Un hombre cruza la avenida Paseo de la Castellana este lunes 16 de marzo de 2020.

Un hombre cruza la avenida Paseo de la Castellana este lunes 16 de marzo de 2020. Reuters

Medio ambiente

La falsa ilusión de la caída de emisiones por el coronavirus: así puede dañar al planeta

Tras el colapso financiero de 2008, las emisiones globales cayeron un 1,4%. Un año después experimentaron un efecto rebote y subieron un 5,4%.

17 marzo, 2020 03:03

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Hasta hace poco más de un más de un mes, los directivos de empresas de todo el mundo no hacían otra cosa que hablar sobre inversiones y planes de sostenibilidad para que sus compañías fueran más ecológicas. Al mismo tiempo, los activistas climáticos sumaban voces críticas aquí y allá para demandar a los gobiernos planes de recortes de emisiones. Pero el coronavirus puede trastocar todo este panorama verde. 

Por ejemplo, tras las restricciones de la libertad de circulación, los activistas de Juventud por el Clima han suspendido las manifestaciones en la calle para pasar a hacerlas en la red. Por otro lado, aunque la caída de un 25% de las emisiones de CO2 en China pueden parecer una buena noticia, algo que también está sucediendo en Italia, se trata de una reducción asociada a una desaceleración económica, como ya pasó en la crisis de 2008-2009, por lo que hay poco motivos de celebración.

"Las emisiones en China han disminuido porque la economía se ha detenido y la gente está muriendo, y porque las personas pobres no pueden obtener medicamentos ni alimentos. Esto no es una analogía de cómo queremos disminuir las emisiones que provocan el cambio climático", apunta Gernot Wagner, profesor asociado del departamento de Estudios Ambientales de la Universidad de Nueva York, a la revista MIT Technology Review.

Es más, después de una recesión, puede producirse un efecto rebote de las emisiones. Tras la crisis financiera mundial de 2008 hubo una caída de las emisiones del 1,4% en 2009. "Pero después las emisiones mundiales de CO2 por la combustión de combustibles fósiles y la producción de cemento crecieron un 5,9% en 2010", explica Helen Mountford, del Instituto de Recursos Mundiales.

Así, en un momento en que la economía se contagia por el avance del coronavirus, las medidas necesarias para frenar el irreversible calentamiento global pueden verse amenazadas. Estos son algunos de los efectos colaterales que el brote del virus puede tener sobre la salud del planeta:

Planes de sostenibilidad

Si los mercados de capitales se bloquean, puede ser difícil para las empresas obtener la financiación necesaria para sacar adelante proyectos de inversión en energías renovables. 

Así lo advierte la Agencia Internacional de Energía. Para este organismo, el brote de coronavirus puede socavar la inversión en energías limpias y poner en riesgo la acción climática a largo plazo. Según Fatih Birol, director ejecutivo de la agencia, esta crisis puede suponer una desaceleración de la transición energética mundial a menos que los gobiernos hagan inversiones de apoyo. 

"No hay nada que celebrar en una probable disminución de las emisiones impulsada por la crisis económica porque, en ausencia de las políticas y medidas estructurales adecuadas, esta disminución no será sostenible", señala Birol al diario The Guardian.

La expansión del Covid-19 por todo el planeta, enfermedad infecciosa causada por el coronavirus, aviva las especulaciones sobre una posible recesión económica mundial y es uno de los factores que ha provocado uno de los mayores derrumbes del precio del petróleo en los últimos 30 años.

Montañas de residuos

Según informa la agencia Reuters, a las habituales bolsas de plástico que acaban en las playas, ahora se suman las mascarillas faciales de un solo uso que no se están desechando correctamente. Los grupos ambientalistas, que ya lidian con el flujo de basura marina que sale de China, dicen que las mascarillas están agravando el problema y también generan preocupación por la propagación de gérmenes. 

Preocupación ciudadana

El cambio climático se ha convertido en una problema cada vez más importante para los votantes. A ello se suma un creciente movimiento de jóvenes que presiona a los políticos para que tomen medidas serias contra esta crisis. Pero en medio de una potencial recesión económica y una crisis de salud pública, puede que los ciudadanos se preocupen más de la salud o de sus problemas económicos. Así, las amenazas a largo plazo del cambio climático pasarían a segundo plano.

El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo la semana pasado un llamamiento para que la lucha contra el coronavirus no eclipse la necesidad de tomar medidas para frenar la crisis climática. La enfermedad, subrayó, tendrá a priori un impacto temporal, mientras que la emergencia climática es una cuestión de largo plazo.

En este sentido, el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, apuntó la mejora de la calidad del aire como consecuencia del coronavirus, muestra el impacto que la actividad humana tiene en el clima. Pero aunque reconoció que la expansión del virus es "un drama", insistió en que el impacto del cambio climático es de una "magnitud mucho mayor" para la humanidad.