Rodajas de remolacha.

Rodajas de remolacha.

Nutrición

Estos son los alimentos que pueden reducir hasta la hipertensión más grave

La hipertensión resistente, la más difícil de tratar, puede remitir con un enfoque dietético unido a la práctica de hábitos cardiosaludables. 

28 septiembre, 2021 02:45

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Pacientes con hipertensión resistente al tratamiento, la tipología más grave, han logrado reducir su presión arterial elevada al seguir un enfoque dietético, la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), considerada por Harvard como equiparable a la mediterránea en términos de salud. Los participantes tuvieron que adaptar hábitos saludables como la práctica de ejercicio y perder peso en un entorno controlado, según publica Circulation, la revista de la Asociación Americana del Corazón (AHA). 

La hipertensión resistente al tratamiento se presenta en casos de presión arterial elevada y descontrolada (a partir de los 130/80 mm Hg) que no decae pese al uso de tres o más medicamentos, incluidos diuréticos. Se calcula que un 43% de los adultos en España sufre hipertensión, y según la AHA, entre el 20% y el 30% podría padecer la variedad resistente, lo que comporta un riesgo un 50% mayor de sufrir daños en órganos vitales, infartos, ataques al corazón y muerte prematura. 

La Asociación ya había identificado una serie de factores conductuales implicados en la reducción de la tensión arterial: la práctica de ejercicios aeróbicos, la reducción del consumo de sal, la pérdida de peso y, específicamente, la adopción del patrón alimentario DASH. En líneas generales, todo lo que aplicaría a la dieta mediterránea sería válido en este enfoque: eliminación de alimentos procesados en favor de fruta, verdura, grano entero, frutos secos, pescado y aceite de oliva virgen extra como grasa principal

Eliminar los lácteos grasos es otra recomendación dentro del patrón DASH, así como una serie de alimentos. La remolacha, la espinaca y la col rizada (kale) son algunas de las verduras citadas por la AHA. Del lado de las frutas, destacan la manzana, la naranja y el plátano, pero también las uvas y los arándanos. Rábanos, cebollas, calabacines, berenjenas, pimientos, maíz y tomate completan el menú de alimentos favorables.

Entre los participantes que se alimentaron de esta manera y recibieron un entrenamiento adecuado, se apreció una caída de 12 puntos en la presión arterial sistólica, el principal indicador de riesgo cardiovascular a partir de los 50 años. Otros marcadores de salud cardiaca mejoraron durante la intervención, lo que se tradujo en una reducción del riesgo de sufrir ataques al corazón e infartos. 

"Nuestros descubrimientos desmuestran que los cambios en el modo de vida de las personas que sufren hipertensión resistente pueden ayudarles a perder peso y a incrementar su actividad física, y de este modo, reducir su presión arterial y disminuir el riesgo cardiovascular", explica el Dr. James A. Blumenthal, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte. 

"Algunas personas pueden acometer estos cambios por sí mismas, pero un programa estructurado de ejercicio supervisado y modificaciones a la dieta conducidas por profesionales de la salud multidiciplinares dentro de la rehabilitación cardíaca será previsiblemente más efectivo", añade Blumenthal. No obstante, el enfoque conductual no eliminaría la necesidad de tomar medicación, pero sí podría permitir reducirla siempre y cuando un médico lo autorice. 

Además, según recuerda el especialista, el programa se prolongó cuatro meses, pero los beneficios pueden perderse si los hábitos saludables adquiridos se pierden por el camino. "Lo más importante a recordar es que nunca es demasiado tarde para atacar la hipertensión con cambios en nuestras costumbres. Adoptar un modo de vida saludable paga dividendos muy rentables, especialmente para las personas que no logran controlar la presión arterial elevada con varios tipos de medicación". 

La Dra. Bethany Barone Gibbs de la AHA añade a la adopción de la Dieta DASH o similar la recomendación de perder entre el 5 y el 10% del peso, y caminar los consabidos 1.000 pasos diarios -aunque nuevas investigaciones indican que no haría falta andar tanto. En cualquier caso, destaca, "este estudio refuerza la idea de que añadir cambios al estilo de vida a la medicación, especialmente cuando las medicaciones por sí solas no están funcionando, es una estrategia efectiva".