Gamma y los 1.400 millones de indios entre los que se detectó la Delta.

El mal dato de vacunación de Sudáfrica, con menos de un 25% de inoculados con la pauta completa, y el hecho de que cargue con el principal esfuerzo de secuenciación genética de cepas en el sur de África, podrían ser factores que explicaran por qué aparecen las variantes ahí. Pero la India también secuencia, y más del 40% de su población, cientos de millones, siguen a la espera de la primera dosis. El hecho diferencial sudafricano podría estar en otra triste estadística: con 7,7 millones de seropositivos en 2020, es el país con la mayor tasa de VIH/SIDA

El profesor Francois Balloux, del UCL Genetics Institute de Londres, lo planteaba en base a una muestra de B.1.1529 -Ómicron- tomada en Botsuana. "Dada la gran cantidad de mutaciones que ha acumulado, al parecer de una sola vez, probablemente evolucionó a partir de la infección crónica de una persona inmunodeprimida, posiblemente un paciente de VIH/SIDA sin tratar". Entrevistado por Sky News, el virólogo Barry Schoub, asesor del gobierno sudafricano y de la OMS, calificaba esta relación como "lógica".

¿Significa esto que los inmunodeprimidos a raíz del VIH no llegan a 'curarse' nunca, y que el coronavirus en su organismo tiene una mayor oportunidad de mutar? "Exactamente. Los enfermos de SIDA, por tener muy disminuida su respuesta inmunitaria, tendrían más dificultades limpiando el cuerpo del virus SARS-CoV-2 y este tendría más ocasión de dividirse y mutar en sus organismos que en los de personas con defensas más fuertes", aclara a EL ESPAÑOL la inmunóloga y filósofa de la ciencia Matilde Cañelles, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC).

"Los pacientes con inmunodeficiencia tienen una respuesta incompleta, y en esas circunstancias, varias variantes pueden generarse dentro del mismo individuo", explica por su parte Alfredo Corell, catedrático de Inmunología en la Universidad de Valladolid. "Aunque esté defendiéndose y aunque le pongas la vacuna, la respuesta nunca va a ser del todo completa. Tiene todo el sentido preocuparse por países en donde hay una tasa muy alta de SIDA, no solo en Sudáfrica sino en algunos lugares de Iberoamérica".

El hecho de que los pacientes de VIH/SIDA tengan una inmunidad más difícil de armar debería concienciar a la comunidad internacional para redoblar los esfuerzos de vacunación global: ya no se trata de garantizar dosis completas, sino incluso las de refuerzo que ya reciben los inmunodeprimidos en España. "Esto que demuestra que la pandemia no se ha acabado y que no lo hará hasta que vacunemos a todo el mundo. A nivel de cooperación internacional ha sido un auténtico desastre", lamentaba Corell.