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    Algunos buenos procesados

    No todos los alimentos que están procesados por la industria son insanos. Por ejemplo, el yogur, el queso o el aceite de oliva son productos que han probado ser saludables y que, sin embargo, proceden del tratamiento de alimentos naturales. Sin embargo, entre los productos envasados también encontramos unos cuantos que se salvan.

    Carlos Ríos, nutricionista y autor del libro Come comida real (Paidós, 2019), llama a estos productos "buenos procesados". Según él, a estos alimentos se les ha añadido o quitado ingredientes para "hacerlos más seguros, duraderos y agradables al paladar o para facilitar su consumo". Además, explica que no deben contener más de 5 ingredientes, ni más de un 10% de azúcares, harinas refinadas o aceites vegetales refinados.

    Algunos de estos alimentos bien procesados son conservas, ya sea en lata o en bote. Ahorran largas horas de cocción de ciertos alimentos y permiten guardarlos en despensas por largas temporadas, una cualidad especialmente útil en la situación de cuarentena en la que vivimos. Los cocinados de algunos de estos productos no restan beneficios a los alimentos que contienen.

    A continuación, cuatro productos procesados en conserva que son saludables:

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    Las sardinas en lata

    Uno de los alimentos en conserva de toda la vida. La sardina es un pescado azul que es una gran fuente de ácidos grasos insaturados y de omega-3. Estas grasas son conocidas por su impacto positivo en la salud cardiovascular. Las mejores sardinas en lata que podemos comprar son las que se envasan en aceite de oliva.

    Estas sardinas se pueden comer tras abrir la lata, están cocinadas. Sin embargo, este proceso no merma sus beneficios. Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), este pescado contiene un buen aporte de vitaminas y minerales. En concreto, las sardinas destacan por tener selenio, fósforo y vitaminas de los grupos B y D.

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    Las lentejas de bote

    Una excelente manera de consumir legumbres es hacerlo en botes donde se conservan ya cocidas. Las lentejas son una alimento con un contenido muy importante en proteínas y en fibra. Si alguna vez te has preguntado qué es ese líquido en el que flotan las legumbres, se trata del mismo agua en el que fueron cocidas. Es decir, no es necesario quitar el líquido si se va a hacer un guiso con estas lentejas.

    Las lentejas de bote conservan intactas sus propiedades, entre las que se cuenta un significativo aporte de minerales, ácido fólico y vitamina B6. Una ventaja de comprarlas ya cocidas es que ahorran los largos tiempos de cocción que demandan las legumbres secas.

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    Los espárragos blancos

    Estas hortalizas son los tallos de la planta de la esparraguera. Aunque los espárragos pueden ser también verdes, los blancos son los que se comercializan en botes de conserva que pueden llegar a aguantar bastante tiempo en nuestra despensa. Los espárragos, además, son alimentos hipocalóricos, cada 100 gramos solo suponen 18 kilocalorías.

    Eso sí, lo interesante de estas hortalizas es que tienen casi un 3% de proteínas vegetales, según la FEN. Además, los espárragos contienen vitaminas de los grupos C, E, flavonoides y ácido fólico. Aunque los espárragos blancos contienen menos cantidad de estos micronutrientes que los verdes, son una buena opción nutricional para la cuarentena.

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    Los tomates en conserva

    Algunas hortalizas, como el tomate en este caso, pueden comprarse también en estos formatos, que son menos conocidos. Estas latas suelen contener, además de la verdura en cuestión, jugos del alimento, sal y acidulantes para mejorar su conservación. Unos ingredientes que no perjudican a las cualidades del producto ni le añaden potenciales daños.

    Además, es posible encontrar tomate triturado en lata, que contiene tan sólo la verdura y ácido cítrico para que se conserve en mejor estado. El tomate tiene un contenido significativo de vitamina C, pero este micronutriente es menos abundante en las conservas. Se trata de una sustancia sensible al ambiente y al cocinado.

J. R. R.