Imagen del buque Ramón Margalef del Instituto Español de Oceanografía.

Imagen del buque Ramón Margalef del Instituto Español de Oceanografía. IEO

Ciencia Erupción de Cumbre Vieja

De zona aniquilada por la lava a un nuevo vergel: lo que ocurrirá con el fondo marino de La Palma

La erupción del volcán submarino de El Hierro hace diez años da una pista de cómo afectará la lava al ecosistema marino de la isla. 

28 septiembre, 2021 02:45

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El 10 de octubre de 2011 un volcán submarino entró en erupción en la isla canaria de El Hierro. Dos semanas después, del buque Ramón Margalef, del Instituto Español de Oceanografía, llegaba a la isla en el que era su primer viaje de importancia. Un puñado de científicos se acercaba para comprobar in situ el efecto del Tagoro, que así se llama el volcán, en el agua y su biodiversidad.

Las imágenes que pudieron captar tras las inmersiones con vehículos de observación eran desoladoras. En una de ellas se ve un cangrejo sastre saliendo de unas rocas cubiertas completamente de una ceniza gris oscura. Hasta las propias pinzas del crustáceo estaban cubiertas de un sustrato que se le apelmazaba por todo el cuerpo. En otras localizaciones, lo turbio del agua les impidieron hacer fotos.

Las conclusiones de la investigación, conocida como expedición Bimbache, observaron "muy poca vida en la región sur de la isla [el volcán se situaba al suroeste] y en el rango de profundidades entre 200 y 1.400 metros". Con todo, las condiciones más difíciles se daba a menos de 50 metros de la superficie, "donde la acidez es mayor".

El mismo buque Ramón Margalef ha llegado este fin de semana a las aguas de la zona de exclusión de La Palma, donde se supone que desembocará la lengua de lava que partió hace nueve días del volcán de Cumbre Vieja, en el centro de la isla. A bordo viaja Eugenio Fraile, que conoce bien la historia de El Hierro y su sorprendente final.

A lo largo de estos 10 años, Fraile ha visitado El Hierro en numerosas ocasiones y concluye que, "a día de hoy, el ecosistema marino está mejor que antes de que existiese el volcán Tagoro". Ha publicado más de 30 artículos científicos sobre la flora y fauna marina tras la erupción y no hay dudas: la riqueza marina volvió y lo hizo con fuerza.

"Es lógico pensar que, si la lava viene, va a arrasar el sustrato rico del suelo marino", explica a EL ESPAÑOL. En cambio, "en menos de tres años, ese sustrato ya estaba perfectamente colonizado por organismos".

Algo parecido vivieron las aguas más someras. "Los compuestos reducidos de azufre eliminaron el oxígeno y llegaban peces muertos a la costa", algo que seguramente veremos cuando la lava del Cumbre Vieja llegue al mar. Pero no hay que preocuparse: una vez que los compuestos tóxicos hayan acabado con el oxígeno, "esa inyección de nutrientes puede ser positiva para que el ecosistema marino se recupere a velocidades mayores que las normales".

Provisión de nutrientes

Así lo hicieron saber Fraile y sus compañeros de expedición en un artículo aparecido en Nature, la Biblia de las publicaciones científicas, en 2013: "Nuestros hallazgos destacan que el mismo volcán que fue responsable de la creación de un ambiente corrosivo, afectando a la biota [el conjunto de los organismos vivos de un lugar] marina, también ha provisto de los nutrientes requeridos para la rápida recuperación del ecosistema marino".

Este renacimiento tras una erupción se ha vivido en otras ocasiones. En Hawaii, por ejemplo, "se ha demostrado que las inyecciones de magma en el océano producen zonas de elevación de agua profunda, rica en nutrientes, que se bombea hacia la superficie, ocurriendo una fertilización natural", comenta el científico a este periódico.

Fraile no está solo. A bordo del Ramón Margalef hay una decena de científicos del propio Instituto Español de Oceanografía, al que pertenece Fraile, pero también del Geológico y Minero de España y las universidades de La Laguna y Las Palmas, conformando un equipo multidisciplinar que se está encargando de realizar, en un plazo de unos cinco días, un mapeo submarino de la zona y comprobar el efecto de la lava en el ecosistema.

No es la primera vez que lo hacen: en 2018, tras el registro de un enjambre sísmico en La Palma que dio la pista a un grupo de científicos para predecir que el Cumbre Vieja entraría en erupción, ya se hicieron trabajos para la reconstrucción, en tres dimensiones, del fondo submarino. Así, "podremos detectar anomalías del terreno como elevaciones, formación de diques o de otros conos".

También se realizará diversos estudios físico-químicos del agua y se tomarán muestras de organismos del fondo marino, como los corales, muy apreciados para la investigación porque "son capaces de asimilar, en sus esqueletos calcáreos, ciertos gases nobles expulsados por las emanaciones volcánicas como precursores, antes de que se produjeran los primeros seísmos. Estos organismos nos van a servir de cápsula en el tiempo para registrar hacia atrás el proceso magmático".

Los peces huyen del lugar

Dicen que los animales son los primeros en sentir un terremoto. Aunque esta afirmación es un poco controvertida, Fraile apunta que los pescadores del lugar ya habían advertido de una fuga de peces en las últimas semanas.

"Ha habido una disminución de la pesca, es posible que los peces se hayan movido de sitio ya que son muy sensibles a la temperatura del agua y la acidez del océano", explica este oceanógrafo, aunque se muestra cauto: "Sus observaciones son muy interesantes, pero no puedo hacer ningún tipo de comentario sobre ello antes de poder observarlo nosotros directamente".

Cuando la lava alcance el agua es más que probable que buena parte de los peces que queden en los alrededores mueran por la toxicidad de los gases y la falta de oxígeno, un panorama que recuerda bastante a lo ocurrido en el Mar Menor en los últimos veranos, aunque las causas son distintas.

"Lo del Mar Menor es un proceso de eutrofización muy grande, producido por un aporte de grandes cantidades de nutrientes inorgánicos por parte de la agricultura intensiva de la zona", explica. Los nutrientes llegan al mar y producen un "crecimiento masivo de fitoplancton" que, al morir y descomponerse, elimina el oxígeno del agua. En el caso de La Palma serán los compuestos químicos los que eliminen directamente el oxígeno del agua.

El científico comenta orgulloso que El Hierro es una referencia internacional en la investigación de volcanes submarinos y que, a pesar de los recortes en la financiación de la ciencia de los últimos diez años, no se ha dejado de monitorizar, "incluso durante la pandemia". La Palma supondrá otro hito en la investigación del mundo submarino y la demostración de que la ciencia española –y la canaria concretamente– está a un nivel muy alto.