Imagen de satélite de la isla de La Palma que muestra la evolución de la lava.

Imagen de satélite de la isla de La Palma que muestra la evolución de la lava. Reuters

Medio ambiente Erupción volcánica

Seísmos en aumento, más lava y un delta devorando el mar: la tormenta perfecta en La Palma

La magnitud de los terremotos ha aumentado en las últimas horas, lo que podría significar que "el magma empuja de nuevo con fuerza". 

30 septiembre, 2021 01:48
Irene Asiaín José Andrés Gómez

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El magma del volcán Cumbre Vieja está transformando La Palma. Los continuos enjambres sísmicos mantienen vibrante la erupción, mientras la deformación del terreno se mantiene en los 30 centímetros y la lava va creando un paisaje nuevo. Ya son más de 700 las edificaciones sepultadas en las más de 470 hectáreas que lleva arrasadas. Y aunque todos los ojos están puestos en la llegada de la lava al mar, bajo la isla, los seísmos remueven las tripas del volcán con una intensidad cada vez mayor

En las últimas horas, la sismicidad ha aumentado en municipios como Fuencaliente y al menos seis han superado la magnitud de tres. Es decir, es una intensidad suficiente para que las vibraciones sean sentidas de pie. Tanto es así que han pasado a representarse en color rojo. Hay que recordar que la erupción se desarrolló tras varias jornadas de enjambres sísmicos en los que los terremotos, poco a poco, iban alcanzando menos profundidad.

De momento, estos episodios más intensos que se están viviendo bajo la isla en las últimas horas no plantean un peligro inminente, pero sí dan una idea de cómo está la situación. Como asegura José Luis Barrera, geólogo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG), "el magma está empujando con fuerza" y "podrían abrirse nuevas fisuras".

La incógnita sigue en el cuándo. Es la gran pregunta de los científicos que trabajan sobre el terreno y que, repiten, están a las órdenes del volcán. Las posibilidades están sobre la mesa, pero, por el momento, descartan que se puedan abrir nuevas bocas o nuevos puntos de emisión en el corto plazo. No obstante, recuerdan la importancia de seguirle la pista a la sismicidad que presenta el volcán porque es el aspecto que, junto a la deformación del terreno, dará información sobre la evolución de la erupción.

David Calvo, portavoz de Involcan, asegura a EL ESPAÑOL, que se están produciendo sismos al sur de la isla y que, puede ocurrir, que algunos queden enmascarados por el tremor volcánico, esa señal continua a modo de rugido que emite el volcán en erupción. "Seguimos pensando que es una recarga del sistema o simplemente un reajuste de la isla. A corto plazo no vemos peligro", puntualiza.

La sismicidad detectada se encuentra localizada en la misma zona "donde empezó todo", cuenta Manuel Regueiro, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, y aunque la magnitud de los terremotos ha aumentado, "la clave es la profundidad". De momento, estos nuevos sismos de los que informaba Involcan se están produciendo a profundidades de 15 kilómetros. Por encima de 10 kilómetros ya requerirían una atención especial. No obstante, "lo preocupante", asegura, "sería encontrarnos terremotos muy superficiales, a 1 o 2 kilómetros de profundidad", porque eso indicaría ya no solo la apertura de un nuevo punto de emisión, sino también la zona donde tendría lugar.

Para los no expertos en vulcanología puede surgir una cuestión y es la de por qué el magma sigue provocando terremotos en la zona de la anomalía sísmica si ya ha encontrado un conducto de salida. Pero es que se trata de un comportamiento usual del magma que, por la energía que alcanza, sigue rompiendo la parte baja de la corteza en forma de terremotos. "Hay un empuje continuo de lava desde las cámaras magmáticas", explica Regueiro.

La lava vista desde la ventana de una cocina.

La lava vista desde la ventana de una cocina. Reuters

Si esos terremotos fueran rompiendo la corteza y cada vez fueran más superficiales, estaríamos ante otro escenario que los expertos apuntan como posible, pero también lejano. El magma encontraría nuevas vías de escape y abriría fisuras en un radio de 14 kilómetros desde donde se están produciendo actualmente las emisiones de lava.

