Rodajas de carne de cerdo.

Rodajas de carne de cerdo. iStock

Nutrición Industria alimentaria

Por qué debes evitar el consumo de carne si eres mujer (y no sólo es por el riesgo de cáncer)

Un estudio portugués ha encontrado en los mataderos un posible nuevo origen de las bacterias que producen las infecciones de orina.

10 junio, 2021 00:36

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Las cistitis, infecciones de orina o infecciones del tracto urinario (ITU) son un motivo muy común de consulta médica en España y, sobre todo, entre mujeres jóvenes. Si bien es cierto que el microorganismo Escherishia coli o E. coli es uno de los causantes más comunes, no es el único.

Otros, como el Staphylococcus saprophyticus también pueden dar lugar a este tipo de infecciones, representando uno de cada cinco casos. Pero esta bacteria tendría una particularidad añadida, según un nuevo estudio publicado en Emerging Infectious Diseases: podría transmitirse por los alimentos.

Aunque en multitud de ocasiones se desconoce el origen de una infección de orina, es muy común haber sufrido al menos una de estas molestas patologías a lo largo de la vida. Sin embargo, no es el tipo de enfermedad que suela relacionarse con la alimentación, como sí es el caso de las gastroenteritis, donde la salmonelosis cobra especial importancia en la época veraniega.

Carne y microorganismos

Un nuevo estudio llevado a cabo por los investigadores del Instituto de Tecnología Química y Biológica Antonio Xavier de la Universidad Nova de Lisboa (ITQB NOVA), dirigidos por Maria Miragaia, sugeriría que S. saprophyticus sería el nexo de unión entre dieta e infección de orina. Este microorganismo, causante del 20% de las ITU, tendría su origen en los alimentos, concretamente en la cadena de producción de carne.

Actualmente Europa es el segundo productor mundial de carne de cerdo, y S. saprophyticus es uno de los contaminantes de esta carne, pudiendo detectarse en el medio ambiente, en la flora intestinal y rectal de los cerdos, y en el tracto gastrointestinal, la vagina y el periné de los humanos.

Para llegar a sugerir esta relación, los investigadores usaron una combinación de enfoques de asociación fenotípica, genómica y pangenómica: se detectaron dos linajes diferentes de S. saprophyticus: G y S. El linaje G era de origen alimentario, transmitido al ser humano por contacto con productos alimenticios. El linaje S era de origen humano. Ambos están asociados con enfermedades y pueden transmitirse directa o indirectamente entre personas.

El estudio examinó muestras de S. saprophyticus de un matadero y las comparó con muestras de bacterias causantes de infecciones urinarias. Se analizaron bacterias de todo el mundo durante 20 años, y de la cadena de producción de carne de cerdo de Portugal.

Contaminación cruzada

Según sus hallazgos, las bacterias detectadas en el matadero (en equipos, carne y colonización de trabajadores) eran similares a las bacterias causantes de ITU en humanos y tenían las mismas resistencias a los antibióticos. Aunque la tasa de colonización porcina de la bacteria fue de solo un 1%, se detectó que el 35% de las muestras de los mataderos estaban contaminadas.

De hecho, la presencia de un gen de resistencia a los antisépticos (qacA) en las bacterias del linaje G explicaría por qué los procedimientos de limpieza de este matadero habrían sido ineficaces: las cepas de S. saprophyticus (linaje G, de origen animal) habrían sido capaces de ingresar al matadero, contaminar la cadena de procesamiento de carne y a los humanos.

Por otro lado, se estudiaron datos genómicos de las bacterias de pacientes que asistieron a tres hospitales del área de Lisboa, identificado claramente una transmisión de bacterias patógenas tanto del linaje G (origen animal) como del linaje S (origen humano) entre personas dentro de la comunidad. En otras palabras, ambos tipos de linajes se transmitirían entre humanos, aunque sus orígenes habrían sido diferentes.

Así pues, según los autores, este sería un claro ejemplo de cómo la manipulación de los alimentos puede impactar en la salud humana, y cómo las buenas prácticas de higiene individual pueden evitar la propagación de enfermedades infecciosas de diversos tipos. Aunque, puntualizan, queda mucho por estudiar al respecto.