Así las cosas, el volcán, por el momento, sigue en fase efusiva, de emisión continua de lava fluida por la segunda fisura, y expulsión de piroclastos y cenizas por el cono principal. "Tenemos la sensación de que estamos en la fase de estabilidad", asegura Calvo. Es decir, la lava, aunque más rápida y fluida que la observada hace unos días, sigue su canal de emisión ladera abajo, rodea la montaña de Tazacorte y llega al mar por un acantilado de unos 50 metros de altura en la zona de la playa de Los Guirres.

Se espera que la travesía que sigan las coladas de lava sea la que ha abierto este material que los científicos califican de tipo hawaiano por su fluidez y su mayor temperatura. Si se abriesen nuevas fisuras o nuevos puntos de emisión, podrían llevar caminos diferentes, pero, como apunta Calvo, la lava "ya ha hecho su pista, y se dirige directa al océano".

El delta que cambiará la isla

"La isla ya no va a ser la misma". Quien habla es Gemma Ercilla, geóloga marina del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC de Barcelona. Tal y como explica Ercilla, la llegada de la lava al mar no sólo va a modificar el fondo marino de la ‘isla bonita’, sino que va a cambiar toda la orografía de la zona. "Habrá que cartografiar de nuevo tanto lo que hay en tierra como lo que hay en el mar. La línea de la costa va a modificar sustancialmente su perfil", explica la experta. 

La presencia del buque oceanográfico Ramón Margalef en tierras canarias, de hecho, no sólo tiene que ver con lo que pueda ocurrir en el fondo marino de la isla. El equipo de geólogos, biólogos marinos y especialistas de distintas ramas que se encuentran en su interior va a monitorizar toda una serie de procesos relacionados con la parte subaérea que, a posteriori, pueden afectar a la parte submarina a través de fracturas, salidas de gas o abombamientos del fondo submarino

Qué se puede esperar de la evolución del delta de lava es una de las grandes preguntas que actualmente se encuentran sobre la mesa. Por el momento, se calcula que tiene un frente de medio kilómetro de ancho y ha ocupado alrededor de una decena de hectáreas desde que inició su caída por el acantilado. Pero ni siquiera los propios expertos que trabajan sobre la zona saben con exactitud en qué medida va a expandirse en su forma cónica o a crecer en altura

La evolución dependerá de varios factores. El primero de ellos es la propia orografía de la línea de costa, que en el caso de la zona en la que se deposita hasta el momento no es muy profunda. Los expertos la denominan isla baja. Este delta avanza mar adentro y lateralmente porque pierde velocidad. El magma comienza a depositarse a consecuencia de ese enfriamiento. "Si tuviera la misma velocidad y la misma fluidez, seguiría. Pero con el contraste térmico se solidifica", comenta Ercilla. De ahí que se expanda lateralmente. 

Sin embargo, hay más factores que van a intervenir en la evolución del delta. Uno de ellos es el volumen de lava que siga suministrando el volcán de Cumbre Vieja desde la zona de origen; el otro, la topografía del fondo del mar. Esto es, la profundidad que tenga la zona de la playa de los Guirres. "La anchura de la plataforma continental donde se está formando el delta de lava es estrecha", explica José Luis Barrera. "Cuando llegue a su límite, caerá al fondo marino y formará relieves distintos", añade. 

Uno de los mayores peligros que conlleva la formación del delta es que los expertos han de ir controlando lo que los geólogos denominan como "frente deltaico". Actualmente se está construyendo un abanico, pero este abanico puede llegar a tener varios metros de altura en base a la lava acumulada. "Como consecuencia de las pendientes y de la solidificación rápida nos encontramos con estructuras inestables, que se fracturan y se rompen", explica Gemma Ercilla. 

Estos procesos de inestabilidad pueden llegar a crear, según la geóloga marina, "pequeños tsunamis" que algunos investigadores han documentado a través de modelos. La propia Ercilla participó en una investigación que fue publicada hace unos meses en la que se detalla cómo la costa andaluza corre también el riesgo de sufrir un tsunami en algún momento fruto de la actividad de las fallas que la fracturan. "Uno de los factores de riesgo que pueden tener estas lavas del delta son esas inestabilidades que se pueden producir en el frente", detalla. "Dentro de la magnitud que tenga este frente, será uno de los aspectos que haya que controlar", finaliza.